REPERTORIO AMERICANO Glosas Velada de música. Lás paredes, en el cuarto de trabajo de José Chacón, deben contemplarse como quien repasa pliegos de aleluyas. Tantos y tan pequeños son los cuadros que ilustran aquéllas, más todavia que las decoran.
Esta pululación, con pasar de las paredes al sobrepiano, ha pasado también de las artes de la superficie a las del volumen.
Forma aqui una curiosa gliptoteca de figuras de Belén, creación sabrosa del folk lore material hispano. Yo adoro, entre esas figuras, la que representa una posada, en cuyo ventanillo aparece abriendo los brazos el posadero, en trance de negar albergue a José y María, que se alejan cariacontecidos, o mejor se diría dado lo bárbaro de la plástica cariconfusos. Como el Patriarca y la Virgen dan doble patrocinio onomástico al dueño de la casa, bien puede juzgarse que este humilde icono de barro ornia el altar mayor en la morada estudiosa de José María Chacón.
Excelente capilla para el oficio que allí se rezó y canto una de estas noches pasadas. donde acompañaron a la melodía de alguna de las Cantigas del Rey Sabio media docena de canciones populares de distintas regiones de España, canciones que acaba de reunir, en una antologia de pedagógico designio, Eduardo Torner.
José María Chacón y Calvo Erudición y emoción mezcláronse así, cuando aquella inolso y, El Conde Olinos. con que quien ha cumplido el sevidable. velada, en el punto ex todos los héroes y heroinas de gundo. En vista de lo cual me he quisito donde se olvidan los la Canción popular hechos de atrevido yo a aconsejar a algulimites de la una y de la otra. barro también: nos amigos autores que partiLos pobręcillos José y María cipen en sección de «Notas de sin techo parecieron consolarse Acaba de publicar un li sociedad» la llegada al mundo con el aura de la música anoni bro. He escrito que Eduardo de los hijos de propia Minerva, ma, como en el relato evangéli Torner, músico y filósofo, acaba como suele hacerse con la lleco, se consolaron con la tibieza de publicar una colección de gada al mundo de los hijos de del aliento del buey y la mula. canciones. En España, el acto propia Paquita.
Por aquellas caras, casi sin fiso de publicar un libro suele en Tal vez para dar ejemplo de nomía, resbaló un poquito de luz, volverse en la más densa de ello hoy incluyo, en las glosas vanamente la dureza del in las oscuridades. El autor se sobre una velada de música en fame. posadero abría los dos puede preguntar. Mi libro se casa de un joven diplomático, brazos.
ha publicado realmente? Sin el anuncio de la aparición de su alrededor, la viejecita crítica, sin organización edito Cuarenta canciones españolas, que hila el copo, el pastor con rial, sin Prensa atenta a las por Eduardo Torner.
sus cabras, los ángeles que sos novedades del espíritu, casi sin tienen una cintita, los dos Reyes librerías, en el verdadero sen Turbaciones. Cuántos misMagos blancos y el Rey Negro, tido de la institución.
terios, cuántos problemas de estodas las criaturas del tosco. Dar un hijo a la Patria es, tética y de historia en esta Belén, hechas de tierra, habían después de todo, y según infiero, maravilla casi debe decirse: en de fraternizar con «la Enamo algo más corriente y más fácil este milagro de la canción porada» cuyo amor huye desde que darle un libro. Sin embar pular! El Romanticismo, embriael «puertu Ventana» hasta «Lei go, quien guste de rodear de gado por el hallazgo, se los tarriegos. con la «linda amiga. albricias generales el primer planteó débilmente y cortó mucon «l Esquerpa» y el Heréu donativo, suele encontrar ma chos nudos gordianos, en vez Riera, con Rosalinda, Don Bue yores facilidades de publicidad de aflojarlos con paciencia. Mi enorme paisano Milá y Fontanals cuya sombra docta sentimos cercana toda la noche, entre las paredes poligrafiadas de mi también paisano José Maria Chacón fué hoibre que, probablemente, se adelantó a su tiempo. Pero más en las cuestiones de historia literaria que en las de psicologia popuIar o de ciencia de la cultura.
Confieso que, a mí, una de las cuestiones de este último tipo, en relación, con nuestro cancionero popular, me turba sobremanera. Es la cuestión siguiente: La letra de varias de estas canciones populares reyela muy enseguida y muy a las claras una redacción sietecentista, no sólo por su asunto y aire, sino por repetidos detalles, en las alusiones de indumentaria (la «casaca. el «gambeto. en los vocativos de cortesía (madama, madamisela) y, dentro de las canciones catalanas, en los frecuentes castellanismos, morfológicos y sixtácticos. Ahora, cabe preguntarse. cómo, cuándo este siglo XVIII, que hoy aparece a nuestros ojos como la encarnación más dura y más fría de lo erudito y clásico, de lo cortesano y excéptico del cosmopolitismo regene.
rador de toda tradición localizada y de la crítica, agostadora de toda primitividad, pudo tan vigorosa y generosamente fluir una ingenua vena épica. Cómo pueden ser contemporáneos el Folk lore y la Enciclopedia, el Cancionero y Hen.
riade, la Cierva encantada y el Padre Feijóo?
Sin duda cada uno de aquellos textos ha podido tener versiones más antiguas, luego, 110 sólo modificadas, sino substituídas totalmente. Las mismas Cantigas parece que, en su hora, adoptaron como música aires populares preexistentes, tomando el sistema que aún hoy se practica entre los chansoniers parisinos y los proveedores del café concierto de dar palabras nuevas al air connu.
Pero, con esta consideración, el problema se desplaza, no se resuelve. Siempre queda por averiguar el por qué el siglo XVIII, un siglo clásico, es todavia capaz de inventar versíones poéticas que, al menos por su anonimato, hay que llamar colectivas, mientras que, tras de él, un siglo romántico, el siglo xix, resulta ya incapaz de hacerlo. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica