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REPERTORIOJ AMERICANO 121 epico sangriento y aparatoso de los pintores de batallas. Yo confieso que en el cuadro de historia de esa indole, siempre admiro más a los caballos que a los soldados. Desnudos como la bestia, y no cubiertos de cascos y petos, están los hombres de La Industria y la luz goza sobre los músculos de sus lomos y sus brazos.
Mientras estos bajorrelieves a la par que las individualizaciones que hemos señalado, 110 sean reunidos según el pensamiento unitario del escultor, la obra de Meunier aparecerá desarticulada como versículos de una Biblia. Es tarea de su pueblo juntarlos y, dar al creador, cuyo espiritu se siente todavia caminar por Belgica, el gozo de su obra cumplida.
Pero si es verdad que Meunier hizo su carne valerosa sin intención partidarista, también es verdad que valen por muchos discursos y conferencias estos bronces, para recordar al visitante ocioso del museo, que hay en la tierra pisada por sus zapatos blandos, zonas de infierno de donde sale el La zona sombría Au pays noir acero de su pequeño reloj. Nos recuerda Meunier que la realidad más evidente del jo, que era semejante a Miguel Angel por pinazo. Tampoco el corazón solo e insenrebaño humano, es ese trabajador, medio la melancolía.
sato que borbotea un espumarajo sin cuabestia y medio titán, bestia por el jadeo En una semana de Bélgica se pueden ver jarlo. Es de la vieja raza que se va acabando, con que hace su faena y titán porque el casi todas sus obras. Se entiende entonces. a menos que el Espíritu quiera retornar: la trabajo equivale, en lo contemporáneo, a lo lo que significa esta expresión tan gastada de los Donatello.
heroico antiguo.
de una obra, y se siente un poco el or Dicen sus biógrafos que en los últimos Por este tiempo de creación en grande gullo de lo humano. Esto era, pues, deci diez años de su vida, Meunier tuvo la aden que sus manos, como levadura, hinchan mos, ser un trabajador verdadero, ni más miración cotidiana de Bélgica. Vivió diez las gredas todos los días, se le encomienda ni menos que esto.
años harto del amor y de la justicia de su un monumento a Zola. Esta obra quedo los cincuenta años, como un tartamudo gente. Eso no ha pasado. Dónde no se inconclusa; un dia en que se levantaba para que antes no hubiera pronunciado sino paencuentra, caminando por esta tierra de trabajar en ella, Constantino Meunier cayó labras incoherentes, se puso a decir su pe niebla, su recuerdo? En la biblioteca infallmuerto. El Zola que había empezado a hacer ríodo entero. El alma bien madura pesa en til, los niños leen como bajo la sombra de era, naturalmente, el de Germinal y Fecun la obra como la fruta madura pesa en la su Minero inclinado. En las oficinas del. didad, es decir, el Zola purificador. Aunque rama. Era el escultor completo, que poseía Ministerio del Trabajo, una por una, están quisiera purificar a veces con fermentos nau la técnica, pero además todos los otros o el Pescador flamenco o la Maternidad; el seabundos. dones: la voluntad, la verdad. Nada de téc Sembrador echa su gesto sobre el parque Asi murió, entre su greda, sus yesos y nicos ñoños que parecen una mano cortada, botánico; una cabeza del escultor preside sus cinceles, este transfigurador del traba es decir, cinco dedos sin corazón y sin eslas asambleas del Partido Socialista Belga.
Esta vez puede decirse que un pueblo me.
recía a su hombre, puesto que lo ha ama.
do. El elogio que está por encima del de las monografías de arte, puede ser el siguiente: los trabajadores se reconocen en los tipos Meunerianos y dicen, mirándolos, que esas sí son sus espaldas, sus brazos y sus pies.
He dicho antes que Bélgica tiene un obrerismo superior. Sus artesanías están en plena madurez y son, por calidad, arte.
sanias dignas de la italiana, para decir la mayor. Cuando Homero aparece, ya los griegos han domado el agua marina y por eso él puede cantarla. En cuanto una cosa llega a su excelencia, le nace el cantador, no antes. Pero ni artesania ni oficio de mar alcanzan gloria, sino cuando han pasado por la alabanza de uno que honra alabando.
Asi nació y vivió Constantino Meunier, en pueblo de grandes obreros, y se puso a expresar en tono mayor a su raza, que era ya digna de ella, GAURIELA MISTRAL La cosecha La moisson Bélgica, 1920. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica