REPERTORIO AMERICANO 223 LA EDAD DE ORO Lecturas para niños (Suplemento al Repertorio Americano)
El sentimiento de la naturaleza entre los celtas Lo que más sorprende en estos extraños relatos. es el puesto que en ellos tienen los animales transformados por la imaginación gálica en creaturas inteligentes. Ninguna raza conversó tan intimamente como la raza céltica con los seres inferiores, ni les. concedió tanta parte de vida moral. La asociación íntima del hombre y del animal, las ficciones, tan caras a la poesía de la edad media, del caballero del león, del caballero del halcon, del caballero del cisne, los votos consagrados por la presencia de animales reputados nobles, tales como el faisán, la garza, son otras tantas imaginaciones bretonas. La literatura cclesiástica ofrece rasgos análogos: la mansedumbre en los animales, brilla en todas las leyendas de los santos de Bretaña y de Irlanda. Un día, San Keivin se durmió orando en su ventana con los brazos abiertos; una golondrina, viendo la mano abierta del monje, halló el lugar excelente para hacer su nido. Al despertarse el santo y mirar a la madre qưe ponía sus huevos, no quiso incomodarla, y esperó para moverse hasta que hubiesen empollado.
Esta conmovedora simpatía proviene de la particular vivacidad que las razas célticas han prestado al sentimiento de la naturaleza. Su mitología no es sino un naturalismo transparente, el amor de la naturaleza por ella misma, la impresión viva de su magia, acompañada de la tristeza que el hombre siente, cuando, frente a frente de ella, cree oirla hablar de su origen y de su destino. La leyenda de Merlín es el reflejo de este sentimiento. Seducido por una hada de los bosques, huye con ella y se torna salvaje. Los mensajeros de Arturo lo encuentran cantando a la orilla de una fuente: lo conducen a la corte, pero el encanto lo arrebata aún, y vuelve a sus florestas. esta vez para siempre. Viviana le ha construído en un breñal de oxiacanto una prisión mágica. Allí Merlin profetiza el porvenir de las razas célticas; habla de una joven hija de los bosques, a veces visible y a veces invisible, que le retiene cautivo con su encanto.
Muchas leyendas de Arturo están impregnadas del mismo carácter. El mismo pasa ante el pueblo como un espíritu de los bosques. Los guardabosques. cuando hacen sus rondas al claro de la luna, dice Gervais de Tilber, oyen a menudo un gran ruido de cuernos y encuentran partidas de cazadores. Cuando se les pregunta de dónde vienen, los cazadores responden que hacen parte de la comitiva de Arturo. Las imitaciones francesas de las novelas bretonas conservan también la impresión, algo desabrida, del atractivo que la naturaleza tiene para la imaginación de las razas célticas. Yblis, la heroina de Lancelot, el ideal de la perfección bretona, pasa su vida con sus compañeras en un jardin en medio de las flores.
a las cuales rinde culto. Cada flor cogida por sus manos renacia al instante, y los adoradores de su memoria se obligaban, al cortar una flor, a sembrar otra en su lugar.
El culto de las florestas, de las fuentes, y de las piedras, se explica por este naturalismo primitivo, que todos los concilios reunidos en Bretaña han proskcrito. La piedra, en efecto, parece el símbolo natural de las razas célticas. Iniutable como ella, es un testigo que no muere. El animal, la planta, la figura humana sobre todo, no expresan la vida divina sino bajo una forma determinada; la piedra, al contrario. apta para recibir todas las formas, ha sido siempre el fetiche de los pueblos en su infancia, Se ha observado siempre que la mayor parte de las creencias populares que viven aún en nuestras provincias son de origen célti Un hecho no menos importante es el fuerte tinte de naturalismo que domina en esas creencias. Así, cada vez que el viejo espíritu celta aparece en nuestra historia, se ve renacer con él la fe en la naturaleza y sus mágicas influencias. Una de esas manifestaciones más características ine parece ser la de Juana de Arco. Esa esperanza indomable. esa firmeza en la afirmación del porvenir, aquella creencia de que la salud del reino vendría de una mujer, todos esos rasgos, tan distintos del.
gusto antiguo y del gusto germánico, son, por muchos aspectos, célticos. El recuerdo del viejo culto se había perpetuado en Domremy, como en tantos otros lugares, bajo la forma de superstición popular. La choza de la familia de los Arco estaba sombreada por una haya celebre en el país, y donde se decía que liabitaban las hadas. En su infancia, Juana iba a colgar cle sus ramas guirnaldas de follaje de flores, que desaparecían, dicen, durante la noche. Las actas de su proceso hablan con espanto de esta inocente costumbre como de un crimen contra la fe, y no se engañaban del todo los despiadados teólogos que juzgaron a la santa niña.
Sin que ella lo supiese, era inás céltica que cristiana!
Fué anunciada por Merlín; no conoce al papa ni a la iglesia; no cree sino en la voz de su corazón. Esa voz la escucha en los campos, en el ruido del viento en los árboles, cuando su oído es impresionado por sonidos acompasados y lejanos. Durante su proceso, fatigada de preguntas y de sutilezas escolásticas, se le preguntó si oía esas voces. Llevadme a un bosque, dijo, y las oiré muy bien. Su leyenda se tine de los mismos colores; la naturaleza la amaba: los lobos no tocaban nunca las ovejas de su rebaño: cuando era pequeña, los pájaros venían a comer su pan en su regazo, como domesticados.
ERXESTO REXÅX (Trad. de CORNELO HISPANO. Ejemplos do constancia en el trabajo Los niños deben grabar eu la memoria estas palabras de Tocqueville. el mundo pertenece a la actividad. y esforzarse en adquirir esta valiosa prenda. del espíritu; y no tienen por que desanimarse si la fortuna quiso que nacicran en condición humilde. porque en toda profesión u oficio pueden alcanzar los más altos puestos, y a todos podemos decirles lo que un capitán ilustre decía a sus soldados. que todos ellos tenían en su cartuchera el bastón de mariscal.
Vosotros los niños de condición humilde, observad cómo se conquistaron bienestar material y aprecio público los que trabajaron asiduamente y con brio en el cumplimiento de sus deberes.
Jaime Crowther, de Manchester, hació lesvalido y en una cueva: fur tejedor y empezó a trabajar a la edad de nueve años; en sus horas de descanso. se (1) Los cantos populares del puis de Gales. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica