40 REPERTORIO AMERICANO Guillermo Jiménez y la crítica francesa JEAN Cassou, el notable critico francés, que está al frente de la sección Les Livres en la Revue de Amerique Latine de Paris, publica una impresión de lectura sobre Constanza, libro de CuiIlermo Jiménez, editado por Caro Raggio, en Madrid, UNO No de los libros que más emocionan por su sencillez, es: Constanza. Guillermo Jiménez, escritor mexicano, en una serie de breves anotaciones, evoca recuerdos de su infancia, la imagen y la muerte de su madre.
Esto es muy delicado, quizá demasiado. Parece que el autor deseoso de despojarse del artificio, haya acabado por perder todo contacto con la materia de su libro.
La emoción es más fina de la que Jiménez ha querido producir. Se atenúa y se borra. Pero esto no es para dejarnos indiferentes y hay aun, en ciertos capítulos, bastante misterio para impresionarnos, detalles encantadores y el sabor, lleno de ternura, de las lágrimas.
Se podría también encontrar una voluptuosidad en la decepción que infunde esta lectura por tan breve. El título es amable. Constanza se llama la madre de Guillermo, que en el curso del libro no deja oir el nombre sino una sola vez. Es pues un sentimiento singular de ternura el que le ha hecho bautizar asi su pequeno libro, como se bautiza un barco, con el nombre más amado.
Todo esto es sensibilidad, los toque felices habían compuesto una obra exquisita por si solos, si el tema hubiera guardado su densidad al mismo tiempo que su riqueza. No por eso es menos cierto que Constanza es leída con ternura, con agrado, a condición de escoger para ello la oportuna melancolia de una tarde.
JEAN Cassou Paris.
MONTE NEGRO MCMXX VI.
Guillermo Jiménez Visto por el pintor ROHERTO MONTENEGRO El tercer Congreso Georgista Se celebrará en Dinamarca del 20 al 30 del mes en curso INAMARCA es un país que llama la atención en el mapa por su situación, si bien es de escasos recursos naturales y de pocas atracciones para el turista que busca pasatiempos y distracciones.
Sus habitantes son humildes, desprovistos de ambiciones. Nadie puede reconocer en ellos a los descendientes de los Teutones y Vándalos que salieron de estas islas para conquistar el Mundo, ni de aquellos Wikings, que desconociendo la brújula, navegaron por el Océano en sus abiertas embarcaciones, siendo el terror de Francia e Inglaterra.
Hoy constituyen los daneses un pueblo casero, que hace mucho tiempo renunció a formar parte del concierto de las potencias, es un pueblo cuya propiedad rústica está rodeada de latifundios y lujosas mansiones señoriles. Dedicado a la agricultura, ha elegido esta divisa. Lo que se perdió con la espada, recóbrese con el arado. En suma, un país y un pueblo del que puede prescindir el turista que ande a caza de diversiones; pero que ha sido elegido para reunir en sesión a aquellos ciudadanos del mundo entero que suspiran por algo más bello que las cataratas o las montañas.
Nosotros invitamos solamente a presenciar la primera claridad ténue de la aurora de la Libertad y de la Justicia.
Nuestra aurora no viene acompañada del terrible relámpago o el espantoso trueno promovido por los gigantes revolucionarios que quieren sustituir la tiranía por la libertad despertando las pasiones de las adormecidas masas; tampoco presenciaremos el angustioso espectáculo del desfile de estas masas dispuestas a vencer o morir en la batalla contra la tirania: Somos, sencillamente, un pueblo que trata de laborar por su salvación, y convencidos de que nada se consigue por la fuerza y desengañados por las luchas politicas en las que siempre ha triunfado la aplastante burocracia unida a la aristocracia terrateniente, hemos recurrido al «trabajo, como medio más seguro para conquistar la libertad. Recurriendo al arado y al fomento de la ganadería es como el aldeano, antes vencido en el campo politico por las clases antes llamadas «superiores. ha ganado palmo a palmo la influencia política y aun la supremacía, primero como agricultor, luego en el distrito electoral, después en el Municipio, y, finalmente, en los bancos ministeriales.
Así es como nosotros hemos llegado a comprender la importancia y real significado de la cuestión de la tierra para todo trabajador que desea su independencia y consecuentemente la emancipación del pueblo entero, puesto que la independencia individual es la base de la libertad. Asimismo hemos aprendido que únicamente por la comunidad de esfuerzo es como puede realizarse el progreso hacia la independencia del trabajador; el pueblo tiene que cooperar moviéndose como un organismo si es que ha de progresar.
Estas son las enseñanzas de la experiencia que constituyen la característica actual del pueblo danés, deseoso de progreso, hacia el que va con paso firme y seguro, aunque quizás demasiado lento.
JACORO LANGE Director del Instituto de Odensa. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica