DemocracyIndividualism

170 Repertorio Americano compleja personalidad no se deja esquematizar entre la estre fué revolucionaria. La misma contra revolución había escuchez de los límites de un partido, su ademán ha podido que chado en lo intimo y en lo profundo, el imperativo cordial de dar, sin embargo, inserto en el blando cuadro de las notas la Marsellesa. Hacía, según la frase famosa, una revolución ideales que caracterizan culturalmente un periodo de la his contraria, en lugar de hacer lo contrario que la revolución.
toria. Si es difícil alistarle como derechista o como izquier Pero otra distinta canción preside los primeros años del dista, es fácil ver en él un hombre «fin de siglo. una mente nuevo siglo. También tiene el nuevo mensaje la forma de una situada en el ámbito intelectual de las postrimerlas del xix. sugestión difusa, de una voz y un ritmo que resuenan y re¿Y qué quiere decir un hombre «fin de siglo» en España? percuten en todas las subconciencias. No hay letra para la Quiere decir nn afiliado a la obra de reacción universal que nueva canción todavía. No hay letra ni título. Yo la he llamovió entonces al mundo de los días, esperando una hora mado alguna vez, para que nos entendiéramos pronto, la Marmás tardía para mover el mundo de las realizaciones.
sellesa de la autoridad.
Reacción contra los ideales, impuestos y generalizados por Ahora, ved. Una larga conmoción ha sacudido al mundo.
la Revolución, y que el «Fin de siglo» comenzó a ver como Ha venido la Guerra. Han venido las angustias, las urgenpobres tópicos, como conceptos vacíos, casi como simples cias, las improvisaciones de la Trasguerra. la canción que vocablos. Reacción contra la democracia, sobre todo, cuya todavía no tiene letra, que todavía no tiene palabras, ha función de asfixia sobre lo enérgicamente individual pasa tenido ya efectos. Inútil señalar, en cada uno de los pueblos entonces a ser sentida en guisa de injusticia y de estorbo. de Europa y de América, estos efectos y su distinto grado, No lo olvidemos: el momento en que Ganivet se forma, aquí Inutil insistir en la contigüidad de los que vemos y tocamos.
y fuera de aquí, es el momento en que en Europa triunfan El pragmatismo de Ganivet y de los hombres de su tiemun Ibsen, un Federico Nietzsche. El momento en que en todos po, su casticismo nacional, su asco por la abstracción, su los escenarios de vanguardia y en todas las conciencias de gana viva de realidades, aquí los tenéis, granados, fructifivanguardin se representaba Un enemigo del pueblo.
cados, traídos a la vida. Traídos a la vida? Sí, por lo menos en su mitad.
Individualismo, pragmatismo Pero falta saber si la ausencia de la segunda mitad no es ya una mutilación. Falta saber si esta mutilación no significa Con la misma claridad y vehemencia con que antes he el falseamiento. Aunque no tenga letra la canción, ya el cuidado de advertir que no quería hacer una mezquina anectiempo había aclarado había aclarado siquiera para algunos, dótica alusión, me apresuro ahora a prevenir de que no estoy para las sensibilidades más despiertas, para las mentes más haciendo una servil apologia teórica. Así era Ganivet, porque coherentes su auténtico sentido! ya sabemos que no bastan, así su siglo le fabricaba, no porque a nosotros, o al nuestro, no, los clarines de la fuerza para ejecutar, en la plenitud de nos convenga que sea asi. Al contrario, hemos de ver inmesu sentido, la Marsellesa de la Autoridad.
diatamente como una austera revisión sobre el ideario de Ganivet, ejercida a la luz de las nuevas experiencias, se ve Autoridad. para qué?
forzada a corregirlo, a cambiarlo, a contrariarlo quizá. Téngase, además, bien presente que a este pensador no puede.«Libertad. para qué. fue la consigna realista de Ganillamársele propiamente un filósofo. Ni su pensamiento se esvet y de los de su tiempo. Autoridad. para qué. se pre tructura en lo sistemático, sino que se feparte en lo disperso; gunta nuestra revisión, tal vez con las amarguras del desenni su vida alcanzó más allá de los treinta y tres años; es gaño en la boca. en esta cruz de meditación se encuentra decir del período que, intelectualmente hablando, puede lla: con el problema de las relaciones entre Competencia y Automarse de formación. Nuestro dictamen habla de resultar más ridad.
arduo, sin duda, si no contáramos con el recurso de interpreMucho ha insistido quien os habla, señores, en la tentativa de iluminar filosóficamente el concepto de autoridad, recortar al escritor por su tiempo. Pero una vez recordado esto, todo se ilumina. El tiempo de Angel Ganivet tiene como denodando y dando sentido a la estirpe de la palabra que le minador común intelectual la exacerbación del individualismo.
designe. Autoridad implica autor. Se trata, pues, en lo ideal, Empieza también a tener la divisa del pragmatismo. Un de un derecho que ejercitan los autores, y que sólo pueden gran desprecio por lo que, desde entonces, es costumbre legítimamente ejercitar los autores; es decir, los creadores, llamar despectivamente, alas abstracciones» preside su sentido los que sacan algo de la nada. Mande quien crea. Obedezca de reacción. Los hombres de aquella hora un Costa como el estéril! La autoridad, cuya canción ha entonado el siglo un Ganivet, para no hablar sino de los muertos culpando de nuevo, es la que corresponde a una energia de plasmación las peores catástrofes a «las abstracciones. o, según otro ordenadora, ejercitada en la materia de él, en el barro de él mal nombre. la retórica. tuvieron hambre de realidades, de y en su caos. Asi volviendo a lo nuestro. quien debe ejercosas, de eficacia. Fueron los primeros, a pesar de su indivicer, con plena moralidad, una autoridad vigorosa en España, debe, por esfuerzo propio y con las propias manos, plasmar dualismo o, si bien se mira, como consecuencia de su individualismo en preguntarse, por ejemplo. para qué servía la y construir una nueva España.
libertad. Vieron los unos vacía a la libertad, porque no con. Pero esto no es fácil. Necesita que con el poder coexista, tenía dentro suyo valores biológicos concretos, como la patria, en todo momento y actuación, la competencia sin la cual la raza, la nación. Fantasmal la dijeron en el opuesto extreaquél no alcanza a merecer el nombre de autoridad. El problema de la autoridad se convierte asI ¿cómo evitarlo? en mo los otros, porque la libertad sin la propiedad les apareció, en este punto, como un sarcasmo.
la cuestión de la competencia. ésta viene siendo, desde fué entonces cuando, en lo íntimo de las almas, empezó hace siglos tal vez, la esencial cuestión española. Si la incompetencia triunfaba en el vergonzoso pasado inmediato, a sonar a vieja y caduca la música de la Marsellesa. podrá impedirse su victoria en el inmediato misterioso futuro?
Mientras este escollo no se salve, está en pié el conflicto, Marsellesa de la autoridad cuya angustia anunciara Angel Ganivet. Mientras este escollo Habla esta canción llenado un siglo entero. Había reso no se salve, la llamada autoridad no es autoridad, no és más nado en todas las conciencias, aun las más distantes, aun las que fuerza. Fuerza que nada resuelve, que no hace más que más sordas. La misma reacción, mientras duró el siglo XIX, agravar la confusión, estabilizándola, y petrificar la costra de Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica