278 REPERTORIO AMERICANO donde una lógica atormen. gad los primitivos. Lo he sensualismo, ese magnifico esa curva de tormentos, tada desintegra las dimen oido defender con calor a sensualismo de los maes en que no se sabe hasta siones de toda visión. Llegó Gauguin, el gran Gauguin, tros que él admira: acaso donde llega el ensayo o a Europa creyerdo en una y, declararse su discipulo; en ello esté esa sequedad la realización: su tormento pintura acaramelada e in alguna vez que vimos jun que dan en sus telas la está, y no tenemos decir útil y junto a su amigo tos a Cezane, sus ojos se sensación de cosas que se selo, en ensayar demasiael maestro Vázquez Díaz, humedecían de emoción. hacen en tono de ensayo. do, en buscar algo que aprendió las contorsiones di Tal es su fe en el arte Penetra todos los contor su espíritu no encuentra, a fíciles del cubismo y el puro, lejos de todo snobis nos del paisaje siendo el pesar de sus búsquedas manejo de todas las técni mo, que su constancia va paisaje su predilección téc perennes. Porque ya Zelacas modernas, modernisi. realizando con una volun nica en las más audaces ya rompió con todos los mas, imposibles de explicar tad magnífica. Porque este síntesis cromáticas y de in miedos de las deformaciosi no es a los snobs, del hombre joven, alucinado terpretación: el vitalismo se nes, de los colores que asusarte, puesto que ya el arte por la emoción y por el. escapa en rincones en que tan en la pintura siendo va siendo una sensación ideal, sabe que la vida está quiso detenerse. Fuertes in tan reales en la vida del a la que se llega por el hecha a base de voluntad, fluencias han trabajado su dibujo que interpreta y que refinamiento del espíritu o de constancia; entonces es espíritu, entre las cuales no copia. Va hacia un arte por la novedad de la moda. de esos trabajadores que queremos ver la de Picasso; puro, ilimitado, acaso anárZelaya está entre los pri construyen el tiempo fuera pero no se crea que Zelaya quico, porque no se detiemeros, entre aquellos para de todas las contrarieda ha seguido dentro del cu ne allí en donde una reaquienes el espíritu es obra des. Zelaya es de los es bismo: busca su fórmula lidad sería necesaria. Hay de un depurarse ante todas piritus fuertes de nuestra con tenacidad y estamos peligro de teorizar demalas visiones complicadas raza: ha ido realizando su seguros de que la encon siado en la práctica. Por lo del mundo.
obra el compendio de su trará, porque en él exis demás es el defecto y acaso Seguid sus devociones obra más bien, porque es ten los dones de un pintor la excelencia de todas las artísticas. Respeta a los un atormentado del oficio excepcional. Desde luego escuelas modernas en las grandes maestros del arte y de la perfección en len ha asimilado bien las escuales la vida busca una clásico, pero se emociona tas luchas diarias durante cuelas de Paris, eso sí, den expresión eterna.
solamente ante las audalas cuales su pincel ha man tro de su error de seguir Tal se nos aparece la cias vigorosas del Greco, chado cientos de telas. viviendo en Madrid. Pablo figura artística de Pablo ante el colorido insupera Sin embargo, y por un Zelaya realizará sus dones Zelaya, el joven y ya fuerte ble del Ticiano, ante las secreto que desconocemos, con una fuerza que adivipintor de Centro América.
ideologías puras y compli es curioso ver cómo en namos inmensa. Cada día LEÓN PACHECO cadas de Botticelli. Agre. los colores de Zelaya falta se realiza más, dentro de Paris y fines de verano. 1921.
La sierra Copeo, copeo, copeo traido: Noseta encarnada, Si he agraolada Jo demán perdo. Quién trae la estrofa, perfume de ayer, rumorosa abeja de la soledad?
Cuando en mi ventana, al atardecer, la mirada extiendo sobre la ciudad, y el alma errabunda se pierde, lejana, en la sierra inmensa que cruza la isla, como alta defensa contra los embates de la tramontana, de la sierra entonces brota una canción, y la melodía se torna visión. De una vida de oro a hablarte he venido, de la tierra libre que tanto has querido, soy la campesina que ofrendas te di, vengo de la sierra, mas no para ti. Recita baladas y sabe consejas de monstruos y hadas y cubos en flor.
Ofrece a la abuela en su dormitorio el vaso de leche que ordenó su mano; en llegando el día de su desposorio irá a ser el ama de un lugar lejano.
La noche del sábado se pone a escuchar, y un secreto gozo palpita en su pecho cuando en la salvaje negror del estrecho donde acaba el valle, suena un relinchar que le es conocido; montado en su yegua llega el prometido: entrando en el patio, salta de la silla, saluda a los padres, salúdala a ella, y a su vera está, y no bien la estrella matutina brilla, por la misma ruta de nuevo se va. Oh, flor de montaña, morena exquisita, graciosa payesa de breve cintura, que la curvatura del cántaro imita!
Por la madrugada en torno congrega el enjambre de aves que a su voz atiende; sombrero pajizo del sol la defiende cuando las macetas del estanque riega.
Para dar al pobre la humeante sopa, confitar membrillos y zurcir la ropa o curar las llagas no hay otra mejor. entonces la noche que lenta declina, todos los parajes, luces y rumores, el ronco torrente, la luz matutina que va despertando los gallos cantores; los bueyes que pacen y los aradores, los pueblos dispersos en amplia llanura. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica