152 REPERTORIO AMERICANO Una novela mexicana: Pero Galin Una gran parte del argumento, que era el platillo de sostén para la glotonería naturalista, desaparece aquí en la penumbra. Los hechos mismos no importan en sí; interesan por la claridad que presentan a la idea, al espiritu del esencial personaje pintoresco. No se entienda, sin embargo, que hay en este libro el menor deseo de renunciar, por timidez, al contacto con la documentada realidad. El autor formula con sutileza la ironía del coleccionista, del bibliófilo.
Pero él mismo es el coleccionista más paciente, el bibliófilo de todos los minutos. Un Des Esseintes sano» lo definió el ingenio de un crítico reciente, pensando en el héroe paradójico de Rebours, y hay, en efecto, en Genaro Estrada, todo un ángulo de compleja psicologia arqueológica que no podía dejar de transparentarse en la novela. Su gozo lo denuncia en las enumeraciones a las que la longitud no logra robar un solo punto. de sabor. Los fragmentos más valiosos de la obra son, por el contrario, esos grupos de coleccionistas en el Volador, esas telas y uebles antiguos que el novelista nos describe con mal retenida devoción, fiel todavía al arcaismo que desdeña y que le encanta. hubiéramos de elegir entre el numeroso grupo de aficionados que constituye la intelectua.
lidad activa de México el espíritu a quien mejor conviene el título de homme de lettres, nuestro indice, indeciso un instante, señalaria, sin duda, al fin, a Genaro Estrada.
Tablada y Alfonso Reyes tan intensos en la variedad. viven ahora en un destierro voluntario, entregado el primero a la revisión de su larga y admirable labor; el segundo a la diplomacia, como Ministro de México en París. José Vasconcelos desdeña un poco esta plácida tarea de escribir que no modela las fuerzas de un pueblo con la rapidez con que sus inquietudes heroicas soñaron lograrlo.
Antonio Caso ha hecho de la cátedra filosófica su profesión, su justo orgullo, su límite. Los demás son poetas, grandes poetas como González Martinez, pero olvidan las misiones de otra índole destinadas al escritor en un pais que como el nuestro, está fabricando.
a grandes prisas su cultura.
De la época anterior al ATENEO poco es lo que perdurará con la calidad viva que el lector moderno exige a la obra de arte. Los escritores de esta edad caben en una única intención. De ellos podría decirse que fueron novelistas o poetas, o historiadores. La condición del literato es diversa: es un compromiso de todos los días, de todas las horas, incapaz de medirse con una sola dimensión. El literato no es exclusivamente poeta, novelista, critico. Es eso, y además siente la conveniencia de serlo sin limitaciones y la utilidad de serlo Genaro Estrada con elegancia. Es un profesional que no ha olvidado aún las delicias del y poetas mexicanos. Dentro de este caudal dilettanti, insertó una abundante bibliografia de Amado Así, Genaro Estrada. Desde 1916 hasta Nervo. Ahora ofrece, en un tomo de la más ahora, su labor, exigua por comparación, acendrada pureza tipográfica, esta novela: con el exceso de sus quehaceres oficiales, Pero Galin.
ha sido tan penetrante como difundida. En el año citado publicó la mejor antologia de ¿Novela? Algunos se negarán a encontrar poetas que se haya compilado en nuestro en esta serie de capitulos incisivos las país. Siguiendo el procedimiento de Leaucaracterísticas propias del género. Desde taud, el autor de ese florilegio, supo her luego el lector habituado a la asimilación manar la estudiada erudición del biblió. de los copiosos manjares que la novela grafo con el sentido del gusto que es, des naturalista le sirviera, no hallará aquí mapués de todo, el pretexto y la flor de la teria bastante a saciar su apetito. La nocritica.
vela se adelgaza aquí y, como el mercurio, Su obra original se enriqueció después esquiva la presión de la mano que intenta con un volumen de poemas en prosa, del asirla toda. Su más deliciosa condición está género animado en Francia por el talento en esta incapacidad de construir un cuadro sinuoso de Aloysius Bertrand. Ha traducido simétrico. Abandonando el procedimiento Linterna Sorda de Jules Renard, y Las Mu que hacia de la novela ur narración uninicipalidades de la América Española, de forme, en el solo rumbo del tiempo, el Priestley. Sus constantes maneras de autor se contenta con penetrar el sentido bibliógrafo lo introdujeron a establecer y del asunto y los caracteres de sus personacuidar en la Secretaría de Relaciones Exte jes a la luz de unas cuantas visiones acenriores un servicio de publicaciones biblio tuadas que son a la novela lo que el close up gráficas de novelistas, críticos, historiadores al cinematógrafo.
Esta novela no se conformaria con ser un simple relato en prosa de la vida de un joven rico y desocupado. Tiene una intención literaria y es la de sugerir la crítica del género colonial. la hora del habedes» al que hasta ahora se ha ceñido casi por completo la producción novelesca posterior al ATENEO. Ridiculizar un hombre de gusto las manías tradicionales, limitadoras de la inteligencia; enseñar también cuánto de inútil nerviosidad, de dislocada energía oculta la vida mecánica, ultramoderna de los Estados Unidos del Norte, y entre ambos excesos, situar un propósito: el mismo rústico propósito con que termina, después del viaje por los paraisos artificiales de una cultura en descomposición, el protagonista de La Cindad y las Sierras. Hubiera sido fácil a Genaro Estrada realizar una crítica más cruel del género colonialista, situándose en los terrenos propios y en el clima anacrónico del virreinato. No parece haber sido éste su pensamiento más tendencioso, a pesar de lo que el prólogo descubre. Cualquiera que haya sido, no obstante, su proyecto, realizó una novela mexicana dentro del cauce contemporáneo que estamos obligados a continuar, a abrir donde no existe.
Los hombres, las inquietudes de México desfilan. sin paisaje. en estas páginas. Pasa la página 156. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica