Subversive

REPERTORIO AMERICANO 21 ¿Qué hora es. Sección destinada a los encargados de la enseñanza pública en escuelas y colegios, OTX II Obreros y maestros Uadias visites a granica del Comundo concert dia visité la fábrica de carnes conge ser siervos inteligentes de unos pedazos de hierro.
cierto, que tal cosa pasó en Chicago. El He observado después inuchas industrias, empleado que nos guiaba, nos mostró lay si no en escala tan vasta, también en ellas inmensa maquinaria desde una especie de el obrero era, en último término, la pieza grúa sabia que coge al cerdo vivo de una más barata de una costosa maquinaria.
oreja, le alza en vilo, le deja colgando fren allá como acá la organización no necete a una sierra circular que le degüella, sitaba de su inteligencia, su iniciativa o su hasta que sale por el otro extremo del espiritu creador. Si los tenían, los obreros engranaje colosal la cecina preparada y los los usaban en otras cosas, ajenas al projamones listos para el desayuno de todo greso de su oficio. los que llevaban años Estados Unidos. Como precisión, como efi en la faena, ya no pensaban.
ciencia, era, sin duda, maravilloso. No obs Ahora bien, a la gran mayoria de los tante, me produjo una de las impresiones maestros de un estado docente tan centramás aterradoras de mi vida. Esta es la lizado como lo es el de Chile, nos ocurre civilización en que vivimos? No me había algo semejante. La Direción General de tocado presenciar antes, ni tampoco he vis Instrucción Primaria, la Universidad y hasta to después en mayor grado, la esclavitud ciertas oficinas ministeriales, están encargadel hombre a la maquinaria. Al lado de es das por las leyes de pensar por todo el matas fábricas, las ergastulas romanas pare gisterio. Ellas tienen que juzgar lo que es cen cosas de cuentos de hadas. La sierra. valedero enseñar y como se debe hacerlo, circular degollaba, sin desprenderle total. e impartir, por todo el país, instrucciones mente la cabeza del espinazo, un cerdo precisas, detalladas, puntillosas para que se cada cuarenta segundos, y los animales se sigan sumisamente. el muchacho que salió guian, prendidos de la oreja, colgando de de la Escuela Normal o del Instituto Pedauna cadena alta que se movia y que iba gógico imaginando que era un ser pensante, pasando frente a un ejército de hombres, gozoso en la gloria de crear, se encuentra cada uno de los cuales estaba encargado al cabo de muy pocos años con que debe de ejecutar un solo movimiento que debia repetir todos los días de su vida las miscumplirse matemáticamente en los cuarenta mas cosas, de la misma manera y que no segundos. Un obrero, un esclavo mejor di hay cabida dentro del régimen, para innovacho, le dirigia de alto abajo un pistón de ciones personales de alguna transcendencia.
agua hirviente; el otro, le quemaba las cer Durante un tiempo, el maestro se rebela das con una especie de soplete; el siguien heroicamente. Estudia, escribe, pretende inte, le abria el vientre de un solo tajo; el fluir, de una manera u otra, en la forma vecino le extraía ciertas visceras; el demás cómo se dirige y practica su oficio, pero allá las recogia de una sola manotada para son excepciones contadas las que logran, vacjarlas en tubos que iban a perderse en después de muchos años de esfuerzo, que las negruras de los pisos bajos, ete. etc. se les escuche. Como la inteligencia no se como ante cada hombre, pasaba un cerdo aviene, sobre todo en los años mozos, a cada cuarenta segundos, la recua de obre perinanecer inactiva, o el maestro se dedica ros, mecánicamente, debian trazar cada a empresas espirituales del todo ajenas a cuarenta segundos el mismo movimiento, su cátedra, o, probado el desengaño de sus absolutamente el mismo, durante cuatro ho primeras tentativas heroicas, siente un desras en la mañana y cuatro horas en la tar contento grande, una desazón espiritual de, todos los dias de su vida. El hombre continua que, unida a su malestar oconono necesitaba pensar. Su inteligencia estaba mico, le lleva fatalmente a convertirse en de más. Ay de él, si se distraía. Ay de él, lo que aquí llamamos un subversivo. Los si, llevado de un pesar o de una ilusión, menos dotados son los que se resignan con dejaba que el cerdo pasara delante de él, más pasividad. a su papel de siervos del sin ejecutar la operación insignificante, pero reglamento y los horarios, y al cabo de necesaria al conjunto, que se esperaba de pocos años tan atrofiada está su mente, que su músculo!
rechaza toda iniciativa y abomina de toda Han trancurrido años desde aquel día, y, novedad. De un lado, maestros que distraen sin embargo, la atmósfera cliente a sangre, su talento en empresas ajenas al oficio; de a agua caliente, y a sudor humano y a vis otro, hombres inteligentes, pero agriados y ceras animales, todavía se ainalgama en ini profundanente descontentos, y más allá la recuerdo al dolor de ver gentes como yo, fila de rutinarios cada dia más incapaces de como usted, lector o lectora, reducidos a pensar: este es el cuadro formado por el noventa por ciento de nuestro profesorado.
En el décimo restante quedan los que por inmensa vocación y supremo amor a la infancia, hallan placer en sacrificarse a sabiendas, y los que incurablemente ilusos, nos esperanzamos aún de que estos males se remedien.
Todo esto parece una tragedia banal.
Por desgracia no lo es. El instinto creador del espíritu no se sofoca sin gravisimos trastornos psiquicos. Pensar es como comer, una función esencial. Necesitamos ejercitarla, necesitamos que la función se cumpla, so pena de soportar quebrantos fisicos y morales.
En el libro Sanderson; a Great School master, Wells cita las palabras de éste que fué uno de los más altos maestros de la Inglaterra moderna. El divorcio que separa la vida industrial de la vida del espíritu es una de las trage.
dias de nuestro tiempo, dice. El trabajo de ciertos obreros es intolerable, sórdido, destructor de vida. cuál es el remedio que se propone. La jornada más corta y un salario más elevado? Se establece mal el diagnóstico de las causas de las reivindicaciones obreras y ello impide que se ensayen en las industrias las reformas ne.
cesarias. Sucede lo mismo en los almacenes. No son los sueldos más altos y las horas de presencia más cortas lo que precisan los borteras. Sus reclamaciones en este sentido no son más que los sintomas de un malestar. Lo que necesitan los hombres es que su trabajo sea de tal naturaleza que puedan amarlo y efectuar voluntariamente más aún. No quieren una faena de esclavos con una ligera dosis de vida intelectual en sus ratos de solaz. He aqui nuestra convicción. Cuanto Sanderson, el maestro citado, decia de los obreros y vendedores, es aplicable a la gran mayoría del magisterio de primera, y de segunda enseñanza. También a estos, les obliga el régimen centralista a efectuar una tarea que pronto se convierte en rutinaria y queda por debajo de sus facultades mentales y de sus instintos creadores. En otros países, este mal se, aminora con continuas conferencias, congresos, cur.
sos pedagógicos en que se congregan los maestros y las autoridades que acogen las justas demandas de los que por estar, como se dice, con las manos en la masa, saben cuáles son las reformas más urgentes que hay que ejecutar. Aqui, algunas conclusiones aprobadas por los maestros en el último congreso general de enseñanza del año 12, aún no se realizan y tampoco se hace gran caso de sus informes al efectuar pequeñas o grandes mudanzas en los servicios educacionales.
No sólo en Chile, sino en todos los pai.
ses que descuidan la carrera del profesor, este comienza a aliarse con los obreros en su mundial campaña de reivindicación. Es que sienten, oscuramente acaso y sin darse cuenta clara del fenómeno, que las causas de su desazón espiritual y de su malestar económico son semejantes.
El primer impulso de los obreros asocia Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica