REPERTORIO AMERICANO 339 va cito no acepta la tiara. El apóstol manda: el obispo debe ser irrepensible. mi conciencia me dice, con una voz que en vano quisiera acallar, que no tengo esa irreprensibilidad indispensables. eso es todo. Para qué más? Acaso sólo le queda un resquemor! el que pudiera ser tenida por simula ción farisaica su sinceridad entrañable. nombrado, limosnero de su Orden, se en peregrinación al Perú.
Una noche en que el frío la fatiga lo mimbran, llama a la puerta de un convento. Quién. Un pobrecito fraile peregrino que pide hospitalidad.
Pero sin duda, a causa de la hora, el portero desconfía. El caminante repite su ruego. Inútil. Lo admiten sólo al día siguiente. Cuando el padre guardián conoce su nombre. vuela afligido a pedirle disculpas. Mas, no obstante su viva insistencia, el peregrino se niega a cambiar por otra la infima celda en que lo alojaron, favor que agradece otro vez con humilde contento.
Para después al Ecuador. por todas las tierras dondo anda. lirios. de simplicidad florecen bajo sus pasos.
Pero se renueva en su corazón una vieja ambición santa: peregrinar a la tierra de Jesús y los Profetas.
Antes quiere volver a su patria, y un día, después de «loce años de ausencia, golpea las puertas del convento que fue su hogar.
La provincia revisa las tablas de su Ley y se impone que su hijo amado la consagre con su palabra.
Sube al púlpito. Todos los ojos quieren verlo, todos los oídos escucharlo. Viste su sayal, pardo como el asno que llevó en sus lomos al Puro, o como los senderos de sui aldea; pero él es alto y hermoso; la frente ancha como diestra de sembrador; los ojos del color del moscatel, la uva que va el vino más cordial y aromoso, iluminados por la nostalgia de la patria seráfica; la boca, purificada por. la brasa de la verdad, que echa aquella voz sonora del gran pecho: y toda la expresión abierta como uma mano que da.
Su elocuencia. como los querubines, vuela aliora con tres pares de alas, y alcanza así su remonte más (eleste. Oid. que ha hundido su mirada en el misterio de la vida y acorrala ahora al hombre. Poned a la vista del nuevo titán, una semilla de yerba, el insecto que pisáis, y preguntadle. qué es aquello que vive en ese átomo? Tú te pascas por las alturas del cielo y registras las profundidades de la tierra. podrías decirme lo que hay en un grano de trigo. y por qué brota. y cómo se multiplica en cien granos, y cada umo de estos en otros cien más, tantas veces cuantas primaveras han pasado desde que se cultiva sobre la tierra. Oh. dime lo que es la vida, produceme una sola semilla, mm:solo insecto, y yo caigo de rodillas clelante de ti y te adoro por mi Dios. Es también la época en que peregrinos de toda la provincia y de distintas partes de la República vienen al santuario de la Virgen del Valle, como los de Judea y Galilea al templo de Jerusalén. La Virgen wegrita y poética, rústica y milagrosa. Con qué fervor y sencillez de amor, con qué lengua de leche y de miel el misionero de Tarija habla de ella. Se llama «del valles como la azucena bíblica: lilium Convite linm. Este lugar felicísimo ha llegado a dar a la Virgen su propio nombre. La llama «iris de la esperanza. madre del amor hermoso. y recordando que lo open labradores «piadosa Ruth que va recogiendo una a ima las espigas en este campo de sui amor. Para qué hablar de sus milagros? Los conocen todos. Ella es para sus hijos buena como una madre, pero es preciso que ellos no olviden «que los cariños de una madre no son siempre prueba del mérito de sus hijos, sino más bien de su debilidad y pequenez. un día se va a la Palestina. Al pasar por Roma llega a postrarse ante el Papa, que ve como a varón de los días apostólicos al fraile que no quiso ser arzobispo, y arriba a Tierra Santa. como a los Cruzados del Tasso Ecco appavir Gierusalem se vede Jerusalén, superviente aun de sus diez y siete minas sucesivas.
Pide al llegar la bendición del padre Custodio y en la iglesia del Santo Sepulcro permanece quince días, en un cuartucho que nadie ocupa, macerando su cuerpo en la vigilia y el ayuno, y su alma en la contrición y la plegaria. Lo nombran capellán de la Gruta de la Agonía iglorias como éstas son las únicas a que aspira en la tierra. y se hace amar hasta del judío y del musulman. Los leprosos que imploran su caridad, obtienen también su amor que es como pedir un pan y recibir un diamante Yim dia sin duda el de su mayor dicha sobre la tierra, su lumildad y su dulzuaa consiguen una gracia única: ofrecer el sacrificio incruento en el cenáculo donde el Hijo del Hombre creó el misterio naravilloso.
diciendo del pan. Tomad y comed, esta es mi carner: y del vino. Tomad y bebed, esta es mi sangre. Después se embarca en Jafa para San Juan de Acre. Llega al templo del Carmelo, el monte cuyos huracanes inclinan como hierbas los árboles de su falda, y cuyos truenos redoblan como u tambor fúnebre: allí está la gruta de Elías, el enviado de Dios, espanto de pueblos y de reyes con su voz y su presencia de león, el profeta que un día degolló al pio de su monte cuatrocientos cincuenta profetas de Baal, el Dios falso.
En una jornada del viaje cac con su compañero en manos de un beduino que los azota brutalmente y al escaparsele a aquél un jay! de dolor, lo consuela recordándole los tormentos sin igual de Jesús. llega a Nazaret. Pasa casi un mes en la. iglesia construída donde fué la casa de la Santa Familia.
Ve la Fuente de la Virgen, la única de la villa.
donde María, de juro, vino con su cántaro por agua.
Catamarca, julio de 1925. El consuelo de la tarde Tarde azul, enternecida de primaveral ventura, tarde tan clara y tan pura, que consuela de la vida.
Tarde gris, dulzura inerte que del otoño se apiada.
Tarde tan quieta y callada, que consuela de la muerte.
Tarde de oro adormecido, que toda inclemencia alivia.
Tarde tan blanda y tan tibia, que consuela del olvido.
Tarde que en el esplendor de rosas y labios arde. Cuándo llegará la tarde que consuela del amor!
LEOPOLDO LUGONES (Caras y Caretas, Buenos Aires. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica