98 REPERTORIO AMERICANO habían obsesionado siempre a uno. Sobre haber hecho un vasto recorrido a lo largo ya gloria del país. en er sabio sabio de todo, desde el dia que, repasando las foto de las bovedas de un templo; esa voz un la vida, de las cosas y de los hombresgrafías insertas en los Recuerdos de su vida, poco catacumbal, abovedada y remota. Cajal que al declinar su tránsito vital siente la descubrimos la mocedad del Alto Aragón, tiene algo más que la voz de Unamuno. Su musa clásica de Epicteto, de Séneca, de ¡Aquella imagen de torso desnudo mostrando fuego de rescoldo ibero. Pero jah! mientras Gracián, de Chamfort, ponerle la pluma sulos bíceps, con una cara enconada, de pe la llama unamunesca se tuerce y entorcha bre el libro.
drea, de alarido de guerra en la estepa! por el gran cielo solitario de Castilla sin Gran aragonés proteiforme, a lo Goya, a Imagen súlo, disculpable por las otras dos, fin, sin objeto, sin pucheros a sus pies que lo Azara, Don Santiago Ramón y Cajal es más posteriores, en que aquel salvaje her hacer hervir, la de Cajal va a lo suyo. Un el más perfecto hombre antiguo que tenecúleo, ya vestido con un traje ancho y pin microscopio, un premio Nóbel, un plantel de mos. Trasformad su indumentaria de gabán toresco de militar de Cuba, deja arder en discípulos, un Instituto inmortal.
y flexible; su tertulia famosa del Suizo; sus sus ojos, a la par de la caquexia palúdica, Cajal tiene el talento tenaz y demoledor paseos por riberas del Manzanares, como un tremendo romanticismo insatisfecho. de Maeztu. Tampoco, lo sabian ustedes? se debe. Una capa y unas sandalias, con la Cuál no seria mi asombro ahora, al buscar Pero Maeztu se vuelve luego loco para po cabeza alta y serena, como el Esquines de intencionadamente, y a seguida de tenerlo ner piedra sobre piedra y rehacer lo demo Herculano, dialogando con un corro de soen frente, aquellos signos esteparios, aque lido, para arrastrar a la gente, por conso fistas, a lo largo de un riachuelo ático, bajo lla faz socavada por la pasión y la violen lidar el edificio iconoclastado. Cajal tenaceo un cielo azul, en un paisaje de olivos y de cia, en la que parecía soplar el terral, en y desmontó también. Pero con plan, pero viñas. tendréis su vera imagen. no la que no había un árbol humedecido, y la con proyecto previo, pero sabiendo que tras digo su monumento porque su monumento lluvia caia en estériles torrencialidades, y su piqueta valiente y titánica traía en sus está por hacer. Allá, en la estepa de Ayerbe los pájaros no se sentían, aquel rostro de alforjas o, como él diría, en su mochila o de Petillas, cerca del Pirineo, un simple sigual, anguloso, requemado, y encontrar los nuevos santos que adorar y enaltecer. y alto obelisco, sobresaliente sobre las cauna cabeza suave, perfilada, pulida, como Entre otros, su propio laboratorio.
sas, sobre los cerros, sobre las testas de criselefantina, como la de un bello dracma Cajal sueña en una europeidad, en una los demás vecinos. De modo que el vértice del tiempo de Alejandro, como la de un es suavización de España, en un pais desbas. atalaye traspirineos, tras la verdadera babozo literario de un Diderot en un salón, tado, ágil y alegre, como sueña Ortega. rrera secular de nuestro enquistamiento nacoino la de un sabio francés, vienés,, ita Pero mientras Ortega, con el aliento del cional, de nuestra soledad, de nuestra deliano. sus melenitas de plata y su aire supremo retórico liberal que es de la Pe cadencia las miradas azules y serenas de refinado y lleno. recién coronado por al ninsula, se desparrama en literatura y ora los demás altos europeos. al pie de este guna estricta Academia.
ciones exquisitas, incitando, incitando, siem obelisco, las palabras tranquilas de Solón: Cuál no seria mi emoción al ver susti pre incitando, Cajal comenzó por incitarse Salve sin tiranía el patrio suelo tuida la cara color de yermo por el perfil a sí mismo, ante todo, y después a y sin usar de inexorable fuerza.
sensualista, dieciochesno de un Holbach, demás.
de un Condillac. Por la elegancia fisono Cajal a diferencia de Unamuno, de OrE. GIMÉNEZ CABALLERO mica de un intendente luisiano del Jardin tega, de Maeztu, principió por ser obrero (El Sol, Madrid. du Roya antes que capataz, por aportar su ejemplo antes que la solicitación de los otros, por La célula matriz. Esa capacidad de predicar consigo mismo en la mano. Rasgo La recompensa Cajal de haberse logrado, en una autoplascapital de diferenciación sobre sus otros her.
Para AURORA ESTRADA AYALA, mación trascendental, una cabeza nobilísima, manos de estirpe, noble espíritu de América.
Hizo literatura tras hacer ciencia. si plutarquiana, relegando a la insignificancia ¡Cuánto bien que me ha hecho esta pena!
todo rasgo bárbaro y eremitico, sin otro hizo literatura no fué por hacer literatura.
Me ha traído como un despertar, afeite que el de una cultura moral heroica, La literatura de Cajal. Ninguno ha ha pues había dejado el camino sin otro cosmético que el de haber sometido blado con atención de esta parte final de que conduce al supremo Idea. a gran presión su cerebro aragonés, me mi libro Reglas y consejos sobre investiga. Complacido de toda locura, hizo pensar en la progenie espiritual de ción cientifica me dijo al dedicármelo sobre este hombre, en las condiciones etiológicas aquella modesta mesa del Laboratorio. Se y sin rumbo, viviendo nó más, olvidéme de toda nobleza, en que tal fenómeno pudo hacerse posible.
han fijado en mis charlas de café, en las sin mirar, sin sufrir, sin pensar.
Si con un cierto método discriminador anécdotas de mi vida, pero no en ese rincón.
tomásemos tres o cuatro personalidades, de mi literatura. Se trataba del capitulo Lo que habia de Dios en mí mismo marcadas, de la actual España que ya sa titulado Deberes del Estado en relación con adentro, en silencio, se puso a llorar; bemos cuáles son: Unamuno, Ortega, Maeztu, la producción científica. Unas páginas que, entonces la vida rompió los vendajes. y las ecuacionáramos con la de Cajal, después de leidas, puede uno afirmarlas encendió mi lámpara y me dió la paz. qué resultaria. qué elemento homogéneo como la historia más sucinta y perfecta de uniría a estos cuatro organismos? Pues esta la decadencia de España.
El dolor se hizo flor entre mi pecho frase. Despensa y escuela. La célula may en crisol divino se torno ese mal.
Contra la latente invitación cajaliana tamtriz de Costa. Célula a su vez, cuyo protoYa lo miro todo como de una cumbre, poco yo por ahora he de hacer en ese plasma. cuajado en una biogénesis bien rincón más hincapié. Me urge ondear el.
siento que ya vivo la inmortalidad!
analizada por Azorin ahora es obvio reresto de su literatura, ya que sobre ella ROGELIO SOTELA cordar.
corre una opinión algo peyorativa, queriendo Cajal, Unamuno, Ortega, Maeztu, cuatro Costa Rica, 1926.
malignamente confrontarla con la obra cientihermanos que nunca se les suele unir por fica. No! La literatura de Cajal no es un esa fe de bautismo, y que yo me complazco ocio de histólogo. La literatura de Cajal es Revista Bimestre Cubana ahora en desempolvar, son cuatro ramas de algo que deberá pasar en primera fila a un Publicación Enciclopédica una estirpe. Si homogeneizados en género humanista apenas cultivado ya en Editada por la su radicalidad, heterogeneizados luego al España.
tomar cada una su morfosis especial.
SOCIEDAD ECONÓMICA DE AMIGOS DEL PAÍS Eļ gnómico, el aforístico. Porque Cajal Director: Cajal habla como Unamuno. Lo sabian se biparte literariamente: En el pedagogo ustedes? Tiene la gran semejanza de su voz.
FERNANDO ORTIZ genial que logra con sus parrafadas optimisSu voz algo aguda, atiplada, lejana, esa voz tas, confidentes, un vivero de entusiastas, Suscripción, anual: 00 de Unamuno que parece actualizarse tras una germinación de biólogos españoles hoy HABANA, CUBA. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica