REPERTORIO AMERICANO 141 Página lírica Poemas en torno al surtidor, como en un huso, el agua enrollará su ovillo nuevo.
Tierra leal, Penélope de manos invisibles. hasta cuándo vas a esperar la vuelta del Odiseo?
El viento Fuente Te acercas al espejo del lago que la herrumbre del nuevo otoño oxida.
Curvo alfanje, la luna te degüella en el agua en que te miras, y se queda tu imagen flotando, naufragando. desprendida cada vez más de ti, calcomania que la lluvia despegó a los cristales de la brisa. Ay, cómo palideces al oir brotar el surtidor que te desangra, mujer guillotinada, en la piscina!
Apenas si la onda que se trenza con el ala del viento te añade una sonrisa. través de tus ojos, la noche de noviembre está pasando como un rio de estrellas cristalinas.
Aulla, viento, aúlla.
Miedo mayor el de la pena muda.
Que tus manos sacudan los troncos de los árboles, y crujan lo mismo el tallo esbelto del que se hacen las flautas para mecer la cuna y el pino que señala el sitio de las tumbas.
La hora Incendiarás los campos. Del fuego que devore la mies de los graneros, sembrarás la llanura.
Como salvaje toro vendrá la noche al rio y verá en el espejo de las corrientes turbias, quemados por el fuego los cuernos de la luna.
Atilla, diento, aulla.
Mayor dolor el de la pena muda.
Se romperán los diques. El agua en que se azula el tallo de los lirios hará estallar las grutas.
Pastor de cataratas, llevarás al abismo rebaños de la espuma. más alto que al agua que más subiera un dia subirán los niveles delgados de la lluvia.
Aulla, viento, aulla.
Pena mayor la de la pena muda.
Eco Cogi la uva de tu amor tan tierna que anticipó el verano a los racimos.
Por su dulzura prematura perdió un rubí de otoño nuestro vino. Hilaste mis canciones tan de mañana, viento, en el molino!
El poniente llegó. No conservaba un cabello de música el ovillo.
Tan temprano llevé mi barca a tus riberas, que los lirios de la espuma, la noche los halló pendientes de los remos y marchitos. Difícil ciencia de esperar. Ventura de la hoz que se atreve al amarillo contacto de la espesa mies rizada y da en la dura perfección del trigo. Sabiduria de decir a tiempo la canción y con tino!
Ni antes, ni después, en el minuto en que la mano irregular del viento da una vuelta completa a las aspas iguales del molino. Cómo pude arrancar, con qué mano sin alma al árbol seco en que la vida endureció sus savias Jos tímidos renuevos de lo eterno?
Cambié por un collar de frágiles palabras un ánfora colmada de silencio.
Ay ¿por qué te maté dentro de mi, Eternidad? Llevé tu cauce lento a despeñarse en una catarata de músicas vulgares para mover las fábricas del eco.
Te dividi en minutos.
Rompi la adusta integridad del tienipo en cuyo ancho caudal, solemne, bogas.
Tuve miedo de ti, como de un vuelo.
Nada quedó después.
He roto, Vida, tu árbol más erecto para tejer guirnaldas con las hojas y coger, en sus ramas, los pájaros del viento.
Ahora miro el hueco que dejó tu raíz en el suelo.
Noche Aguja de diamante, el surtidor está bordando el cielo con los estambres líquidos del agua.
Las manos de septiembre lo prendieron en la constelación de La Balanza. Joyero de la noche. cuántos quilates pesas al lucero. Vendrá el alba de párpados de lino y el viento destejerá la trama de la sombra.
Se quedará vacío, bruscamente deshecho. con una estrella rota en cada hilo del aire. el telar de los sueños. cada fibra rota resucita sensible, dolorosa, en las fibras desnudas de mis nervios.
JAIME TORRES BODET México, DF. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica