268 Repertorio Americano Glosas (De Madrid. Espejo de longevidad Miseria UÉ felicidad, para el buen escritor, He hablado un día, en este mismo los ochenta años de Anatole FranGlosario, de una obra reciente de Reice. No tanto por la ventaja elemental nach, el sobrino, joven arqueólogo, tráde acumularlos con ser esta bastante gicamente desaparecido en la gran gueseria; véase Goethe, y su opinión de rra. Recoge este libro, en colección del que la primera obligación del hombre es más elevado interés, los textos de los durar como por el privilegio a tal lonescritores de la antigüedad clásica relagevidad concedido, de asistir dos veces tivos a la pintura y a la escultura.
a la revisión de la obra propia, por dos ¡Cuán interesante, cuán instructivo, un generaciones sucesivas, Corpus semejante, que entresacara, de Tantas caben en efecto, dentro de un la obra de los novelistas españoles más lapso de medio siglo. La de los hijos y conocidos, las escenas, las descripcionss, la de los nietos. La que vive en la hora las figuras, las páginas todas, referentes de limitar el precio de una gloria. lo o alusivas a tales temas. Mi amigo José cual para ella, si no para su posesor, Francés, doblemente calificado como criya constituye un bien y la que vive en tico de arte y novelista, debiera dedicar la hora de vindicarla; trayendo, además unas vacaciones a tan reveladora tarea; de un bien a la gloria misma, un goce documento indispensable para el futuro respetable al buen escritor.
continuador de la Historia de las ideas También nuestro Juan Valera vivio estéticas, de Menéndez y Pelayo.
ochenta años. Pero porque en España Tarea reveladora, resultado triste. La van más despacio las cosas hubiérale DON JUAN VALERA, información más elemental parece haber convenido vivir cien. Hubiérale conve. faltado, en este capítulo, a nuestros aunido alcanzar el juicio de los nietos, ya en los últimos tiempos de su vida, tores. Todavía uno de los más admirados que el de los hijos, fatalmente, había de (Apunte del natural por oradores actuales, en un famoso discurLorenzo Coullaut Valera. resultarle un poco ingrato.
so, que no era precisamente una improvisación, hablaba de «esculpir el barro Valera, el artista con un cincel.
Los nietos de Juan Valera empezamos a parecernos en La Regenta, la novela de Clarin tan famosa, tan digna de España, en una nota común, que hoy únicamente los más suserlo, empieza por la descripción de una Catedral. Ay! El tiles empiezan a adivinar; pero que más tarde advertirá todo Flaubert que desgarraba las cuartillas en que el alumno Mauel mundo. Empezamos a parecernos en este rasgo de que la passant se había aplicado a describir un armario normando, palabra «arte» tiene para nosotros una significacióu específica iqué hubiera hecho con las primeras páginas de La Regenta!
y muy alta por ventura olvidada aquí desde los días de GónSi la belleza no alambiquemos: hablo de la belleza formal es una dimensión de las cosas, casi todos los escritores gora. Hemos vuelto a sentir que, en suma, nuestro oficio de escribir era un arte; y a sacar las consecuencias de este españoles parecen haber andado faltos, en un momento de nuestra historia literaria, de los órganos adecuados a la persentir.
cepción y aprecio auténticos de esta dimensión.
Cuando los románticos, el escritor español se sentía herPero Valera.
mano, bien del profeta, bien del juglar. Cuando los realistas, bien del politico. bien del hombre de ciencia cuando no, del Dos anécdotas puro industrial pacotillero. Hoy, un descubrimiento esencial ha sido el de un hecho sencillo: nuestros hermanos son los pintores y los escultores: tal vez los constructores de juguetes el ultimo año de su vida. El estudiante que llegaba a Madrid Pero Valera fué de otra ley. Yo alcancé a conocerle en o los alfareros.
para su doctorado alcanzó alguna benevolencia en el magisEl crepúsculo del siglo xix encontró en las cumbres de la terio y el trato del gran académico.
literatura española a muchas figuras ilustres, sobre las cuales Estaba ciego. sin que él pudiese ver y juzgar materialhoy empiezan a ejercitarse las funciones justicieras de la semente la edición, acababa por aquellos días de lanzarse al gunda revisión. Cuál de estas figuras sentiremos amiga y público la segunda de una de sus obras; una elegante narrapredecesora nuestra, en lo de considerar el oficio de «las ción de que el maestro gustaba sobremanera.
letras como «un arte. Esta edición contenía ilustraciones. Unos grabados lamenEchegaray era un retórico. Núñez de Arce, un tribuno. tables aludian anecdóticamente, según moda del tiempo, a Galdós, un poeta; es decir, un creador, un creador de figuras. algunos episodios de la narración.
Campoamor era un novelista. Lo es, aún, Palacio Valdés. La tarde de un viernes, la mano del ciego agarró mi brazo Clarin era un filósofo. Doña Emilia Pardo Bazán, un magni y me condujo suavemente a un ángulo discreto de su salón fico periodista. Pereda, un pedagogo, Castelar, un mago. de recibo.
Hubo un artista nada más en aquel tiempo, y el artista Usted que me parece interesarse en estas cosas me fué Juan Valera.
decía allt la voz internacional y andaluza me confesará la Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica