18 REPERTORIO AMERICANO.
eslabios. jah! lo que senti. Senti, una vla palabras, porque el mundo, en su imbecili y sosteniendo en la derecha un novenario de consolación que me fué cubriendo, cudad criminal, 10 lo permite. Pero mosotros abierto tan usado y tan marchito como sus briendo toda entera, y que al detenerse de dos, nosotros que nos adoramos por encima propias manos, con la misma voz ferviente, pronto en mi hoca, besú también apasiona de todo, despreciaremos el mundo, y des monótona y perseverante con que me había damente, la boca misericordiosa de Gabriel. preciaremos los convencionalismos, y des. implorado Gabriel, ella también comenzó a fue entonces. jah! si. creo que debió preciaremos las leyes, y despreciaremos repetir, y a hacernos repetir en coro las ser entonces, en el espacio brevisimo que todo, todo, todo cuanto se 110s atraviese en dolientes y tristisimas imploraciones de las duró mi beso, cuando miré cruzar con la el camino, porque nuestro amor es más Siete Palabras.
rapidez violentisiina de los relámpagos, esa grande, y más fuerte, y más respetable que Con mi cara escondida y bañada de ladicha infinita y ya imposible para mi, que ellos. Si. Sí. Maria Eugenia, mira, grimas, al ritmo melodioso y funerario que es el verdadero amor sobre la tierra. aquí mismo los dos cerquita y de rodillas, marcaba tia Clara, durante un largo rato, al mirarla cruzar asi tan cercana y tan im como los que se casan en la iglesia, nos en la oscuridad de mis ojos cerrados, repeti posible, su luz deslumbradora como la luz estamos casando ahora ante nosotros mis y repeti, intensamente, con palabras y con inortal de los rayos, me ilumino vivamente mos, junto a este cuerpo de Cristo agoni todas las fibras de mi cuerpo, la dulce muen un segundo, toda, todita la negrura de zante, que nos bendice en nuestro amor sica lenta de las Siete Palabras.
estas tinieblas que me rodean ahora, y inmenso, y que siendo la imagen de Cristo Después, cansada de llorar, desenterré que habrán de rodearme ya para siempre. agonizante. miralo. liralo. es tanibién poco a poco la cabeza enterrada entre mis. isiempre. Pero también fué esa luz vivi el cuerpo agonizante de Pancho, que, como brazos, y entonces, frente a mí, con mis sima la que trágicamente me iluminó a mi un Padre, nos ha reunido para bendecirnos ojos turbios de lágrimas, considere de nuevo misma, cuando en un chispazo muy claro, juntos en la hora suprema de sut mucrte. la luz mortecina de los ojos vidriados, y vi de pronto y con horror, el horror de lo Pero yo, a través de mis sollozos pro con la luz vívisima de los mios, me di a que estaba haciendo mi boca, junto al cuerpo fundos, horrorizada al vir tanta dicha im preguntarles desesperadamente, si ellos, en agonizante de tio Pancho. Entonces impul posible dentro de tantisima profanación, lo el misterio de su espejo, le habrían mossada por la propia fuerza de mi horror, callaba diciendo: trado al alma viajera de tio Pancho aquel logré desatarme de aquellos brazos conso. Gabriel. iQue eso es un sacrilegio beso de profanación que yo acababa de ladores de Gabriel, que me oprimiant com que no puede ser. Que estamos profa prodigar junto a su muerte. y mirándoles, infinita y dulcisima fraternidad de amor. sando la inuerte. Que estamos profanando mirándoles, inmóviles, y fríos, a través del Un instante después, cuando libre com a Cristo.
espejo misterioso, acabé por conversar tampletamente de sus brazos, con el espanto Gabriel, sin oirme, desesperado y dulcísimo bién con el alma viajera, y me despedi de de mis ojos abiertos, busqué y hallé abier seguia hablándome, y hablándome, con aquel ella diciéndole desde lejos, y con solo mi tos frente a nosotros, los ojos vidriados tuteo de pasión que me cmbriagaba y me vista palpitante de lágrimas. Tio Pancho, y fijos de tio Pancho, me pareció que allí, quemaba de amor los oídos, como los besos Papá, a su muerte, me dejó en herencia la sobre aquella inmovilidad tétrica, se me habían quemado la buca. si, ila boca! pobreza y la servidumbre. pero tú, tio taba reflejando toda la imposibilidad de la boca para siempre encendida y callada Pancho. tio Pancho. que herencia trágica nuestro amor, como se refleja el cielo sobre de besos, que ahora enterrada en la cama y terrible vas a dejarme tú. las ciénegas turbias donde se bana la 110 podía sino repetir entre sollozos: como ahora mi voz, en el dolor monómuerte. asi, acrecentando mi horror más. No puede ser. No puede ser!
tono del coro, estaba repitiendo ya junto a y más ante la fijeza de los ojos vidriados, Al fin, cansado de tanto argumentarle a la voz hermana de Gabriel. Sed tengo, volvi por fin a la plena normalidad de ini a mis oídos, viendo que mi lengua le nemi Dios, de morir en tu amor. Sed tengo, criterio, y con mi mano derecha muy tré gaba todo, Gabriel, rendido de amor y de mi Dios, de morir en tu amor. fundi en mula y muy crispada, aparté nerviosamente cansancio, se dió a implorarme humilde una misma sed abrasadora lo irremediable a Gabriel de junto a mí y enseñandole con mente, con la imploración perseverante de de la muerte, con lo irremediable de mi la vista el cuerpo de Cristo moribundo, las letanias, y alli, a ini lado, de rodillas infinito anior, y vencida, en brazos de la dije, ahogando inis palabras, en el terror de como si estuviera rezando por tio Pancho amargura, anhclando ya tan sólo probar el mis sollozos: la letania de los agonizantes, solo, repitis agua que se bebe más allá de la tumba, al. Gabriel, por Dios. Que estamos pro por mucho tiempo sin tregua y sin cesar: lado de Gabriel a quien ya no podia volver a fanando la muerte. y que estamos profa. Dime que serás mía, Maria Eugenia de hablar más nunca, segui repitiendo. Sed nando a Cristo. ini alma. dime que serás mía. idime que tongo, mi Dios, de morir en tu amor! Sed por segunda vez, como la víspera en serás mia. dime que serás mia. idimo tengo, mi Dios.
el coinedor, también ahora cayendo de roque serás mia. Ah. pero aquella sed de amor que me dillas a los pies del lecho mortuorio, apoyé así, cuando más unidos en desperación hacia anhelar el agua de ultratumba, aquella de golpe mis brazos entrelazados sobre la nos hallábamos Gabriel y yo, él, con la sed de amor junto a Gabriel y junto al lecubierta de la cama, enterré en ellos mi desesperación habladora de sus palabras, cho mortuorio de tío Pancho, no era la sed cabeza horrorizada y comencé a llorar pro y yo con la desesperación callada de mis de Dios en los labios resecos de los agofundamente.
lágrimas, lentamente, una tras otra, com nizantes, no, no, no. no es verdad! era Gabriel, como un loco en trance de locura gran unción y tristeza, fueron entrando en sólo mi sed de amor, mi sed mortal de furiosa, arrodillándose también cerca de mí, el cuurto: primero tia Clara, luego la en amor, que ya estaba empezando a proclajunto a los pies ya helados de tio Pancho, fermera, y por último Gregoria, que, llorosa, mar mi voz, como después y desde entonces, inc hablo, mucho rato sin parar, en voz caminando muy despacio, guareciéndose del hace más de veinte horas, junto al cadáver rápida y bajísima con infinito frenesí, y en airc, traia encerrada dentro de la piedad helado de tío Pancho, me la ha estado proaquel frenesí de locura y de amor, al ro de sus manos negras, la blanca vela del clamando a gritos mi cuerpo entero.
garme por Dios que no llorara, recuerdo alma, ya encendida y palpitante, como el ¡Ah! pero mi cuerpo se ha de morir de que me dijo: suave palpitar de aquella vida, que se iba sed,. porque mis ojos. si,. mis ojos vivos. Que eres mia, Maria Eugenia de mi apagando, poco a poco, de entre los labios. lo juro ante esa puerta, detrás de la cual alma y que has de ser siempre mia, por erangües.
sus pasos de amor, me están diciendo paque yo te adoro y tú me quieres, si, me Como Gabriel y yo, ellas también, piadolabras de amor. mis ojos vivos, no han quieres! ime quieres. me lo acabas de decir samente, fueron quedando de rodillas alre te mirar ya nunca, nunca más persona en la elocuencia de tu beso. si, Maria dedor de la cama, y entonces, tia Clara, adorada de Gabriel. Eugenia, porque sólo asi, asi, solamente en que se habia arrodillado junto a la cabecera. No. no pueden mirarle más, porque es.
lenguaje de besos, se confiesan estos amo muy cerca de la almohada, sosteniendo en tos ojos que ya no son mios, al sentirle, se res altísimos que no pueden decirse con su mano izquierda la mística vela del alma, van en su seguimiento, como canes desata. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica