324 REPERTORIO AMERICANO Página lírica de Pacho Valencia Panamá, octubre 25 de 1926.
Apartado postal, 981 rosas. Jamás cantor alguno fué menos romántico y sensiblero que éste. Ei «mal del siglo, con sus acedias dolorosas, sus aspiraciones a lo imposible y su consiguiente tanatofilia, le es totalmente desconocido. La risa tonante que pasa a través de sus estrofas haria huir a todos aquellos fantasmas impuros, hijos de la neurosis y la locura. Pletórico de savia espiritual, quizás de ahi procede el paganismo del esclarecido autor de Liturgias de la Tierra; tal vez de ahí proviene el nórdico humorismo que resuman sus estrofas joviales. Sintiendo la energia superabundante que late en el planeta, su espiritu retoza ante el dionisiaco espectáculo de la Naturaleza y querría confundirse, con la madre que le ha trasmutado sus fuerzas primaverales. Este poeta panteista, que gusta de adornarse con los pámpanos báquicos, anhelaria trocarse en la viña que le ofrendara sus atributos mitológicos. prematuramente nos ha declarado en su soneto Eutanasia su última voluntad: Transfundido en las uvas, seré ligero y fuerte.
Con este buen preámbulo y una copa de vino, se irá dichosa el alma de brazo con la muerte.
Reverso del paganismo de Pacho Valencia, de lo que él ha bautizado con el sugestivo nombre de «Pantofilias, es sų misticismo, que lo ha llevado a invocar devotamente a la Madre de Jesús: Señor don Joaquin García Monge, San José de Costa Rica.
Mi querido don Joaquín: Le adjunto varias poesías del literato colombiano Pacho Valencia. No necesito encarecerle que las publique. La lectura de ellas será la mejor recomendación para insertarlas en la página Lirica del REPERTORIO.
Como usted sabe, Pacho Valencia es uno de los primeros poetas de Colombia. Sin hiperbole, puede figurar en las letras neogranadinas junto a su popayanejo homónimo de apellido, el insigne autor de los camellos.
Aún no ha editado Valencia ningún libro de poemas.
Temperamento de élite Rodó lo habría clasificado entre los que callan. viendo en sus rimas algo muy intimo, las oculta codiciosamente. Tiene la fruición de la pátina. Sin embargo, urgido por las solicitaciones de la admiración y de la amistad, ya empieza a reaccionar en su congénito desdén a la notoriedad. Yo lo estoy animando a que enriquezca El Convivio. El espiritu huraño de Valencia no ha impedido, con todo, que se le haga justicia y que este bardo de las comarcas de Santander del Norte, convirtiendo en paradoja el doliente axioma evangélico, haya sido, desde el principio, profeta en su propia tierra.
El crítico y poligrafo bogotano Eduardo Castillo lo compara con Teodoro de Banville en párrafos certeros y efusivos que valen por un espaldarazo. Villaespesa, a su vez, que fué a Colombia con el ánimo obsedido del experto joyero que busca esmeraldas en las minas de Muzo, ha refrendado la equitativa sentencia de Castillo, considerando a Pacho Valencia (originalísimo, fuerte y sano como sus montañas santandereanas. Si Castillo acierta al constatar la potencialidad verbal de Valencia, el lirico español define con justeza al magnifico bardo neopamplonés. Glosaré los tres adjetivos que a su camarada colombiano dedica el famoso resurrector de las pompas moriscas del Alcázar de Sevilla: cho Valencia es originalisimo, en verdad. Nacido en region uberrima que no ha menester de nitratos, el poeta santandereano tampoco necesita de estimulantes: le sobra con el propio humus. Los ritmos de nuestro lirida revelan su alma, a la manera que el vino anejo reproduce inconfundiblemente el rancio sabor de sus odres intensos. Hace poco me decía «Pacho, que, aunque ha tenido varias predilecciones, desde Anacreonte y Horacio hasta José Asunción Silva y Rubén Darío, él esquiva la sugestión preclara de sus artífices tutelares.
Escribe solamente cuando se siente en su cuarto de hora. a fe. que asi es. Su poesía no conoce los secretos de la alquimia.
Vate fuerte, nunca en su alma aminora la tensión.
Si escogiera ex libris, el arco que describen las inagotables gemas liquidas del Tequendama, sería adecuado símbolo para su blasón. Cuando parece que su poder creador se ha agotado, brotan de súbito nuevas y abundantes cosechas enjundiosas.
Aeda sano, trasmite a sus estrofas el exceso de salud de los que reconfortan su organismo bajo los soles vigorizantes y alegres de las Sabanas Colombianas. El autor de Azul. dice Eduardo Castillo. habría incluido a Pacho Valencia en el grupo de amables «poetas risueños, a quienes «habla el sagrado corazón de las Yo vengo de la tribu que malgastó en el predio de Belcebú sus dones; clavados traigo en medio del corazón los siete puñales del dolor.
Contrito estoy y triste. Quedaré salvo y sano, si tú, Consoladora, me llevas de la mano al dulce valle místico que verdeció de amor.
El alma del Ultimo Felibre recuerda, a este respecto, aquellos templos clásicos que, tras de haber propiciado bajo sus bóvedas solemnes el culto sensual de las vestales, vieron sustituidos los histéricos arrebatos de sus sacerdotisas por los. líricos arrobamientos de la parvada monjil. Porque es pagano y místico, Valencia nos ha dicho que posee salma duplex» y para probar en sus versos tal modalidad síquica, plácele mezclar sus tendencias paganas con sus nacientes predilecciones religiosas. En su poema Sugestiones hay un toque: Violetas pudorosas que tenéis un divino temor a los desmanes de las rosas.
Así debió de ser Santa Teresa de Jesús: imagino que a violetas olia la abadesa.
Pero ello no significa que Valencia reniegue de su paganismo para convertirse absolutamente a la doctrina mistica. Hay en el Norte de la América del Sur un río, el Casiquiare, que tributa alternativamente su caudal en las hoyas del Orinoco y del Amazonas. Valencia es un Casiquiare. Cuando me favorece con el privilegio de escuchar sus estrofas, no sé por qué asociación vienen a mi mente los nombres de Juliano el Apóstata y de San Agustin. El metrónomo poético de Pacho Valencia, pagano sensual y monje austero, fluctuará siempre entre ambos extremos. antes de que el bardo se metamorfosee, según su aspiración recondita, en la planta Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica