Violence

REPERTORIO AMERICANO 31 personajes anteriores, mely sorprendidos, la miran rero lotear sobre ellos. LA Polilla. Rompiendo el repentino silencio. No hagáis caso. Es una moza que vive de fantasías.
LA Mariposa. Calla! que viéndote me avergüenzo de haber sido lo que eres. Si tú supieras de la ebriedad del vuelo, del amor de la luz, de la pureza de las alturas!
El Poivo. Yo lo sé. Orgullosamente y como de memoria. mí me han conducido todos los vientos del planeta. He cruzado inmensos ríos sobre el ala de las golon. LA MARIPOSA. Vas a repetirnos tu lección, estúpido? ti te llevan y te traen, te arrinconan y te avientan, eres nube o alfombra e ignoras por qué subes o bajas. Yo hablo del acto voluntario, del vuelo en torno de la for elegida, de la danza nocturna alrededor de una luz brillante que se ama.
LA POLILLA. Sin poder contenerse. Muera la luz! muestra familia la sacan al sol para que reviente.
EL RATÓN. Sin perder la serenidad. Yo también cletesto la luz, como todas las personas de gusto exquisito. La oscuridad es protectora, on ella nada pueden los palos que se me destinan; lamento únicamente que sca, también, amiga del gato. Pero, en fin, tú que citalas las clanzas en la luz, ingenua Mariposilla, iconoces. acaso. mis acrobacias en la sombra. sospechas el placer de perforar un muro levantado por los hombres; le atravesar un laberinto de cuevas.
de correr por los tirantes del techo, y todo ello entre tinieblas?
El Polvo. a la mariposa, burlonamente. confiesas amar la luz, cuando ella es quien quema tus alas y to reduce a cenizas?
LA MARIPOSA. Qué importa inorir por lo que se ama? Yo vivo para la luz: que ella disponga de mi vida. Tantas delicias le debo! Contemplad esta lámpara: ilunina serenamente, abrillanta los objetos, dijérase que canta con una voz muy suave, tan suave como si sólo naciera para atenuar la frialdad del silencio. Hasta vosotros parecéis menos miserables bajo su caricia. Los aludidos hacen gestos de protesta. Yo vuelo en redor de su llama, fatalmente atraída por su esplendor, con el delirio de un ángel que recorriese las esferas, de astro en astro. vestido de inil reflejos, deslumbrado y deslumbrante. Suponed que los matices de inis alas incendian mi cnerpecillo en mitad del vuelo. Qué muerte más natural y hermosa?
LA LUZ DE LA LAMPARA. Enternecida. iracias.
No se cómo expresarte mi gratitud y mi admiración.
Yo también te amo. Fuerzas misteriosas te arrastran hacia mi claridad y mueres en mi llama, a pesar mío. Ni tu ni yo regimos el universo, ni conducimos nuestro destino. Solamente los necios se consideran dueños del mundo y pretenden que el mundo sea como lo ven ellos.
EL Polvo. Entre dientes. Se referirá a nosotros?
LA Luz. Que lo oye todo. También a vosotros me refiero. Harta me teníais ya con vuestras impertinencias. Maldita sea la hora en que vinisteis a este cuarto! Ya habéis comenzado a destruir los libros de mi niño. Ya lo veo todo manchado con vuestro aliento.
LA POLILLA. Con inocencia. Los libros se hacen para que yo los carcoma.
EL Polvo. Con rencor. para que yo duerma sobre ellos.
EL RATÓN. Con falsa sonrisa. Este modesto ratoncillo se permite declarar, con todo el respeto que merece la ciencia, que muerde los libros sin arrepentimiento cuando no abunda cl queso. El estómago es sagrado!
LA PLUMA. Desile el borde de la mesa, mirando hacia abajo, y con la violencia de una espada que entra en combate. Pillos. Si estuvierais a mi alcance. Hablar así de mis creaciones!
LA Luz. Gloriosa Pluma! Tu. voz vibrante purifica esta atmósfera. Cuánto tiempo estuve sin oírla!
Yo te contemplaba con tristeza, noche tras noche. al verte inactiva, abandonada, o dirigida torpemente por ese escolar perezoso. Mirándote, recordaba otras horas, laboriosas y serenas, en que tuve la dicha de alumbrarte. Corrías alegremente sobre el papel sembrando semillas de bondad y de belleza. La mano del conductor deteníase, a veces, indecisa, no cansada, esperando órdenes del pensamiento. Yo concentraba entonces mi intensidad en la frente contraída del hombre, y hubiera querido penetrarla, iluminar los caminos de la idea, facilitar el nacimiento de esa otra luz que aclara las almas. pacifica los corazones y fecunda las inteligencias.
LA Pluma. Con melancólica dulzuur. Hermana mía. tus palabras disipan mi indignación. Has tenido la oportuna gentileza de evocar inis horas más felices: al servicio de un noble escritor, grababa yo sit pensamiento que ahora corre en libros, armoniosos.
Pero tú conoces, asimismo, mis horas de duelo y de vergüenza. Instrumento creado para el bien, la ver. dad y la justicia, he sido empleado, por manos traidoras, para el mal, la calumnia y la venganza. Nunca podré lavar esas manchas que no son mías y me sofocan! Sólo el recuerdo de la obra mo salva y tranquiliza. Qué liermosa lucha la del pensamiento creador! Tú recordabas la frente del hombre que piensa y duda, majestuosa en su silencio; yo podría hablarte de la mano electrizada. Oh, cómo se siente, a través de ella, la fiebre mental, la jubilosa angustia de la creación! Basta mirar su escritura para comprender los vaivenes de la idea y las oscilaciones de su forma.
La mano que me conducía velozmente y sin tropiezos. obligábame, de pronto, a desandar el camino, a borrar un palabra, una frase, todo un período, con tachadura profunda y repentina como una cuchillada.
Anotaciones fuera de línea, garabatos indescifrablos que invadian ya lo escrito, signos caprichosos mezclábanse desordenadamente en la página, tornandola difícil de recorrer como una selva virgen. La imprenta se encargaba luego de aclarar el caos. Pero la tipografia del libro no revelará nunca el esfuerzo tenaz, las dolorosas alternativas, la magnifica batalla que yo he presenciado.
El Ratóx. Dindoxe un golpecito con la cola. Ahora me lo explico! La otra noche, en ua im.
prenta de este barrio, encontré varios papeles escritos así, como tú dices. Creo que allá les llaman originales. verdad? Mordi algunos, y poco después tuve dolores de vientre.
LA MARIPOSA. Indignadisima. Ah, infame! Estaba en éxtasis oyendo a estas personas superiores y me haces descender, de golpe. al nivel de tu inmundicia.
El Porvo. Con acentuada hoxtililad. Pues para que tú y tus compañeras se vayan acostumbrando a nuestran, bajeza, te diré que yo he cubierto con milllida capa, en todos los tiempos, en todos los países, verdaderas montañas de esos manuscritos.
EL Ratox. Aplaudiendo. Bravo!
EL Polvo. En épocas remotas de las que yo sólo puedo hablar aquí con autoridad (tose. los liombres tenían sıı biblioteca en la memoria. Todo lo aprendían y transmitían oralmente, cantando al són de. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica