REPERTORIO AMERICANO 25 Página lírica de William Cullen Bryant Ha hecho la traducción ENRIQUE Hine, en San José de Costa Rica.
Thanatopsis Ellos reinan allí, solos; un dia irás también a descansar. Qué importa, si el destino falaz tu vida corta, que lejos de la humana algarabia te vayas, en silencio y sin testigos, y que tu brusca, inesperada ausencia, ignoren tus amigos?
Todo lo que respira en la existencia, por ley fatal, compartirá tu suerte; y aunque algunos reirán a tu partida, y la rueda solemne de la vida igual se moverá tras de tu muerte, y cada cual perseguirá como antes su sombra preferida, sonarán, para todos, los instantes de la renunciación de los placeres, del amor, del hogar, de los quehaceres, para embocar por el camino estrecho y a tu lado gozar del mismo lecho.
En tanto que los siglos, a lo lejos, se pierden en la bruma del tiempo y el olvido los esfuma, los hijos de los hombres: albos viejos, dulces niños de cándida frescura, jóvenes en la edad florida y bella y la dama de clásica hermosura y la casta doncella, irán formando un grupo, que a ti viene empujado por otros a su turno.
Vive, pues, sin temor y cuando orderie la voz imperativa del destino, que sigas al cortejo taciturno, a la eterna, incontable caravana que del hondo misterio va en camino a ocupar los oscuros aposentos del callado recinto de la muerte, no vayas tembloroso y sin alientos como el misero esclavo a quien insulla y fustiga en la sombra el amo fuerte para encerrarlo en su prisión oculta.
Acércate al sepulcro, sostenido por la serenidad de tu confianza, como quien, en su lecho apetecido, provocando visiones de esperanza, desdobla el cobertor blando y sedeno y se tiende a sonar un lindo sueno.
Junio de 1935.
La Gran Naturaleza en un lenguaje múltiple se explica con el que ama su inmortal belleza y en alta comunión se identifica con sus formas visibles; le alboroza en sus horas apacibles con voces de bellísima elocuencia, sonrisas y alegría; se desliza en sus hondas amarguras y antes de que adivine su presencia el alma, con doliente simpatia mitiga sus torturas.
Cuando empane tu espiritu la idea de las angustias del postrer instante y con terror tu pensamiento vea la imagen de tu cuerpo agonizante, la blancura glacial de tu mortaja y la sofocación horrible y muda en las tinieblas de tu angosta caja; cuando en tu corazón muerda la duda, álzate con empujes de grandeza bajo el azul del infinito cielo y escucha fervoroso la enseñanza de la Naturaleza, mientras, como un heraldo de esperanza, en los abismos del etéreo velo, sobre la tierra y en las aguas, suena una limpida voz, firme y serena. Sólo unos dias y jamás tus ojos volverán a gozar con el encanto de ese sol que describe su camino mientras todo lo mira, y tus despojos, ni en el sepulcro que humedece el llanto, ni del mar en el seno cristalino, tu imagen guardarán, porque la tierra, que tu cuerpo nutrió, querrá mañana que a sí torne la savia que el encierra para que tierra sea, y ya perdida, al fin, la huella de tu forma humana y tu existencia individual vencida, irás con los eternos elementos a hermanar con las rocas insensibles y los céspedes lentos que descuaja el labriego distraido; y el roble, sus raíces invisibles tejerá entre tu cuerpo enmohecido.
Pero a ese retiro silencioso del eterno reposo, no irás tú solo, ní soñar podrias un lecho más espléndido y hermoso: en él descansarás con los patriarcas que contemplaron los primeros días del mundo, con los sabios, los monarcas, los profetas de barba encanecida en los tiempos remotos e ignorados y con todos aquellos que la vida ungió con el poder y la hermosura, por siempre sepultados en tan sólida y amplia sepultura.
Los montes con sus ásperos collares de fuertes rocas, como el sol antiguas; los valles melancólicos que suenan WILLIAM CULIEN BRYANT. 1799 1878. Poeta norteamericano y periodista. Abogado también. Nació en Cunimington, Mass.
Fué editor de la New York Review, primero, y del New York Evening Post, después, y hasta su muerte. Thunàtopsis es una de sus poesias más famosas.
entre las lasitudes seculares de las selvas contiguas; los majestuosos ríos que despeñan en los abismos su caudal ruidoso; los limpios arroyuelos que alfombran de verdor el fértil llano; y, bajo el combo espejo de los cielos, vaciada en un derroche prodigioso, la gris melancolia del océano, decoraciones son grandes y bellas, del templo sepulcral del ser humano, y ese sol, esa luna, esas estrellas, que nos llenan de gozo y nos deslumbran, cirios de resplandores funerarios, que al través de los lapsos milenarios, el antro negro de la muerte alumbran.
El vasto grupo humano disperso en los contornos de la Tierra, cabria, comparado al mundo muerto que ella, en el hondo arcano de sus entrañas fértiles encierra, entre la crispatura de una mano.
Vuela sobre la arena del desierto en alas de los vientos, extravia tu libre fantasía en la espuma de rápidos torrentes que, al abrigo de bosques ignorados, oyen sólo el fragor de sus corrientes: aun alli están los muertos enterrados; los inuertos, que los hombres, a millones, en esas latitudes solitarias, pusieron a dormir de cara al cielo, desde que, en las primeras convulsiones de la vida, en las masas planetarias, el primer siglo alzó su lento vuelo. un ave marina ¿Adónde vas flotando hacia el ocaso en ondulante vuelo sobre el fondo carmín húniedo y blando que inunda el amplio cielo?
En vano intentaria el cazador con su mirada inquieta, seguir en la purpúrea lejania tu lánguida silueta. Buscas tras de la bruma lago entre juncos o fluvial reinanso o playa que las olas con su espuma salpican sin descanso?
Un poder vigilante al través de los cielos sin medida Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica