REPERTORIO AMERICANO 255 LUC SP y lueen las ventanas, y un zumbido incierto y lejano que LA EDAD DE ORO venia del mar.
Que venía tan lentamente, y con pasos tan sigiLecturas para niños losos, como si fuera un caminante fatigado que apenas avanzara en su anidar.
La nieve se deslizaba sobre los vidrios con un (Suplemento al Repertorio Americano)
ruinoreo imperceptible, como el de una colmena en las horas dormidas de la siesta.
Apenas se oía.
Nevando Luego aquel siseo fué acentuándose, haciéndose chasquido, crujido de virutas, restallido de chispas. y (En Nueva York, encro de 1920)
por fin un neto cric crac, cric crac, cric crac, cric crac Comienza a deshojarse allá arriba una inmensa Era la escarcha.
flor blanquecina, de hojillas leves, que vuelan y re Las hojillas de rosa té, las alas desmenuzadas de vuelan, como si fueran copitos de ceniza, o el plumón mariposas blancas, los copitos de algodón escapándeshecho de una garza.
dose de las corolas, la ceniza tenue que va y vienc, Van cayendo, cayendo levemente, alzándose a vuela y rev ela, aletea y revolotea. y toda aquella veces como si de nuevo quisieran esconderse entre levedad blanca y suave, se ha transformado en crislas nubes lívidas; o se entretienen jugando entre las talillos esféricos, duros, menuditos, de blancor mate jambas de las ventanas, hasta detenerse sobre los y lácteo, que caen rudamente, en violentas lineas umbrales, como abejas cansadas de zumbar y rondar. oblicuas, en zig zags arbitrarios, acribillando los muros Una ráfaga sopla, y se lleva el enjambre, haciéndole y las ventanas bajo una espesa lluvia de proyectiles girar en torbellino o estrellándole contra los muros. imperceptibles. cric crac, cric crac, cric crac.
Van y vienen, descienden, se ciernen indecisos, Van pasando las horas, una a una, hasta el mose levantan de nuevo, y otra vez caen, caen, lenta mento de salir el sol, y en vez de su luz vivificante. mente, posándose sobre las cornisas de los portones, sembradora de anhelos y esperanzas, se inicia apenas en el barandal de los fire escape. sobre las cuer un semifulgor livido, pugnando por brillar a través das de tender ropa, y, en fin, sobre las anchas losas de la bruma congelada y espesa.
de los patios y de las calles. Fué, no más, un instante, un aletear efimero en Caen, caen, espesándose por momentos, cada vez el seno profundo de la nieve silente. Un relucir furmás densos, más densos, hasta que la lluvia de pé tivo de algo que habría sido luz. un destello.
talos se transforma en un solo cendal que ondula go, la lividez siniestra de la bruma, tendiéndose sobre vagarosamente, desarrollando sus mil y mil repliegues la tierra sollozante.
de gasa tenue y blanca.
La lluvia de arenitas crepitantes salta, chirria, esỹ bajo la lluvia silenciosa, frígida, voltejeante, des talla fugazmente para fundirse luego, desvaneciéndose menuzada y perenne, las cosas todas van revistién en las anchas costras de hielo. El rumor lacerante dose de una clámide blanca. y los techos, las cuer de la escarcha llena todo el ambiente aquí en el suelo; das, los árboles, las grietas de los muros, los postes mientras allá en lo alto, ronca profundo el viento que renegridas, los suelos maculosos, y hasta los harapos se va tornando tempestad.
que yacen apuñascados en el descansillo de las esCric crac, cric crac, dice la escarcha, golpeando la caleras, se limpian, se purifican y se abrillantan bajo ventana. allá arribá, hom hom, hom, rezonga el los copos níveos, relucientes y tersos.
viento amenazante. y aqui dentro, en el cuartito estrecho que nos guarece de la nieve y del frio, el Asi comenzó, bellamente, como una purificación y dulce, el confortante rhz, rhz de los irradiadores, con un deslumbramiento, esto que ahora se llama la temsus tibios alientos que recuerdan ternuras maternales, pestad de nieve. y es una desolación y una opaci tonado a los dioses del trabajo y la paz.
con sus arrullos intimos, que parecen un cántico endad de muerte y de tristeza.
La nieve siguió cayendo todo el día, sin tregua. Oh canción inefable del agua que hierve y se y fué cubriendo las losas del pavimento, las depreaerifica en los caños protectores. cómo vuelven la siones del enlosado, los techos apizarrados de las vida y la temperanza del ánimo, cuando al venir el iglesias, los umbrales de las ventanas y los umbrales día se insinúan tus primeras notas, como los primede las puertas, el agua durmiente del río, la cubierta ros gorjeos del mirlo en primavera!
de las embarcaciones, las rejillas de los sótanos, las ¡Oh divino rumor que eres, a un tiempo, canción cuerdas que se entrecruzan en los patios, tensas de de las ondas en la playa, cuchichear de las hojas ropas húmedas; los toldos de los teatros y las azoteas en el bosque silente, charlotear de los pájaros al de las casas, los sombreros y los abrigos de los advenimiento de la aurora. rhz, rhz, rhz.
transeuntes, las capotas de los autos y de los camio¡Hogar. nes. todo, todo. transformando la diversidad y la Mientras afuera luchan y se debaten todas las multiplicidad en una sola cosa única, uniforme e ininclemencias; mientras el viento, la lluvia, el granizo, forme, en una blancura sin contornos, sin principio dad que corroe, la escarcha que paraliza y petrifica, la nevisca dilacerante, la ráfaga que ciega, la humey sin término, sin arrugas y sin matices, callada, solitaria, inmensa y sempiterna. como si toda la oquedad el huracán que asorda y acobarda, el cierzo que esde los mares y el abismo de la atmósfera se hubieran tremece, la niebla que nos confunde y desconcierta, ido vaciando callados y pausados sobre la Tierra las agujas heladas del vendabal que nos traspasan y atribulada, cubriéndola con una ceniza fúnebre, sudario dari vértigos; mientras las siete fauces de la Hidra del silencio y de la muerte.
polar ahullan y multiplican sus pavorosas embestidas, Al amanecer del otro día; la Nieve habló. su aqui dentro hay la paz, la luz, la firmeza, la esperanmutismo de la noche y del dia anterior, sucedió un za que se yergue triunfante, la fe que impulsa a un leve rechinar en las vidrieras, goipetcos amortiguados plear sus largas horas de convalesciente en el tratriste enfermo, salvado apenas de la muerte, a (1) Fire escape. Escaleras de salvamiento contra los incendios. bajo que hace la vida santa y grata.
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