324 REPERTORIO AMERICANO Recuerdos de Rubén Darío Arturo Torres Rioseco, en los Estados Unidos, que pide recuerdos de Dario que el APOLODORO. Lo que hemos dicho carece de relación. Por qué hemos vinculado sin cesar la idea de la muerte con la idea del amor?
ERNESTO RENÁN. No sabría decirlo.
Será porque se trata de dos fataliLa vida en París dades semejantes, que componen una sola fatalidad. Ei principio es igual. Por aquel tiempo comienzos del siglo xxvivía yo mi juventud alegremente. DiPRIMERA MLJER. Quién de nosotros nero, mocedad; salud, despreocupaciones, ha amado más?
amor del arte, del placer, de la politica, de ERNESTO RENÁN. No es difícil avelas aventuras, del peligro. Qué me faltó?
riguarlo. Amó más el que más ha Los demás y aun yo mismo esperábamos sufrido.
de mí cosas estupendas. Qué cosas? No NINÓN. Entonces yo no he amado.
podria precisarlo. Me batía en duelo, sin ERNESTO RENÁN. Dios me ha preodio, por quitame allá esas pajas; tenía amiservado de la pena de poder afirmar guitas, caballos, perros, escopetas, espadas; lo que afirma Ninón. Si hiciéramos habitaba un coquetón apartamento en la un paseo para oír lo que conversan plaza de la Magdalena; escribía versos; era los que fueron felices en la tierra campeón del ideal. No pudiera decir como el poeta español que a los treinta años mi porque no se daban cuenta de que vivían y de que morirían?
alma yaciera «apagada y fría. Al contrario. Los treinta años cantaban en mi coraALBERTO GERCHUNOFF zón canciones dionisiacas. Era feliz.
Rubén Darío no me llamaba sino «el Prín(La Nación, Buenos Aires. cipe. Enrique Gómez Carrillo y yo nos reuníamos todas las tardes en el Círculo ESTUDIANTINA de la Esgrima; hacíamos cortos asaltos, nos duchábamos y luego nos íbamos a Calisaya, Letras, Critica y Arte al aperitivo, para regresar a comer al Club Director: JUAN MANUEL VILLAREAL o meternos en algún restaurante del Bou1 Esq. 49. La Plata (R. levard. media noche subíamos a Montmartre. Qué mundo tan vario y sugerente freUn estante de obras cuentábamos! Escritores, cancionistas, músicos, pintores, y, sobre todo, grisetillas. Los escogidas amores no duraban nunca arriba de una semana o dos. Recuerdo cierta guapa niña a En la Administración del Repertorio Americano se venden las siguientes: quien le gustaba pegar para que le pegasen: me propinó una noche una torta que Piero Calamandrei: Demasiados resonó en todo «Cyrano. De entonces conabogados.
C4. 75 servo un retrato que me hizo el dibujante Place: Manual elemental ruso Widoff. Rubén a veces nos acompade novelistica española. 50 naba y se arrinconaba a charlar con algún Calderón de la Barca: Teatro amigo de su preferencia como el lugubre selecto (4 tomos pasta. 20. 00 poeta y cancionista Jehan Rictus, sobre quien Juan de Bonnefón: El Cantar escribió amenisimo artículo. No hacía asco de los Cantares que trata de Salomón. 00 a las mujeres; pero nunca gozó entre ellas Renán: Páginas Escogidas de prestigio. folletos. Si, con el cabello gris acercábase según 00 Eugenio Ors: Aprendizaje y más tarde cantó a los rosales del jardín.
heroismo 00 Las mujeres reían de aquellas aproximacioLeopardi: Parini. 00 nes, dando a entender. lo que cada quién Tagore: Ejemplos. 00 quisiera.
Kahlil Gibrán: El loco. 00 Plural ha sido la historia. de nuestros Paul Geraldy: Tú y yo. 00 corazones solia decir desde entonces.
Homero: Iliada (2 tms. pasta. 00 Carrillo, cínico, corregia la frase: Diez Canedo: Sala de retratos 00. Plural ha sido la historia de nuestra Platón: Diálogos (3 tms. pasta. 00 concupiscencia.
Fray Luis de León: Poesias oriEste si disfrutaba de invariable éxito con ginales. 00 las mujeres. Un dia una de sus amiguitas Euripides: Tragedias (1 tomo le cayó a tiros por celos.
pasta. 00 Carrillo si rivalizaba entonces con Dario Esquilo: Tragedias (1 tomo pasta) 00 por cuestiones de periodismo bonaerense y Tagore: Jardinero de amor.
de prebendas otorgadas por dictadores de Omar Kheyyám: Rubayút. Trad.
Centroamérica, a quien ambos cosechaban, directa de Garcia Calderón) 00 Savitri, episodio del Mahabhara1. 00 Estrada Cabrera, aquel Júpiter de Guatemala, muerto en su cama después de haEquivalencia: 1. oro am. Véase la primera parte de estos interesantes recuerdos en el número 12 del torno en curso.
ber recibido los Santos Sacramentos y la bendición de Su Santidad, derrabama sobre Carrillo parca lluvia de oro. Parca, pero ininterrumpida: tenue llovizna o, como expresan en mi tierra, garúa. Por qué? Por un periódico de jocoso recuerdo que editaba Carrillo en París o en Hamburgo, según las circunstancias. Suponía aquel feroz pedagogo, que se quitó la chupa del dómine rural para vestir la púrpura de dictador, so integro iba a por los elogios de aquella eventual y errabunda gaceta. Suponia el pobre déspota que iba a sobornar a la posteridad con las escatimadas pesetillas que giraba a un joven poeta desaprensivo. Trocar dinero por ditirambos, excelente negocio, máxime si las pesetas salen con cuenta gotas y las loas se vuelcan desde una cornucopia. Imaginábase el ingenuo pedagogo que las paletadas de hurras iban a ahogar el quejido de sus víctimas. Gómez Carrillo, en vez de los 30. 000 ejemplares que entreveia en sus opiados y ambiciosos ensueños el infame Cabrera, tiraba solo dos o tres docenas, y las expedía Integras al maestrescuela dictador.
Para mantener la ilusión, el travieso Carrillo que siempre tuvo amigos y servidores interlopes en medio de relaciones de primer orden hacia publicar en Hamburgo, por algún alemán barato, dos o tres sandeces contra Estrada Cabrera; luego las rebatia él mismo, indignado, o cualquiera de sus innúmeros incondicionales franceses. Oficina internacional para embaucar mandones bobos. Un pequeno Pactolo mensual doraba.
las manos de Gómez Carrillo. Gómez Carrillo, cuya generosidad carece de limites. derrochaba integro su peculio con la esplendidez de un rey asirio. De un rey asirio que sobre tener dinero fuese espléndido.
Rubén Darío lo admiraba por prestidigitador y lo temía. Era tan diablado y tan engarbullador aquel Enrique! Temia su lengua, su pluma, sus intriguillas, su inquietud, su cinismo, sonriente, toda su manera de ser y de obrar. El nicaragüense era cazurro.
El engatuzador de Cabrera, por el contrario, es un charmeur: posee el secreto de granjearse voluntades.
No he conocido a nadie que logre adquirir tan pronto imperio sobre las mujeres.
Las damas le abren muy fácilmente las puertas de la casa y las del corazón. Los personajes más pletóricos de énfasis, de dinero, de suficiencia, se dejani, a la segunda conversación, dar palmaditas en el vientre por Carrillo. Los avaros le ofrecen dinero. Los más esquivos lo invitan y agasajan. Carrillo no sólo sabe granjearse voluntades, sino ponerlas al servicio de sus pasiones o de su interés. En aquel tiempo sacaba dinero muy hábil y aun muy licita y laboriosamente de Guatemala, de España y de Argentina. El tiempo no eclipsará las dotes 00 ta. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica