204 REPERTORIO AMERICANO Página lírica de Alfonso Reyes Del tomo Pausa. Paris, 1926.
La tonada de la sierva enemiga Una se te parecía en el rubor con que engañas, y también porque tenía, como tú, negras pestañas. No vale un canto sonoro el silencio que te of!
Apurando estoy en ti cuánto la música yerra.
Amapola de mi tierra: enainórate de mí.
Flor de las adormideras.
1917.
Una se te parecía. tiemblo sólo de ver tu mano puesta en la mía ¡Tiemblo, no amanezca un día en que te vuelvas mujer. 1917.
Caricia, ajena Exhalación clara que anhelas. a no perturbar un temblorpor iluminar si desvelas por dormir si enciendes amor.
Desde el hombro donde reposas caricia ajena cómo puedes regar todavía mercedes en complacencias azarosas.
Glosa de mi tierra Cancioncita sorda, triste, desafinada canción; canción trinada en sordina y a hurtos de la labor, a espaldas de la señora, a paciencia del señor; cancioncita sorda, triste, canción de esclava, canción de esclava niña que siente que el recuerdo le es traidor; canción de limar cadenas debajo de su rumor; canción de los desahogos ahogados en temor; canción de esclava que sabe a fruto de prohibición. toda te me répresentas en dos ojos y, una voz, Entre dientes, mal se oyen palabras de rebelión. Guerra a la ventura ajena, guerra al ajeno dolor!
Bárreles la casa, viento, que no he de barrerla yo.
Hilales el copo, araña, que no he de hilarlo yo.
San Telmo encienda las velas, San Pascual cuide el fogón.
Que hoy me ha pinchado la aguja y el huso se me rompió. es tanta la tiranía de esta disimulación, que aunque de raros anhelos se me hincha el corazón, tengo miradas de reto y voz de resignación. Amapolita morada del valle donde naci: si no estás enamorarla, enamórate de mi.
Tu fidelidad sobrenada en vaga espuma de rubor y te vuelves toda entregada y regalas desperdiciada los ojos cargados de amor.
Aduerma el rojo clavel, o el blanco jazmin, las sienes; que el cardo sólo desdenes, sólo furia da el laurel.
Dé el monacillo su miel, y la naranja rugada, y la sedienta granada, zumo y sangre oro y rubique yo te prefiero a ti, amapolita morada. mi hijo Honda mirada encendida en quieta lumbre interior; alegría sin rumor que estás colmando mi vida: II Déjame ganar virtudes baſándome en tu conciencia; y para que nunca dudes de la ley que te sentencia Al pie de la higuera hojosa tie de el manto la alfombrilla; crecen la anacua sencilla y la cortesana rosa; donde no la mariposa, tornasola el colibrí.
Pero te prefiero a ti, de quien la mano se aleja: vaso en que duerme la queja del valle donde naci.
en la vida y en la muerte a ser atisbo de Dios, mira si hay yedra que injerte dos árboles de esta suerte; con cada brazo a los dos.
Fieros tenia los ojos y ronca y mansa la voz; finas imaginaciones, y plebeyo corazón.
Su madre, como sencilla, 110 la supo casar, no.
Testigo de ajenas vidas, el ánimo le es traidor.
Cancioncita sorda, triste, canción de esclava, canción. toda te ine representas en dos ojos y una voz.
Aires de la bocacalle. Aires de la bocacalle enredan por las esquinas.
Primavera. Cuando al renacer el día y al despertar de la siesta, hacen las urracas fiesta y salvas de griteria. porqué, amapola, tan fria, o tan pura, o tan callada. Porqué, sin decirme nada, me infundes una ansia incierta. copa exhausta, mano abierta, si no estus enamorada 2Se me queda en las pestañas in poco de una semilla.
Primavera.
1913.
La amenaza de la flor Trepa la saltaparedes y el lagarto se desliza.
Primavera.
Flor de las adormideras: engañame y no me quieras. Cuánto el aroma exajeras, cuánto extremas tu arrebol, flor que te pintas ojeras y exhalas el alma al sol!
IV Todo el dia, el gato a caza de mil diminutas vidas.
Primavera. Nacerán estrellas de oro de tu cáliz tremulento. norma para el pensamiento o bujeta para el lloro?
Temblores por tus ojeras y por las de tus amigas.
Primavera.
Flor de las adormideras. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica