REPERTORIO AMERICANO 270 El nocturno del baile Agil el pie fileno qne en el salón se atreve con esa aristocracia del ala que se mueve para volar. Preludia un instrumento lento. Es un gotear de notas en la copa del viento. Súbitamente interrumpe la orquesta. se diria que está saltando rota una cristaleria, o que entre un claro ambiente un niño bueno hiciera que de golpe se abriera toda una pajarera. hay un afán de faldas que en el salón remeda la gloriosa locura de un huracán de seda!
Yo estoy solo. mi Amada en la sala encantada se va con el acorde de la música alada: y es tari bello su cuerpo y la línea es tan pura, que yo pienso se ha echado a andar una escultura por el salón en fiebre, donde un gran sorbo manso da el espejo que tiene la quietud de un remanso. la faz pudorosa que se la da en olor parece que le sale del hueco de una flor; y el mancebo la bebe la fragancia. yo veo que por sus cielos corre la nube de un deseo. Se me ha ido el reposo, y ya en pies me sofoca el ambiente, y un grito se me anuda en la boca.
He apurado la angustia del que buscó un asilo para urdir y no puede porque se enreda el hilo.
He sentido que algo se me ha roto en el pecho.
Por la paz del alero pasa un buitre en acecho! me estremezco y ando con el desasosiego de aquel que de repente se va poniendo ciego.
Ya se duerme la orquesta, ya se apagan los sones. Un trajin de corpiños y un vuelo de ilusiones!
Amor pasa y repasa frente a la dama hermosa con la inquietud del niño cuando busca una cosa. mi Amada sonríe, y primoroso y rico en su mano aletea el purpúreo abanico que me sugiere al punto, con su murmullo leve, un gigantesco insecto sobre un boton de nieve!
No estoy solo. La Amada se ha sentado a mi lado.
En sus breves pupilas todo el Sol se ha quedado como dormido, y una sonrisa riza el ala.
Un rayo de la Luna me improvisa una escala!
Noche azul de Verona! Un jazmín por la alfombra, y un reproche, y un beso que se arrastra en la sombra. Cuánta dulzura pone mi Amada en la mirada cuando lo dice todo, cuando no dice nada!
Al alma de mi novia por sus ojos me asomo. ya me siento alegre tal un pájaro, como si con la hebra fúlgida que en su frente he cogido. dorada paja lírica me fuera haciendo un nido!
Como pájaros libres, frescos y matinales, ensayan la nerviosa caución del peregrino.
Ciervo, tus ojos de agua retirados y esquivos, por donde nadie pasa, lari, lirá, lari.
son para mi nostalgia de versos optativos y huraños y asustados, lari, lirá, lari.
En qué lengua cantara, mis queridos hermanos, aime le son du cor, le soir au fond des bois no le digáis a nadie que tengo nuevas manos, nuevos pies, nuevos ojos, lirá, lari, lirá.
Ciervo por tus dos ramas que siempre van contigo, entre las hojas verdes, mi vida vivirá, como en la silenciosa parábola del trigo, la párvula semilla, lirá, lari, lirá.
El pájaro celeste Simbad, aeroplano de Dios, uno tras uno, relata sus mil dias, de viajes y más viajes, con vuelo franciscano de frescas bien pintadas y nuevas alegrías. con nostalgias rezan, las ramas euvidiosas: el pié son, las raices y nosotros la mano; en las raices, lloro nocturno de las cosas, y en las ramas, dichoso rumor aeroplano.
Quisiera las dos alas del pájaro, quisiera los saltos de la cabra, los pies electrizados de ardilla despierta, nerviosa maromera y los pasos esquivos huraños y asustados del ciervo. Pobre rama, porque fuiste sufrida, humilde y silenciosa, Piés para andar con ellos, y Aquiles pies ligeros de marcha florecida, serás. Vendrán los ciervos, por los caminos bellos, cuando pasen las lluvias, vendrán, vendrán contigo.
Viajar es necesario, viajar, viajar, viajar hasta que se nos siembre, como se siembra el trigo.
La muerte sólo sabe sembrar, sembrar, sembrar.
Después el peregrino se quedó silencioso, con las manos alzadas, como fuera de si. Tendrán más entusiasmo de vino generoso, las uvas de Borgoña. Lari, lirá, lari! PALLAIS Presbitero.
RAFAEL VAZ Mi amigo el poeta quiso que yo escribiese detrás del paisaje Ver, con estos ojos que Dios nos ha dado, como veit los dulces niños inocentes, ver como quien dice: Nos hemos bañado, en fresco remanso aguas transparentes.
El Coro (Venezuela. 1926.
En alados versos unir los extremios de la luz, Sor Clara de los Sacramentos que arrulla dichosa todo lo que veinos, con siete palabras de inefables cuentus.
La balada de los que van por el camino después de las lluvias Ultima novedad fresca, recién salida. de una fábrica nueva. Plenamente dichosos, como el agua de Mayo, como Pascua Florida, juegan hoy los caminos. Exámetros nerviosos, bailan todos mis siervos mecidos por la danza libre y francijammesca del camino lavado y se baña mi vida con lluvia de esperanza y se pone sus trajes de domingos, bordados con hilos andariegos, locos, trascendentales.
Entre cabras huranas, las voces del camino, Paisaje mi verso, tímida acuarela, tu amigo, discreto paisaje también, paisaje tu niña, nostálgica vela, que en mares de ensueños nuestros ojos ven. PALLAS Presbitero, León de Nicaragua. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica