REPERTORIO AMERICANO X37 Algunos semblantes. habian dicho. AlfonM.
sina es fea. y yo esperaba una fisonomía menos grata que la voz escuchada por teléfono, una de esas que vienen a ser algo asi como el castigo dado a la criatura que trajo excelencia interior. cuando abrí la puerta a Alfonsina, me quedé desorientada, y hasta tuve la ingenuidad, de la pregunta. Alfonsina. Sí, Alfonsina. y ella se rie con una buena risa cordial.
Extraordinaria la cabeza, pero no por rasgos ingratos, sino por un cabello enteramente plateado, que hace el marco de un rostro de 25 años. Cabello más hermoso no lo he visto; es extraño como lo fuera la luz de la luna al mediodía. Era dorado y alguna dulzura rubia queda todavía en los gajos blancos, El ojo azul, la empinada nariz francesa, muy graciosa, y la piel rosada, le dan alguna cosa infantil que desmiente la conversación sagaz de mujer madura.
Pequeña de estatura, muy ágil y con el gesto, la manera y toda ella, jaspeada (valga la expresión) de inteligencia. No se repite, no decae, mantiene a través de un dia entero de compañía su cosas mejores de este mundo.
encanto del primer momento.
Las cartas nos habían acercado Esta es nuestra Alfonsina. poco; tiene Alfonsina, al revés Muy poco nuestra físicamente, de la americana, que se adorna es decir, muy poco americana. epistolarmente, un deseo maligYo, que tengo una fuerte cu no de despistar a sus corresriosidad de la sangre, empiezo ponsales. Acaso sea una de a documentarme. Alfonsina fensa de la calamidad que ha me da la sorpresa de haber llegado a ser la correspondennacido en Suiza, en la Suiza ita cia entre literatos. Mi Alfonsiliana. renglón seguido de la na de las cartas era egoista, declaración, me dice su argen burlona y alguna vez voluntatinidad voluntaria y de educariamente banal, En mi temor ción. Digamos, mejor, su bodel encuentro había no poco naerensismo, porque tampoco de miedo inconfesado: hay en hay en ella la criolla de la promi intereses unilaterales; estoy vincia argentina. Es la ameri lejos de ser la criatura rica que cana nueva, es decir, la sangre como la buena tierra posee las de Europa apacentada debajo cosas más diferentes y puede de nuestro sol y con el ojo dar contentamiento a muchos.
generoso de mirar las genero Naturalmente, temia, como la sidades de la pampa; la ameri posadera del camino. que mi cana futura, donosa jugadora huésped no gustara de mi maiz de tennis, sin la pesadez de la y de mi leche caseros.
criolla abotagada, e individuo El apuro duró poco. Ni yo humano espléndido, porque su hablé de las cosas mías, que madre miró el Mediterráneo y no interesan a Alfonsina, ni me ella recibe el Atlántico en su habló ella de las que pudieran mirada.
hacérmela extraña. Poca muSiete dias pasamos con ella. jeres he encontrado tan inteliConfieso que temia un poco el gentes en el trato humano: ni encuentro, sin dejar de desearlo, me fatigó con la riqueza de lo porque tengo el anhelo de las suyo, ni me dejó tampoco ávida Alfonsina Storni sencilleces desgarbadas, que empalagan tanto como el preciosismo, su enemigo. Una allsencia igual de la ingenuidad y de la pedantería. una seguridad de sí misma que en ningún momento se vuelve alarde, seguridad de quien ha medido sus fuerzas en una vida dura y está contenta de sí misma. Sonriendo me dice, y acentúa este rasgo suyo. Alfonsina quiere decir dispuesta a todo. No hay nada que decir de la poetisa, acaso sea el poeta argentino que se pueda poner después de Lugones.
Se han hecho de ella los más nobles elogios, por juzgadores lejanos, de aquellos que no alaban para dar un mal rato a otro ni para recibir devolución provechosa.
Ella está al lado de Juana, la admirable, con el derecho de su poesia rica, que tiene todos los motivos, variada por humana y por humana piadosa, cruel, amarga y juguetona. La alabanza dilatada sobra con ella.
Tuve con Alfonsina el momento de mayor compenetración cuando me hizo el clogio total que debemos a Delmira Agustini. Ella me dijo es la mayor de nopor escondérmela. Es más ex. sotras, y no debemos dejar que pansiva que Juana, la cual, buena se la olvide. Me dió alegría descendiente de vasco, se de oirla: es cosa desusada en la fiende.
América dar su valor exacto a Toda la fiesta de su amistad los vivos y seguir dando la adla hace su inteligencia. Poco miración a los muertos.
emotiva. Llega esto a ser ven. Sí. Alfonsina, le contesté.
taja, porque de andar en tierras Ella fué y sigue siendo la maamericanas, la efusión acaba por yor, irrevocablemente la mayor.
causar como un paisaje abunSe la olvida, porque nuestra dante. Profunda, cuando quiere, raza todavía no comprende eso sin trascendentalismos; profunda que podria llamarse la guarda porque ha sufrido y lleva como de los grandes muertos: el honpocas la cavadura de la vida. Ale rarlos cotidianamente y el ainargre, sin esa alegria de tapiz co los para que nos perdonen la loreado de las gentes excesivas, mano manca que tuvimos al con una alegria elegante hecha darles la gloria. de juego. Muy atenta a quien Yo he sentido cerca de Alestá a su lado, con una aten fonsina Storni la profunda comción hecha de pura inteligen placencia que da el encontrar cia, pero que es una forma de en nuestros pueblos nuevos, una afecto. Informada como pocas criatura completa, digna por criaturas de la vida, dando el co esto de una raza vieja. Pero mentario oportuno de las cosas otra cosa, además: una mujer más diversas; mujer de gran ciu que se ha peleado con la fealdad que ha pasado tocándolo dad de la Vida y que tiene el todo e incorporándoselo. Alfon alma cordial de las que fueron sina es de los que conocen por ayudadas o de las que no 116 la mente tanto como por la sen cesitaron de ayuda.
sibilidad, cosa muy latina.
GABRIELA MISTRAL Sencilla, y hay que repetir que con una sencillez. también ele. Paris, marzo de 1981.
gante, pues andan ahora muchas El derrurio, Santiago de Chile. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica