138 REPERTORIO AMERICANO Sarmiento, escritor (Viene de la pagina 136)
las nuevas fórmulas de vida hallasen sólido arraigo, y, hombre de genio, sentia que la pluma del escritor era en sus manos un magnífico instrumento de combate: así. y todo, Sarmiento no se hubiera dado a la tarea batallona de escribir a no haber sentido, además, que, por alta concesión de los dioses, poseia también el talento de la palabra; en términos más generales, el dón literario, de lo que nos ha quedado señal inequívoca en todas sus obras, la mayor parte de las cuales escribió entre las agitaciones de una lucha cuotidiana, no pocas veces, truculenta. Aparentemente caigo en contradicción al decir que Sarmiento hizo labor literaria, luego de convenir con el señor Jiménez Rojas en que el gran argentino no fué un hombre de letras, o, sea, un literato, Pero una observación, nada sutil, por cierto, nos dice que se puede hacer labor literaria, y no así como se quiera, sino excelente labor literaria, sin ser un gramático ni un retórico, sin haberse enzarzado nunca en los intringulis de la Filología, y aun sin ser, por último un literato o, sea, un hombre de letras, tomada también esta expresión en cuanto designa al intelectual que, en el concierto de las actividades útiles, tiene por oficio escribir para el público. En este caso se halla sin duda el autor de Facundo. No es mi ánimo decir que tales conocimientos estén de sobra en quien profesa el arte de escribir. ni esos, ni ningunos otros. El saber mucho nunca daña, y, en rigor, la verdad es que nunca se sabe demasiado. Ello claro se dice que el escritor docto, como esté dotado, eso sí, de capacidad congénita, llena seguramente con más lucimiento y con mayor eficacia sus funciones de tal que quien sólo tiene: audacia y frescura para apechugar con las cuartillas en blanco y para dejar en ellas esos trazos irregulares y borrosos que son como manchones de larvas. En resolución, el conocimiento de las humanidades le es útil al escritor cuando en este reside el quid divinum de donde dimana la aptitud, ceptible de perfeccionamiento, sin duda, que, al combinar sabiamente pensamiento y forma, realiza obra bella. Pero el dominio de las humanidades no le confiere a ninguno, como por via de gracia, o por añadidura, el dón literario de que espontáneamente brota fruto de arte duradero, aun cuando con testaruda obstinación encarnice sus afanes en urdir laboriosas lucubraciones, auxiliado por los aleatorios recursos de la retórica. Este exacerbamiento de los recursos retóricos suele hacer que el idioma literario acabe por convertirse en un mecanismo, y es ley que todo mecanismo funcione con la monótona regularidad de una máquina. Que hay cn esto exageración? En efecto, tal vez la lengua no cae en ese sincronismo mecánico; pero no cabe duda de que hay elocuciones caracterizadas por una fastidiosa monotonia De todos estos casos hay ejemplos numerosos en el reino anárquico de las letras.
Citemos en primer lugar a don Juan Valera. Don Juan Valera fué un humanista insigne; tradujo directamente del griego trase pronta satisfacción a su necesidad de Rojas se muestre extrañado de que haya cultura. Hacíase preciso ya por entonces quien proclame hombre de letras al gran que el joven vinierà a sentirse elemento revolucionario del Plata. Pero importa mueficaz y activo de trabajo en el mundo a cho advertir en este lugar que ya por que pertenece, ya que la primera virtud de aquella época el estudio de las humanidala educación es despertar personalidades des parecía comprender solamente, y si no latentes y darles la medida de su propia solamente, esencialmente, a lo menos, el eficiencia. El concepto social de la educa ramo de la Filologia. Esta frase, hombre de ción sólo puede ser realizado con plenitud letras, corresponde en francés a lo que en mediante el aporte ideológico de materias el romance de Castilla se enuncia hoy con que le confieren a uno aptitud para con esta sola palabra. literato; sería forzoso frontar abiertamente los problemas de la convenir, según esto, en que Sarmiento no vida diaria; en no pocos planes de estu fué un literato, lo que se impone con todo dio comparecen hoy en día estas materias el rigor de una verdad inconcusa, si se insustituibles, y a su supremacía queda toma la palabra en su acepción rigurosanecesariamente subordinado el conocimiento mente latina: gramático, retórico. poco de las lenguas históricas; planes de estudio que nos echáramos por los caminos de esa hay también en que de tales lenguas sólo investigación nos encontraríamos con que encontramos las raíces. Es que solamente Sarmiento no se revolvía airado sino conasí, con el auxilio de esas materias hoy fun tra esos dos ridiculos cancerberos de la damentales, asume su función social et colengua, la Gramática y la Retórica.
legio de educación secundaria. Esto lo tiene Dase también el nombre de literato al hoy todo ente culto por canon reconocido de la Sociología, y por eso se queda uno obrero intelectual que del ejercicio ordinaatónito cuando halla persona, sobre todo, rio de las letras hace una profesión: tamsi pertenece al grupo de los educadores, poco, en ese sentido cabe decir que Sarapegada aún a la idea primitiva de que la miento sea un literato. Es verdad que la fué copiomisión del colegio sólo consiste en trasmiproducción literari tir conocimientos, o, sea, en instruir. lisa y sa; pero el lucro no era cosa que podía llanamente.
entrar en sus cálculos de escritor; en aquellos días azarosos el escribir no era aún Pero no: ya Sarmiento, con su sagacidad oficio de pane lucrando. Ya no en la de vidente, había comprendido que el colegio de educación secundaria debía estar República Argentina, en donde por la difusión de la cultura, el arte de escribir ha acondicionado de modo que sólo demandase al joven la apropiación de los conocimienllegado a ser un modo honorable de subsistos correspondientes a la cultura media tencia, en otros países indohispanos el necesaria a todo hombre del dia para que ejercite con raro lucimiento, a nadie le ejercicio militante de la literatura, así se sea factor útil en la economia social. Generalizar esa cultura media es la obligación acarrea un mendrugo para llevarse a la boca esencial del Estado. Desde luego, no cabe en dias de egestad; de ahi viene que se allí el estudio de la Filologia, ni siquiera tilde de vago, no sin cierta regocijada iroel estudio de las lenguas históricas; lo cual nía, al cultivador habitual de las letras y no quita que el Estado sostenga en buena que escritores de mérito repudien, casi con hora instituciones docentes donde la culindignación, como si fuese un mote, el título tura sea más variada y reciba mayor amde literato. Se puede ilustrar la tesis con plitud; sobre todo, cuando siempre ha de el caso del propio señor Jiménez Rojas, haber, y conviene que haya, inteligencias para quien posiblemente seria motivo de deseosas de ensanchar el radio de su culenfado que se le llamase hombre de letras, tura o que experimenten el gusto superno en lo que, admitido su criterio, quizás la por el tráfago de las humanidades. Lo que razón estaría de su parte; pero el no ser hombre de letras no es obice para que en preocupa y contraria a Sarmiento es que a las humanidades se les conceda prioridad él se destaque fuertemente la personalidad en los estudios. con menoscabo de las del escritor. Desde el retiro donde vive ideas y de la verdadera ilustración. o, en la noble familiaridad del trabajo y del sea, de los conocimientos prácticos, como estudio, el señor Jiménez Rojas ejerce con ahora se dice. Aun a riesgo de que se tocierta actividad el elevado magisterio de me por impertinencia, yo he de decir, por la pluma. Toca por lo común, siempre con mi parte, que, al discurrir de ese modo, singular independencia, asuntos relativos a Sarmiento se mostraba también, como en la vida corriente. Escribe con soltura y sin todo lo suyo, gran estadista. Nada quita a artificio, no sin que nos enseñe algo siemeste concepto que, al expresar su sentir, lo pre que escribe y, lo que importa mérito haga con toda la vehemencia de su tempemucho mayor aún, no sin que nos induzca ramento impulsivo. De cualquier modo que a provechosa reflexión. Hacer pensar a sus sea, ello no admite duda que Sarmiento lectores es propiedad que ilustra al escritor tenía en franco aborrecimiento el estudio de claro y fuerte entendimiento.
de las humanidades; por donde resulta del Sarmiento escribía porque necesitaba hatodo puesto en razón, ante esa hostilidad, cer penetrar la luz de sus concepciones en que mi respetado amigo don Elias Jiménez la conciencia pública, a fin de que en ella 44 Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica