362 REPERTORIO AMERICANO en la gruta de mi peclio horada lo porvenir!
Salario Ya puedo seguirte pájaro nativo y observar si hoy haces lo mismo que ayer, si cantas la misma canción, que no olvido, si vuelas tendido o prendes tus plumas al nido tejido con briznas de miel.
También, si prefiero, puedo hacer un viaje sin itinerario en el globo antiguo del atardecer, puedo acariciarte nube de occidente carne de mujero cansar mis ojos de mirarte tanto y curvar mi pecho de apoyarte en él si despliegan tarde, los vientos gruinetes, el paracaídas del anochecer.
Cien lunas redondas y cuarenta soles, corazón obrero tienes de labor.
El salario escoge. qué prefieres hoy?
Paisaje Suspira el viento goloso en el seno de la tarde que arrastra fino rebozo por los campos que Dios guarde.
Los magueyales matizan con, verdes moños la tierra, y, a lo lejos, se divisan los contornos de la sierra.
La sierra que abre los brazos protegiendo la campiña: la de los maizales lasos, Ja. de la amapola niña.
Discurre por tal paisaje mi corazón mexicano, abierto como un celaje que se me fué de la mano. y llena de encantos arde mi jovialidad sin nido, sin ciudad, porque he bebido la fragancia de la tarde.
Ya luego se marcha el sol, desconocido pintor deste suelo mexicano, y adiós le digo a la flor que encuentro en el altozano; y al zinzonte rimador le digo, bajando al llano: ipájaro madrugador, hasta mañana temprano!
Madrigal civil a Guadalajara Escucha, ciudad vestida como las novias, de blanco: tus azahares convidan a desnudar el naranjo, el naranjo de tus patios frescos jarros colorados, incitantes, como labios de mujer, a los pecados.
Nada falta en tus ventanas, con tanta franqueza abiertas, para que suenen las rejas como cuerdas de guitarra; y si se asoman los ojos ámbar quemado de una inorena de mis antojos ise puede ocultar la luna!
porque tus noches han sido hechas para el mal de amor, como en el árbol el nido y como mi corazón. Ciudad dispuesta a guardar en descanso cuerpo y alma. Hamaca, cuna, equipal, y el cohete de una palma!
Sangre dulce del naranjo; roja flor del tulipán; verde encaje del espárrago; aire color de cristal; oro bárbaro de sol en un cielo de bandera; tierra de rojo sabor, Guadalajara, alfarera. Te llamo asi porque apenas desembarqué en la estación, tus manos, manos morenas, formaron mi corazón. Oye pues, ciudad morena como la nuez y el piñón, desmayada y con ojeras de voluptuosa estación, cómo la pena que llevo al despedirme de ti, Letra para un cantar Del barro fresco de un lago más hondo que mi canción, tienes la color y el vago olor a jarro con flor.
Ansiedad para mi sed traspora tu barro triste y el beso es nomás la red con que a tu amor me prendiste.
Ansiedad para mi sed, hueledenoche, amor mio, el beso es nomás la red. Yo quiero beberme el rio!
Romance de amor fugaz Hebritas, febritas de oro que en mi corazón halle, aquella noche de todos cuando me amaste y te amé.
Hebritas de tus cabellos que tembloroso corte, como si cortara suelos, hilos de luz, yo qué sé. Hebritas de miel! palabras con que a ti me confese, lo que tú me contestabas, lo que, en tu nombre, pensé.
Hebritas, hebritas de oro que en mi corazón halle, aquella noche de todos cuando me amaste y te amé. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica