REPERTORIO AMERICANO 183 liuellas son semejantes a los aludes: los men de los explotadores. Los cónsules nada los muñones, por donde brotan con impetu caucheros que hay en Colombia destruyen pueden porque en nada se atreven contra dos surtidores rojos. Los caucheros rien, anualmente millones de árboles. En los te la ignominia omnipotente. Los visitadores admirando la destreza del forzudo.
rritorios de Venezuela el balatá desapareció. oficiales sólo consiguen agravar la situación La crueldad no es aqui patrimonio excluDe esta suerte, ejercen el fraude contra las de la peonada con sus falsos informes, sivo de la calumniada raza indolatina. Eurogeneraciones del porvenir. Uno de aquellos producto del soborno, del miedo o la su peos, yanquis, hombres de tez blanca y ojos hombres se escapó de un presidio célebre. percheria con que les burlan los amos de azules, rivalizan en atrocidad con los neAunque sabia que los carceleros ceban los la selva. veces éstos mismos, por su pregros, los indios y los zambos de ojos santiburones para que ronden la muralla, sin eminencia financiera o social, desempeñan guinolentos. En el Putumayo todos son zafarse los grillos se arrojó al mar. Vino a la represeotación consular de los países del iguales: los que llegaron siendo honrados y las vegas del Papunagua, asaltó los tombos Orinoco y el Amazonas.
los que escaparon de presidio.
ajenos, sometió a los caucheros prófugos, El asesinato metódico y las matanzas en Esta hecatombe de horrores, este infierno y monopolizando la explotación de goma, masa, organizados por los jefes de guarniinédito, preguntará el lector. produce al vivió con sus parciales y sus es avos en ciones y amos de caucherías, como el cele menos la riqueza y la prosperidad de los las barracas del Guaracú.
bérrimo coronel Funes, un indio satánico, paises amazónicos? No. Ni para los negreY estos verdugos son, sin embargo, ad parecen hasta una piedad inconsciente del ros más poderosos es fecundo este dolor mirables como héroes, y a veces, tan des destino que quisiera valerse de este medio único de selvas y hombres. Las fortunas dichados como sus víctimas. La Selva no para despoblar las comarcas malditas. Aquel que se levantan, en parangón con lo que perdona a nadie ni devuelve nada. Los que bandido galoneado preparó en el poblacho.
cuestan y destruyen, son tristes y risibles.
por un azar milagroso, logran huir a la de San Fernando, en Colombia, una suble La mayor tragicidad de la obra del cociudades, no tardan en volver. Les trae la vación. Se trataba de asesinar al goberna lombiano Rivera sobre el Infierno lírico del nostalgia de su infernal encantamiento. dor Roberto Pulido, tratante en goma, y Dante, con el cual se la ha comparado por si este embrujo del alma no es suficiente, hacerse él, el indio Funes, jefe politico y algunos críticos, consiste para mi en que les regresa a la selva la necesidad, porque militar de la región. Lo consiguió plenael infierno dantesco es simbólico e imaginael cauchero, una vez sojuzgado por el homente. Pero el asesinado no fué solamente rio, mientras La Vorágine representa una rror, concluye amándolo. En la ciudad, son el gobernador sino la mitad del vecindario.
realidad inmediata, tanto más espantosa sobras humanas, nocivos e incapaces de «Unos murieron dice el autor porque la cuanto que es menospreciada por el mundo.
readaptarse a las comunes fatigas y a las codicia de sus rivales estaba clamando por El carácter veridico del relato lo demuesvulgares ambiciones. Olvidaron la cobarde el despojo; otros fueron sacrificados por tran varios testimonios. La indole, el estilo alegría de los hombres que viven en colec ser peones en la cuadrilla de algún patrón del libro, inconfundible con las creaciones tividad. Sienten, como una basca, el des.
a quien convenía mermarle la gente, para meramente novelescas; los sucesos de carácprecio por la fiereza domesticada de la poner coto a la competencia; contra estos ter histórico que relata; los nombres procivilización; y vegetan, sonámbulos, en ta fué ejecutado el fatal designio, pues debían pios; las fotografías del cauchero Clemente bernas y garitos, bajo en cielo sin tormentas fuertes avances, y dándoles muerte, se aseSilva y de Arturo Cova (que bien puede ser y frente al manso mar de los puertos tra guraba la ruina de sus empresarios, aquéel autor mismo) en las barracas de Guaraci fagosos, que muge entre cadenas, cargando llos cayeron, extrangulando el grito agónico, y que aparecen en las primeras páginas del tomo. Rivera declara, además, en carta sobre el lomo dócil a los transoceanicos porque eran del tren gubernamental, emdirigida «al señor Ministro. que, de acuerdo panzudos. el cauchero, impelido por una pleados, amigos o familiares del aborrecido con los deseos de he arreglado para maldición ultrabíblica, retorna a la Selva gobernador. Los demás, por celos, inquinas, la publicidad los manuscritos de Arturo de su tormento y de su locura. Criminal enemistades. Pero hay que ver cómo mu Cova, remitidos a ese ministerio por el cóncon criminal; fiera con fiera; dolor con do rieron. El episodio está descrito con el sul de Colombia en Manaos. lor: he aquí el maridaje siniestro de la bárbaro laconismo que conviene a tragedia ¿Existió Arturo Cove en el mundo o so.
Selva y su habitante.
semejante. Cesaron los tiros. En su sala, lamente en la novela magistral? Parece que Los trabajadores viven remachados por en su tienda, trajinaba Funes, recibiendo a se trata de un personaje semi novelesco, sus deudas, como entre nosotros los indios las gentes incautas, separando con sonrisiformado en la mente del autor con trozos en las fincas y los enganchados en nuestro tas a los que pronto serían asesinados en de su propia vida y relatos de algún caupequeño Putumayo, el Petén. El foete, el el solar. Usted a la lancha, usted conmigo: chero amigo.
látigo y el rebenque mantienen la autoridad En breves minutos colmose el patio de rosDe todos modos, la obra de José Eustade los negreros. Como sanciones punitivas, tros pavóricos. En la puerta del muro que cio Rivera constituye una formidable de da sobre el rio se situó González con el nuncia dirigida, no sólo a los pueblos anieriel cepo, la flagelación, la horca. Cuando escasea la mercancía humana, hacense camachete. bordo, muchachos! el que canos, sino directamente al gobierno colonibiano. Que éste la atendiera, lo tengo por cerías de indios en grande escala. Tribus iba saliendo, rodaba decapitado, entre los cosa indudable. aún el escándalo público enteras han desaparecido asi. Otras, reduhoyos que dieron tierra para levantar la ha de haber alcanzado a Venezuela y Bracidas a una minoria pavorida, ambulan por edificación. Ni un grito ni una queja! La sil, donde el horror de las caucherias sobrelos bosques, huyendo al oír el solo nombre noche, el motor, la tempestad. pasa con mucho al de las regiones colomde los blancos, como las manadas de cierLas venganzas entre caucheros son horribianas.
vos al bronco aullido del tigre. Las hempilantes y decisivas. Un simple altercado Pero aquellos horroros pasaran. Desbrobras, indias y mestizas, son arrastradas en puede provocarlas. Aún menos: la posesión sada un día la Selva, la crueldad huirá como partidas a los barracones. Alli, tras de rede un negro bolón de goma, un objeto cualuna fiera perseguida. El Putumayo entrará cibir el puñado de manoco con que engañar quiera, una sospecha, una henibra, menos en los dominios de la fábula. la ininensa al estómago, en cambio de todo un dia de apreciada que unas libras de caucho. Una energia de esos colombianos que parecen fatiga, se echan sobre ellas los trabajadotarde, a los barracones de Guaracú, propie quiméricos, de todos esos hombres en que res, por turno, a la voz de mando de los dad de un gabacho más feroz que el lobo, se confunden y unifican sangres diversas capataces, en promiscuidad aún desconocida apodado el Cayeno, llega una cadena de para dar el tipo de un nuevo héroe, se enigente cautiva, cazada en los bosques. Van pleará en levantar la grandeza de tina próxipara las fieras.
amarrados de manos, contra la espalda. Un ma civilización. La crueldad, por magia de Pero tal es la condición humana que los cauchero corpulentisimo reconoce entre los la naturaleza, se trasmutará en trabajo solisiervos son los primeros cómplices de los miseros a un antiguo enemigo suyo. Se le dario y en cultura fraterna. Ni aún el mal amos y la victima el defensor más eficaz acerca, yergue el machete filudo, iza al se pierde, porque concurre a realizar el bien de su verdugo. Los funcionarios públicos, hombre por la cuerda que le sujeta ambas fundamental de la vida.
cuando no son dueños de empresas gome muñecas, y se las cercena de un solo tajo.
CARLOS WYLD OSPINA ras, participan en el negocio y en el cri La víctima se bate en el polvo, agitando Cobán, Guatemala, 1920. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica