Anarchism

316 REPERTORIO AMERICANO Una hora con Pedro Padro (Viene de la página 312) esa del Santo. En Manuel Magallanes ve el esporque sé bien lo caro que me cuestan los la segunda. Escribia en una mesa pobre, versos de amor que he escrito. insignificante. Sus libros estaban por cualSalimos de este tema escabroso y volve quier parte. Tenía un concepto nulo de la mos a mirarle como hombre de letras: propiedad y, io poseía el más mínimo egois. Manuel es, sin duda alguna, el único mo. Si uii amigo iba a su casa podía tener hombre humilde que he conocido en mi vida. por seguro que cualquier cosa de ella era No creía en su obra, no confiaba en sí suya, sin protesta, sin sentimiento, alguno mismo. Creia que sus versos eran algo me de Manuel. Si uno le prestaba algún libro diocre, pequeño, sin sentido, sin valor. No no se lo devolvia más porque tampoco sabia era absolutamente una postura suya este el cuándo prestaba algo ni menos se acordasentimiento; era algo intimo, inalienable. ba de pedirlo. Esta generosidad, este desasiCuando se publicó en Costa Rica su Flori miento de las cosas eran, por cierto, de péleglo. yo escribí unas cuantas lineas para simas consecuencias. Su señora tenía que presentarlo al público extranjero. Se las lei manejar el dinero de la familia porque sino en su casa de San Bernardo, y me sorprendió las cosas habrían andado muy mal. El le mucho, al terminar, su silencio. No te gus pedia para sus pequeños gastos de cigatan. le pregunté. Entonces él me respon rrillos y de tranvía, y no le hacia falta más. dio. Tú crees eso que has escrito. Cla El autor de Alsino prepara actualmente ro que six, le respondi. Cuando lo leias, una conferencia sobre San Francisco y se yo creí que te estabas refiriendo a otro. halla empapado del espiritu franciscano, por me respondió. Es cierto que tampoco creia el reciente repaso de la vida y de la obra en los demás; pero el menosprecio de su propia obra era de la mejor ley, sincerisimo. piritu del pobrecillo con extraordinario re Tenia, además, Manuel, una cualidad que lieve. Luego nos dice: abunda muy poco en los hombres: amaba a Para Manuel la cortesía no era lo que sus semejantes. Hay individuos que hacen para la mayoría. Por lo general los homobras de caridad o de filantropía y regalan bres preguntamos por los demás para ver dinero para los pobres y los enfermos. Pero modo de llegar a pensar en ellos merced en realidad, no aman a los enfermos ni a al acto de la cortesia. Manuel seguía el los pobres, y a veces hasta los desprecian. camino contrario: si preguntaba por los deManuel no. Manuel era desprendido porque más, si a mí me hablaba de mis niños, por sentia amor por los demás, especialmente ejemplo, era porque los queria. Una vez me cuando los veia desvalidos y tristes. Era encontré con él en el centro, después de un hombre a quien los bienes propios no le mucho tiempo que no lo veia. Hablamos de merecían el menor respeto. Tenía algún di diversas cosas, y al fin, cuando ya nos desninero, pero no lo manejaba. Siempre se pedíamos, me dijo. Tengo aquí unos lápices le veía sobrio, correcto, igual, Era un hom de colores. Por qué no se los llevas a tus bre que no pesaba. Saliamos a veces a ca chicos para que se entretengan. minar por el campo, y mientras a mi se me El poeta nos muestra algunas cartas de ensuciaban los. zapatos, el. parecía haber, su amigo, escritas con su letra derecha, recaminado por un salón. Yo no sé cómo andonda, clara. En una de ellas vemos una daba que siempre conservaba cse aspecto fecha que es importante para la vida de de acomodo y de limpieza pulcra que lo estos dos amigos: el de noviembre. El distinguió siempre.
de noviembre de 1878 nació Manuel Maga»Una vez me dijo que se había mandado llanes; un de noviembre murió el padre de a hacer un traje, porque el anterior estaba Prado; otro de noviembre, en fin, nació el muy viejo. Yo no se lo habia notado viejo; hijo mayor del autor de Androvar. Es una pero lo curioso es que andaba con el nuevo serie de coincidencias digna de mención.
y éste tampoco parecía nuevo. No enveje En la carta que nos muestra el poeta le dice cía, no gastaba nada.
que ha cumplido 39 años «pero con eso y »Es bien sabido que sentia una excepcio todo le parece que comienza a vivir. nal simpatía por las ideas sociales más avan Pocos momentos después llega al escritozadas, y por esto tenía muchos amigos obre rio el pintor Franco Paolantonio. Hablamos ros, anarquistas, socialistas, etc. Estaba de de otras cosas hasta que pasamos al comeacuerdo con ellos en parte; pero decía que dor. Allí nos esperan la señora de Prado y iba más lejos y que aquellos estaban atra algunos de sus hijos: Pedro, el primogénito, sados. Por qué estamos atrasados. re mozo de 15 anos; varias niñitas de rubios plicaban sus amigos, y él les respondia: KUs. cabellos y de caras ingenuas. Al fin del altedes persiguen que todas las cosas sean de muerzo se hace una larga sobremesa y se todos. no es asi? Pues eso a mí no me intere habla de arte, discutiendo con algún entusa. Lo que quiero yo es que mis cosas sean siasmo sobre la deshumanización del arte de los demás. Yo no quiero nada para mi. actual. Como siempre, la discusión es inútil. Hay nos dice el poeta en seguida, porque nadie convence a nadie. Pero el dos formas de liberación: o poseerlo todo poeta nos cuenta la siguiente parábola que o no poseer nada. Manuel habia escogido ha escrito hace poco y no ha publicado todavía: Ediciones del Convivio, San José de Costa Rica, 1921. Un rey buscaba la belleza pura, decepcionado de hallarla siempre mezclada com elementos extraños. Abrió un concurso para que se le diera lo que perseguía con tanto ahinco, y se presentaron tres hombres a ofrecerle la belleza pura. El primero le dijo que en su país había una alta montaña que era la mayor belleza que habian visto sus ojos. El rey le replicó que estaba cansado de ver montañas y que lo que él queria era la belleza pura, sin mezcla alguna. Partió el individuo para traerle al rey una muestra de esa belleza. Otro le dijo qne había leido un poema que era el más bello que conocian los hombres. El rey le dijo que le trajera de él lo más bello, porque lo que per.
seguia era la belleza pura, sin mezcla. Otro, en fin, le dijo que conocía a la mujer más bella que se viera jamás. El rey le preguntó si era bella toda ella o si tenía unas partes más bellas que otras, y terminó pidiéndole que se la trajera para verla. Cuando volvieron los concursantes, el primero trajo un trozo de roca pequeño, igual a todos los guijarros que se hallan en las montañas.
Era el pináculo de la montaña más bella del mundo. El segundo trajo unas cuantas palabras que no valian más que las que pronunciamos continuamente; eran el trozo más bello en el más hermoso poema que escribió mano humana. El tercero no traía nada, y dijo así al rey. Señor, yo te dije que conocía a la mujer más bella del mundo. Todo en ella es hermoso, pero sus ojos son lo más hermoso de todo. Pensé traértelos, pero luego vi que desprendidos del marco divino de su cuerpo no habrian sido más que otros ojos. Por eso no te traje nada.
Termina el poeta y nos quedamos gustando el valor de su parábola, a la vez que meditamos en la lección que en sus palabras se esconde: Es media tarde: llegan dos amigos más: Alfonso Leng, el músico, y Agustín Cannobio, profesor y diputado. Se habla de muchas cosas, hasta de política. El señor Cannobio trae para los niños de Prado unos globos que vamos a elevar a la torre que corona el trozo del edificio en que se han de instalar los departamentos de los X: el claustro, la Basilica, la biblioteca, el patio de meditación. Luego vamos al huerto y jugamos como niños junto a los hijos de Prado. Cuando volvemos al patio de la casa, junto a la fuente en que se alza un chorro de agua fresca, Prado nos dice. Falta alguien. Como hemos hablado tanto de Manuel, se siente que el no está con nosotros y parece que lo hubiéramos dejado en el jardin.
RAUL SILVA CASTRO (El Mercurio. Santiago de Chile. EL ESTUDIO Revista mensual. Organo de la Sociedad de Estudios de Psicologia Experimental.
San José de Costa Rica Apartado 544 Director: Francisco Roldán Hidalgo.
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