120 REPERTORIO AMERICANO los maestros, cuáles son los mejores Programas de Educación Primaria que debemos tener como guía.
HILDEBRANDO SILES GRANADOS ño, invento la Geometría, encontran De la misma manera corren innudo, él solo, casi todo lo propuesto merables ejemplos de cómo, el niño por Euclides. El niño inglés Stern, solo, investiga, descubre, halla la verhalló la relación entre el diámetro y dad. Refiere Lessing. Si el Todopola circunferencia. Mozart, muy niño, deroso, teniendo en su mano derecompuso hermosas piezas musicales. cha la verdad y en su mano izSantiago Watt, en sus quehaceres quierda la investigación de la verinfantiles, descubrió la fuerza del va dad, se dignara concederme lo que por. Cristóbal Colón, siendo niño, gus yo prefiriese, con toda humildad, taba de la marina, y poco a poco fué pero sin vacilación, escogeria la incultivándose en su tierna mente, la idea dagación de la verdad. del gran descubrimiento que realizó. Ahora, piensen concienzudamente Noticia. es un maestro ejemplar de escuela rural. Se ha situado a la vanguardia, por sus buenas costumbres, su amor al estudio y al progreso. No hace ruido, desde luego; ni aparenta.
Apostrofe de nube Para el sejecto espíritu de Antonio Médiz Bolio.
El pájaro subía desbaratando vientos pájaro que empollara calor de pensamientosy marcando en el cielo sus invisibles huellas era una cruz enorme signando las estrellas.
Un dia miro el hombre hacia la altura y avivando las chispas de sus ojos, lanzó por ellos toda la amargura de la nostalgia por la azul altura desde su pedestal hecho de abrojos.
Tenue y azul el firmamento era, el viento se aquietaba adormecido, y el hombre, viendo. la tranquila esfera, quiso ser ave que volando fuera a poner su tibieza en ese nido.
Subirl Subir!
Acariciar con mano sedosa los plumones de la nube, empaparse en la luz del sol cercano, y traspasar el horizonte humano mientras dice la Gloria: Sube, subel Los seres y las cosas absortos admiraron el nuevo vuelo, y todos su tributo brindaron: los cóndores del cielo descendieron al suelo como si sorprendieran pequeñez en su vuelo.
Ante la humana gloria a la cumbre exaltada los cielos tremolaron su azul como inviolada bandera; el sol, sumiso, puso a sus pies la adarga y vació de su aljaha la diamantina carga.
Todo fué gloria entonce, la luz chocó en las cimas y rebotó hecha bronce; todo fue entonces gloria, la tierra quiso alzarse también a la victoria y anhelando dos alas que alzaran los barrancos puso luz en los mares ceñidos a sus flancos.
Un agulla errabunda torno presto a su nido, dijerase medroso polluelo estremecido, y alzando la cabeza nostálgica de esfera sintió en dogal de angustias tornarse su gorguera.
Suprema aspiración! Alzar primero el cuerpo débil sobre débil planta ante el piadoso y maternal esmero, luego subir al árbol y al otero, a la erguida montaña donde canta el viento su canción para la altura y destellan las cúspides de hielo, y por fin, subir más, y en la locura de la ascensión, sumir la frente impura en la azulada aspiración del cielo.
Solo la nube Incólume quedo flotando arriba perezosa y tardía bajo su henchida giba.
Huir, inútil era, el pájaro volaba raudo, como si fuera estrella que enloquece su cósmica carrera.
Huir, inútil era. Buscó entonces la nube su dardo, y alzó un grito de cólera. Quién sube? como el hombre siempre su carrería seguía lanzó un rayo la nube plegando, con su estruendo, los párpados del dia. Subir. Subir. Subir!
La vida humana es constante jornada hacia la cima: la misma tumba que la tierra gana, como la cavidad de la campana vuelca al viento la música que anima, Hubo un temblor extrano. Hubo en todo un suspiro. se movieron las alas en vacilante giro, y cuando de las alas descendieron las galas se alzó el hombre y trala, mecido por las alas, como un cetro en las manos el rayo refulgente y una guirnalda de astros titilando en la frente. Un ruino de trueno puso gozo en el alma, un ruido de trueno que rompía la calma en que sumida el alma condensaba su anhelo de cruzar, como el ave, sobre la faz del cielo; en el aire dos alas agitaron su empeño dos alas mitad cálculo, pero mitad ensueñoy entre las alas iba, sereno y majestuoso, el hombre, avizorando su rumbo misterioso.
Sólo la nube incolume quedó flotando arriba perezosa y tardia bajo su henchida giba.
HERNÁN ZAMORA ELIZONDO Turrialba. Oct. 1925. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica