Working Class

1916 REPERTORIO AMERICANO Büda y la leprosa rrama en actos de caridad para alcanzar una divina paz, para progresar interiormente y avecinarse al nirvana. Pero este espiritu no degenera en locura de amor, como en el Evangelio. Colmando de beneficios a nuestros semejantes, en vez de incitarlos a la liberación, los atamos a la tierra, avigoramos en ellos el egoismo.
Notamos que Keyserling estudia con predilección el budismo, aunque le perezca el.
brahmanismo la verdadera filosofía de la De Billiken, Caracas.
Capitulo de una novela inédita de Teresa de la Parra, publicado, en francés, en la revista La Vie La. tine de Paris, traducido especialmente para BILLIKEN por un cultisimo admirador de la novelista venezolana.
India. Diríase que ha buscado en la penín SI.
sula santa inspiración, semejable a la de los místicos europeos: paz por el sacrificio y muerte del deseo.
FRANCISCO GARCIA CALDERÓN 27, Remusat Paris. La Nación. Buenos Aires. Arte y proletariado Noderiae capital azteca. El maestro Diego os trae el REPERTORIO AMERICANO voces Rivera nos habla en interesante entrevista de un arte proletario. Posible es que, en esa manera de pensar exista confusión entre sus motivos hijos de la campiña, y el ambiente que corresponde al arte. Nunca existirá plástica cultivada para el pueblo, antes bien: el artista eleva los motivos populares a tal grado que dejan de hablar a sus mismos inspiradores.
Vemos las muchedumbres pasear entre estatuas con la misma indiferencia que si fueran trozos de mármol sin labrar. El divino decir de las estatuas y lo que nos cuentan las telas, lenguaje es poco común a todos.
Sí, en verdad; el arte propiamente dicho y la industria poco tienen de común; la primera no atiende a ningún orden mecánico, obedece a la libertad del espíritu.
Ningún pais está llamado a marcar las artes de otro; posible es que gentes de una misma raza tengan algún parecido en sus producciones. El valor de un artista lo manifiesta su personalidad y quien cultiva su sensibilidad artistica habrá de conseguirlo cmpezando por los dibujos de las cavernas.
Eso de un arte revolucionario, cosa difícil me. parece; más que destrucción popular, el arte moderno comprende un aislamiento artistico causado por ignorancia de las muchedumbres. Revolucionar muy bien acomoda a las nuevas tendencias sociales, pero el arte nada destruye, arte es amar el pasado.
Manifestación de la aristocracia del arte es la pobreza que rodea a los artistas, especialmente en América; si no gozan de especial apoyo monetario se mueren de hambre, a menos de trocar los pinceles creadores en brochas de oficio.
Estos tiempos han anulado los títulos escritos con sangre azul; hoy sólo una aristocracia se concibe: viste de harapos y ex.
tiende suplicante mano en favor de apoyo; esa aristocracia, que lo es del alma, la llevan consigo los pobres artistas.
MAX JIMÉNEZ (1) Véase el cuaderno 11 del tomo en curso, AUTAMA había nacido principe, en la la arena siguiese la sombra de su camello; tribu de los Sakias.
ella le siguió perseverante en la melancoSus bosques y posesiones se extendian, Jia de las palmeras; ella lo acompañó en el sin solución de término, en las inmensas silencio umbroso de los bosques, y en viafaldas de los Himalayas. Legiones de sol jando por los rios, se reflejó la tristeza de dados cuidaban los valiosos tesoros del Gautama en el cristal de las aguas, como principe. Millares de blancas esclavas cir se reflejan en las ondas del sagrado Gancasianas, cuyas desnudeces lucian como ges los cuatro hachones de las barcas fugardenias, habitaban sus vastos serrallos. nerarias, portadoras de cadáveres.
Su esposa, Yasodara. le habia dado un Un día, de regreso a sus Estados, cerca hijo, y sobre la blancura de su palacio de de la puerta de una ciudad populosa, Gaumármol, su vida se deslizaba con la ma tama detuvo la marcha de su camello. la jestad de los rios que corren lentamente. sombra de una torre en ruinas le había Todos los astrólogos del reino habían sonreido una mendiga que yacía acostada leido el horóscopo de Gautama en el dia sobre el polvo del camino. Era una misera mismo de su nacimiento, y todos esos sa esclava, hija de parias, que la ciudad acabios, plenos de asombro y de respeto, baba de arrojar afuera, como una cosa ne.
anunciaron que el principe brillaria en el fasta e inmunda. Todas las personas que mundo como el sol brilla sobre la faz de la pasaban por su lado, en mirándole las latierra, e inclinados con religiosa admiración, cras se apartaban llenas de terror, pues el predijeron también la inmortalidad de su cuerpo de la esclava era una carroña pesreinado, que sería grande y eterno en la tilente, devorada por el can famélico de la memoria de los hombres.
lepra. Sólo el principe Gautama se había Gautama, que poseía todos los bienes decidido a detener frente a ella su camello, de la tierra, sabía también todos los secre porque había visto florecer una sonrisa en tos de la sabiduría humana.
el horror de aquella boca deforme, y de Pero, en la inmensidad de su abundancia, seando descifrar el enigma de semejante.
Gautama resultaba tan pobre como el mise rareza, habló a la mendiga y le dijo: rable mendigo que todas las mañanas le. Quién eres tú, que puedes sonreir así, tendía sus manos en viéndole venir por el prisionera como estás en la garra de todas camino; y dentro de la grandiosidad de su las dolencias?
poder, Gautamia era tan desgraciado como el Señor, dijo la mendiga, yo soy una esúltimo labriego que trabajaba en sus tierras, clava leprosa y pertenezco a la raza maldebido a que un deseo ardiente y pertinaz dita de los tchandales. Cómo es posible torturaba su vida y arrollado a su corazón, que tú, ilustre principe de Sakias, descienera como si llevara a todas partes la horri das a hablar con una hija sin padre, con ble serpiente del fastidio.
una desgraciada sierva?
Cuando le miraban pasar, triste y tacitur Pero Gautama, que habia bebido en las 11o, todas las gentes se preguntaban cómo fuentes de la sabiduría, despreciaba las lepodia gobernarles un principe tan silencioso, yes y los prejuicios humanos y sin apartarse que no sonreía jamás: de la leprosa, repitió su pregunta diciéndole: Buscando un remedio a su mal, Gautama. Cómo puedes tú sonreir?
leyó las Santas Escrituras de los Vedas, y Yo sonrío, señor, de ver pasar tu caraleyó las gloriosas historias del Ramayana, vana, porque me ha hecho pensar en mis y leyó también los códigos sagrados de horas que desfilan una tras la otra, con la Manu; y a pesar de todo, del fondo ilustre misma lentitud de tus dromedarios. Como de los libros se alzaba la sombra de su ellos, mis horas pasan lentas y enarcadas, fastidio, como se alza la noche sobre el porque también llevan sobre sus espaldas día, a la hora victoriosa del crepúsculo. el enorme peso de mi tesoro, que es este No pudiendo hallar en los viejos libros la inmenso dolor mio. La lenta caravana que medicina de su mal, con su vanguardia de conduce mis riquezas me precede delante heraldos y sus legiones de servidores par de Nuestro Señor Visnú, y yo la veo des.
tió Gautama de su urbe nativa, en una ca filar sin miedo alguno porque estoy segura ravana de dromedarios; y atravesando de de que ningún ladrón deseará robármela.
siertos, bosques y ríos fuése a consultar los. Mujer, dijo Gautama, tú eres grande y sabios de Golconda y los profundos docto poderosa en tu abismo de humildad, pues res de Visapur. Pero la misteriosa tristeza tú has vencido a tu terrible enemigo, el suque le había acompañado en su viaje de frimiento, y te has adornado con las joyas ida, también le acompañó en su viaje de del dolor. Ti eres. Reina en el imperio de regreso. En la desolación de los desiertos la Resignacisn, y el horror de tus llagas es ella estuvo pegada a él como si pegada a santo porque está florecido de esperanzas. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica.