1300 108 REPERTORIO AMERICANO RERO renidad del mar, en vano, busqué, con voces de una lejana Atlántida per mentos del Destino, escollos que la avidez, sobre las ondas tranquilas, las dida.
Justicia utiliza para nuestro castigo?
veletas de los templos de Is, pero, en ¿Por qué, en vez de «no perdonaré cambio, oí los clamores de sus camCORNELIO HISPANO nunca a ese infames no decir. le panas melancólicas, los mismos que perdonaré, porque no supo lo que Renán, en su vejez, escuchaba como Port, Blanc. 30 de setiembre de 1924.
hacia? aun mejor, le doy gracias, porque él abrió salida al mal que estaba en mi, dando ocasión a que yo me purificara por el sufrimiento?
Tal como no execramos al cirujano Fragmento que nos desgarra las carnes, para del tomito Ensayo sobre el Destino. extraer el tumor que nos envenena y nos mata.
Un concepto interesante de la projimidad ¿Que sería extremada virtud sentir y obrar de esa manera? Sin duda, y como tal, como suma de perfección, DERO no es fuerza acudir a la his aquel camino, y no tropezaron en la la enseñó quien nos dijo: amad a toria ni a la poesia para encon piedra: unos, pasaron apartándose; vuestros enemigos, y rogad por los trar comprobaciones de nuestra tesis: otros, saltaron por encima; otros, la que os persiguen y oprimen.
en su propia vida, o en la vida de echaron a un lado con el pie; otros verdaderamente, sería grande y las gentes que le rodean, hallará la recogieron, y se sirvieron de ella justificada piedad compadecer más a cada uno ejemplos para convencerse para desprender la fruta del árbol, o quienes más dolores nos causan, pues de que la fatalidad, el Destino, no para espantar al animal bravio que la malla que une y entrelaza los desanda fuera de nosotros sino en nos les amenazaba.
tinos individuales es tan complicada otros; que lo lleva cada uno con ¿Quiénes tropezaron? Los débiles, y sutil y enmarañada, que no hay sigo, y que, como aquella túnica de los ciegos, los inadvertidos, los alo manera de tocar uno solo de sus Neso, que abrasaba con su fuego cados, los impetuosos, los vacilantes, hilos sin que se conmueva y agite invisible, no podemos arrancarle de aquellos que debian tropezar, aque la urdimbre toda. Aquél mismo que, nosotros sin que se nos lleve la llos que llevaban en su contextura martirizándome, fué instrumento de carne a pedazos. En uno, con uno, cerebral y anímica el germen de mi castigo, simple cuña en el potro incorporado en uno, va el ojo exacto aquel tropezón: la ceguera mental de mi tormento, o hierro candente del Destino: ciego o inatento a la nativa, que al encontrarse con el para cauterizar mi llaga, como no lo ventura que que no nos corresponde; obstáculo, con la piedrecita ocasio hizo movido de amor sino de odio; abierto y acucioso para asir el ins nal, ha de originar un error, exac no por curarme, sino por ofenderme; tante, el modo y el suceso que han tamente como el cartucho de dina no pensando en ser ejecutor de la de procurarnos la expiación. Son mita al chocar con el suelo, habrá justicia, sino, en servicio de sus netántos los, ejemplos. Este, tronchó de originar una e. rplosion.
gras pasiones; aquél mismo, en cada su porvenir, por nada, por una frase ofensa que me infiere, en cada grito dura que le dijo su padre, y le imque me arranca, está siendo víctima pulsó a irse del hogar. Aquel, se unió Nuestros semejantes, padres, her de su propio Destino: el virus que a la mujer qne le hizo desgraciado, manos, hijos, parientes, convecinos y inficiona su ser, adquirido en vidas en una hora de aturdimiento, sin compatriotas, cuantos entretejen la anteriores por causa de sus iras y amarla, en verdad. El otro, abandono la posición que había alcanzado, por malla de su vivir con la nuestra, y malicias, está obrando en él, dando de quienes recibimos sinsabores y sus naturales frutos: iras y malicias.
la rara ocurrencia de, que era en su amarguras, traiciones y desengaños, y lo peor, lo más trágico para él, es pais y no en otra parte donde él habla de triunfar. Uno rompió con el ruina y esclavitud, no son sino pie que, ejercitando en mi su odio y su dras ocasionales en la senda de nues malicia, no sólo no se está curando amigo querido, por una disputa imtra peregrinación; circunstancias y de ellos, sino que los está aumenpertinente sobre cosas que, en ver eventualidades, contra las cuales el tando y acrisolando: es decir, está dad, eran de poca monta. Otro dejó Destino nos llevará a estrellarnos, no sembrando ya desde ahora, de abroa la elegida de su corazón, ya cuanciega y arbitrariamente y por com jos y de lágrimas, el camino de su do iban a unirse, porque, se nego placerse en nuestro daño, sino justi vida futura, y aun el de esta su exis ella a darle gusto en no sé qué ni ciera y necesariamente; puesto que tencia presente, de tal guisa, que si miedad de atavío y de colores. Un el explosivo, la causa, va en nosyo fuera capaz de videncia y ecuatercero, en una hora de orgía con otros, es creación de nosotros; y en nimidad, habria de compadecerle más amigos, fué al lenocinio donde le enun camino donde hay, piedras, rocas, cuanto más daño me hiciese; puesto fermaron para siempre. Otro más, fué muros, hondonadas y otros mil obs que yo sé, yo veo, como en ese asaltado y robado, por confiarse a quien todos todos menos él sabían táculos, es imposible que no choque mismo instante en que me ofende, indigno de confianza. un último, aquel que anda ciego y lleva consiy no estalle contra alguno de ellos, se forma y condensa sobre su cabeza la tempestad de sus venideras desen fin, por amor de la paz, go un explosivo. En cambio, el que venturas.
dejó dominar y oprimir, y llevó una va libre de ceguera y de explosivos, Escándalos ha de haber por fuerza existencia colmada de amarguras. no tropezará ni estallará, y si troen el mundo, dice Jesús, y es neceTodos, por nada, por cosas trivia pieza, nunca será de modo que se sario que los haya. Pero jay de aquel les y sencillas. claramente lo vieron arruine o perezca. Su choque será que cometa el escándalo!
más tarde) por un guijarro que esta un contratiempo, una molestia, nunca ALBERTO MASFERRER ba en el camino.
una catástrofe.
Un miserable obstáculo, una peque ¿A qué, entonces, el rencor implaña piedra en el camino. Pero no; cable contra nuestros prójimos, porantes que ellos, y después de ellos, que en ellos tropezamos y caímos, diez, cien, mil viajantes transitaron si no son, al cabo, más que instru1 se. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica