REPERTORIO AMERICANO la del mal y la del bien, la del tiempo y el espacio, la del dolor y el placer, la de la vida y la muerte, la del cómo y el porqué, y la del propio deseo que se empeña en comprender.
Bazar de espejos que invierten en sapiencia la sandez.
que el sol poniente ilumina con dos luces a la vez.
Mas, Won Luen, ante mi elogio, se inclinó sin responder, y con mirada remota, sonrió y calló después.
Trece varillas de laca tiene el abanico, pues, de Pan Tie Tsú, favorita del ilustre Hiao Cheng, a quien, por fino mensaje de su amor, lo envió una vez.
Trece cigüeñas doradas cruzan el blanco papel; trece cigüeñas de oro, que sin llegar ni volver, aspiran al bien amado, suspensas de su querer, Pues en la llegada habría saciedad sin interés, y en el regreso abandono. que es arriesgada la fe, y sólo en sus propias alas halla, volando, sostén. del que escancia un vino ilustre, que es elogioso beber en la devota mesura de una invitación cortés.
Para celebrar, rendido, sus nobles amores, fué; mas, no creáis que al bullente frenesi de la embriaguez, descompuso su sonrisa, ni se trabaron sus pies, ni desordenó sus manos la premura del placer.
Pues su ademán dilataba la gracia y la placidez, con la lentitud del humo del sándalo y del ciprés, que ardían en su brasero, tan generosos como él.
Tales son las áureas coplas del misterio y de la fe, en que yo el alma pusiera para alabarte a mi vez, que no me faltan el vino ni el oro del buen querer pero, todo lo que vale, se puede un día perder.
Ahi te mando el abanico, que de un letrado heredé.
La constancia simboliza, pero es frágil el papel, y todo aquello que vuela puede un dia no volver.
Trece linternas moradas decorarán tu dintel, con murciélagos oblicuos decoradas a su vez.
Hartas de lucir en vano sobre el ilustre almacén, en alumbrar tu hermosura mejor uso han de tener.
En su crespón elegante columpiará tu desdén la inútil sabiduria de indagar y padecer. acaso aquellos oscuros murciélagos al través, simbolicen los desvelos de los cclos que me des.
Nitidas son las linternas, nitidas como mi fe.
Mas, todo lo que ilumina, puede a cada instante arder.
Más que oro, crespón y laca, preferi en su rustiquez el hierro de la franqueza para acuñarte mi fe.
Yunque lo adecuó mi pecho; mi pasión tenaza fué.
Lo que el corazón haria fácil es de comprender.
Martillo, tenaza y yunque, a inis penas aplique.
Trece clavos hice de ellas para herrar a mi corcel.
Del hierro de trece abrazos el pecho me acoracé.
Di en lanza de trece palmes, medida a mi intrepidez, y en trece coplas de hierro la constancia te juré.
En la acendrada nobleza del vino del parabién, la sinceridad de su alma supo fielmente poner. en la calidad del oro, la gloria y la solidez de aquella afección tan pura que nadie llegó a saber, si no es, acaso, su amigo, el predilecto Won Lilém, ante el cual, no sin ingenio, un dia a Li Si alabé, por ese primor con que ella transparenta su esbeltez, en gasa amarilla y rosa, cual los juncos del Yan Tsé, Trece linternas moradas que simbolizan la fe en las trece incertidumbres a que ha llegado el saber de bonzos y mandarines cuya erudita avidez, trompa de clefante ciego yergue, rugosa de sed: La del alma y la materia, En trece coplas de oro, que copas podrían ser, Tsu Kiá Liang el alma puso, con la jovial sencilez LEOPOLDO LUGONES Juicios de la crítica francesa, lo maravilloso como la simbolización subconsciente del espíritu de un puesobre una novela americana blo. Para tal estudio ha escogido la.
forma de la novela, pero de una novela especial dividida en episodios que se ligan de manera más o menos estrecha. La composición fragmentaLa novela. que Francisco genuina y rica. En ellos se encuen ria no rompe, por lo demás, en lo Contreras ha publicado hace tran costumbres, gustos, juegos, dan menor la unidad de la obra. Hállase poco en París, con el titulo zas, fiestas, habitudes caracteristicas ésta mantenida por un grupo central de La Ville Merveilleuse, ha y de un pintoresco particular. Se al rededor del cual gira la narración, obtenido de parte de los cri pueden, además, notar alli. vestigios conducida con mucha habilidad, en que ticos franceses muy honrosos de una verdadera mitologia inspirada entran numerosos personajes. Ellos juicios. Damos a continua por la teogonía indígena y por la suaniman los siete episodios que comción tres de esos juicios, por perstición española, pues, como todas ponen La Ville. Merveilleuse y que tratarse de una obra profun las sociedades jóvenes, los pueblos constituyen la historia de la familia damente americana.
hispano americanos muestran una inHerrera. El Sr. Contreras la ha cstuición muy viva de lo maravilloso. crito en un estilo pintoresco, lleno de «No es a una ciudad imaginaria y De ello resulta un fondo tradicional imágenes, que muestra en él a un a un reino fabuloso donde nos con que se conserva activo y viviente, a escritor bilingüe que conoce bien nuesduce el Sr. Francisco Contreras al pesar del progreso y de la emigra tro idioma. Agreguemos que, a su invitarnos a visitar, con él, La Ville ción extranjera, más aparente en los verdadero talento de novelista, el Sr.
Merveilleuse. Propónese contarnos en campos y las aldeas, pero visible Contreras une el de un excelente una serie de novelas, la primera de también en las ciudades y aun en las critico, y que él es también autor de las cuales tiene aquel título, la vida capitales. Al contacto de ese fondo varias colecciones de poesías castede la América Española y, en parti vigoroso las costumbres importadas llanas muy justamente reputadas. cular, de Chile. Al contrario de lo que llegan a modificarse: el medio obra HENRI DE RÉGNIER. Le Figaro, 25 de generalmente se cree. nota el Sr. sobre ellas lo mismo que sobre la noviembre. Contreras, los pueblos de la América cultura europea que, a su vez, se Española unidos por la comunidad del transforma de manera original. De «Lo que sobre todo llama la atenorigen y de la lengua, constituyen estos conceptos ha partido el Sr. ción en la novela La Ville Merveil.
un conglomerado social que posee Contreras para interpretar la vida de leuse del Sr. Francisco Contreras es caracteres propios y una tradición la América Española, considerando la intensa poesía que de ella emana. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica