Carmen Lyra

1. Repertorio Americano 331 Página lírica de Julián Marchena Voy a escribir una página sobre Julián Marchena.
La hoja de papel se tiende blanca ante mí, y en el pensamiento no hay ningún plan.
Escucho el recuerdo que canta dentro del corazón. Es un canto que hace pensar en el del jilguero, al caer la tarde en un bosque, cuando los rayos del sol poniente se deslizan sobre los troncos musgosos.
Es un niño que viene a mi casa a jugar con mi hermanito. Lo veo lo mismo que en los sueños, en los cuales no se pueden precisar las formas ni los sonidos. De pronto, un detalle se delinea nitido: el niño viste con pulcritud. Lleva una blusita clara, muy limpia. Qué dice. qué juega? La cabecilla se agita en la carrera semejante a un capullo de esperanza que se mece al soplo del viento retozón. Me sonrien sus labios con esa sonrisa clara que es un halo de gracia, en torno de la boca de los niños. La pequeña figura disminuye a mi vista, se hace pequeñita. tengo la ifusión de que se refleja en una pupila azul. yo pasé a su lado sin escuchar al Dolor y a la Poesia tejer dentro de él su Destino. encaje de crepúsculo para el cual la noche dio sus hilos de sombra y la aurora sus hebras de luz.
Ahora pienso con amor en el muchachillo vestido con esmero que venía a jugar con mi hermano menor.
Yo me digo con tristeza: las mismas manos que confeccionaron aquella blusita clara son las que hoy me, han enviado copias de sus versos. Manos maternales. Cómo os debéis de hacer tiernas al copiar los versos del hijo ausente y al revolver dentro de la gaveta las cosas que de él conserváis!
Otro recuerdo se levanta en mi.
Con los ojos cerrados miro a través del tiempo. Hay un muchacho de veinte años, sentado en aquel rincón. Es en esta misma pieza en que ahora escribo. su lado está otro hombre joven. Ah! sí, es uno que fué mi amigo y del que hoy no queda sino un montoncito de huesos en un cementerio de París. Se charlába en torno de las tazas de café y a través del humo de los cigarros. El recuerdo de tantas burlas, de tantas ironías, de tantas quimeras que éste y yo hiciéramos se ha esfumado, pero surge preciso. tan preciso que el oído casi lo toca. el silencio que el primero, aquel muchacho, ponía a la vera de las locuras que hablábamos los otros dos. Quizá ni nos oía, por escuchar el murmullo intimo de la fuente que para apagar su sed de amor y de belleza habia brotado dentro de él mismo.
Miro el rincón que fué propicio a nuestas divagaciones y pienso en el montón de huesos que hay en una tumba lejana y en el poeta cuyos versos tanto quiero. Hacia qué ilusiones lo habrá arrebatado la vida. Por qué crueles realidades habrá arrastrado y desgarrado sus sueños. Mis ojos caen en esta estrofa de su poema Interior. Pero no me entristece la fatiga ni lo que en mi reposo haya perdido, ya que nunca he de estar arrepentido de sentirme cigarra antes que hormiga.
CARMEN LIRA Jullo 25 de 1925.
VUELO SUPREMO Quiero vivir la vida aventurera de los errantes pájaros marinos, no tener, para ir a otra ribera, la prosaica visión de los caminos.
Poder volar cuando la tarde muera en indecisos lampos moftecinos, y oponer a los raudos torbellinos el ala fuerte y la mirada fiera.
Huir de todo lo que sea humano; embriagarme de azul. Ser soberano de dos inmensidades: mar y cielo, y cuando sienta el corazón cansado morir sobre un peñón abandonado con las alas abiertas para el vuelo!
Costa Rica, 1919.
EN LA MUERTE DE RENÉE Asi como en el agua adormecida muere en silencio la voluble onda, se fué calladamente de la Vida, hacia la Nada, que el Misterio ahonda.
Jamás he contemplado flor nacida que miel tan pura en su corola esconda, como Aquélla que puso en toda herida su mirada ple amor, serena y honda.
Hoy, ya tiene dos alas de querube sobre los blancos hombros. Triunfadora, cuando viva en la concha de una nube o en algún astro quede prisionera, saldrá la Noche de su cabellera y de sus ojos nacerá aurora.
San José, octubre 21 de 1917. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica