REPERTORIO AMERICANO 361 Página lírica de Bernardo Ortiz de Montellano Del tomo El Trompo de Siete Colores. Editorial CULTURA.
México, 1925. Con el autor, muy agradecidos por el envío del precioso ejemplar.
El trompo de siete colores. En las manos juveniles de un poeta mexicano, he visto girar un juguete que tiene todos los matices del iris y del alba.
Me he quedado ensimismada y quieta, contemplando su danza; luego he tendido los puños y en ellos he sentido del calor de su movimiento; he aguzado el oido y me está penetrando encantadamente el zumbar embrujado del trompo de siete colores.
Es una música simple y clara, que tiene «toda la dulzura del clima de México» y veces el temblor de un gajo de salvia florecido, que agitan los vientos pesados de Febrero. Está aquí, bajo mis ojos, el libro musical que cruzó tierras y mares, para traerme en sus páginas el ritmo de un corazón de poeta. Digame, Ortiz de Montellano. qué árbol indigena le dió esta madera ololorosa y pura. En qué región de México maduró el cáñamo con el cual hizo Vd. el zumbel de su trompo. Con qué jugos de flores de montaña le dio Vd.
estos colores firmes y cálidos, que hacen pensar a veces en esos trajes de charros, de un gusto primitivo y cándido, que soñamos aquí como un prodigio de lujo bravio e ingenuo. Cómo prefiero, entre todos los poemas del libro, ese Salario original y novísimo y ese Paisaje, admirable de sabor, de color y de felices metáforas! luego el Madrigal Civil a Guadalajara que, con una tonada de mi tierra, yo he canturreado durante toda esta mañana de abril. la limpida Canción a dos voces. la Letra para un cantar. todos los versos menudos y claros como una flor de limonero.
Se me está llenando el corazón de una frescura recién nacida, como si hasta él hubiese llegado. un vago olor a jarro con flor. Es que este trompo de siete colores, Ortiz de Montellano, está empenachado con flores de sus mesetas y huele a tierra mojada sobre la cual se balancee, recién abierta, una corola acuática. Nunca encontraré la palabra precisa para explicarle esta impresión de juventud, de olor a recodo de cerco silvestre, de sensación a la vez saudosa y alegre, que me da su libro. Solo sé decirle que me gusta con extremo; que lo he leido en horas de pena y me ha aclarado el alma; que lo relco ahora, ya en paz, y me parece que mordisqueo un junco de la laguna que espejea al fondo de la casa donde nací.
JUANA DE IBARBOURU. La Cruz del Sur. Montevideo) Tamay. nuestro amor le falta. nuestro amor le falta una campina azul y larga donde correr pudiera, como, en su calice, el agua.
a nuestro amor le falta la ruta del paisaje para poder sentirnos dos pájaros de viaje Un paisaje.
El efluvio de los maizales lacios, de la rosa, en abril, y de la tierra, en junio, cuando se oye latir la sién del mundo.
Un coro de fragancias campesinas que ronden nuestras horas tranquilas.
Una voz de labriego diciendo buenos dias. nuestro amor le falta un recuerdo de viaje, un camino sin casa y un paisaje.
Cosecha Amiga, trae el cántaro.
Cosecharemos juntos la sal del miar, las olas y la espuma color de llanto, la arena, fina y negra, del arenal, un pez y un pájaro: aquel que anuncia la tempestad.
Amiga, segaremos espigas saludables de viento húmedas de luceros; y si cabe en el hueco de tu mano, llevémonos el misterio del mar. Nos hace tanta falta en la ciudad!
Paisaje Casitas que yo armé cuando era niño, casitas de cartón, con calabazas en los techos, al sol, diseminadas, Dos primitivos árboles en medio de un caminito blanco. Un cementerio.
Un abanico verde de magueyes.
Un arado tirado por dos bueyes. lo lejos, montañas.
más montañas. sobre las montañas, rojo y épico. el corazón de México!
Canción a dos voces Vayamos a la huerta del toro toronjit.
Las toronjas de plata.
en los huertos de abril. Vayamos a la huerta del toro toronjil. Llevamos cielo y montes; nubes color de anil con que hacer papalotes de arriesgado subir. Montoncitos de arena las montañas lo sonpara izar la bandera peregrina del sol?
Llevamos los éstorbos, lo inútil, la canción, la hojita del crepúsculo que cura el mal de amor. las palabras tristes y la luna, vocal de lo que no se escribe para no ser vulgar. Las toronjas de plata en los huertos de abril. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica