REPERTORIO AMERICANO 111 LA EDAD DE ORO Lecturas para niños (Suplemento al Repertorio Ainericano. Tres parábolas del Buda EL REPARTO DE LA DICHA sino el. agua. el corazón de la joven matanga palpitó de gozo. y dió de beber a Ananda. Ananda le dió las gracias y se fué; pero ella le siguió alguna distancia. habiendo sabido que Ananda era discípulo de Gotama Sakyamuní, la joven fué a buscar al Bienaventurado, y llorando le dijo. Oh Señor. apiádate de mí y permiteme vivir donde habite tu discípulo Ananda, a fin de que pueda verle y servirle, porque yo amo a Ananda. el Bienaventurado comprendiendo las emociones de su corazón, dijo. Prakriti, tu corazón está lleno de amor; pero tú no comprendes tus propios sentimientos, Tú no amas a Ananda, sino su bondad, Recibe, pues, la bondad que le has visto practicar, y a tu yez, en la humildad de tu estado, ejércela con los otros. En verdad, hay un gran mérito en la generosidad de un rey cuando es bueno respecto de sus esclavos; pero hay un mérito mayor todavía en el esclavo que sufre, olvidando sus males y cultivando en sí mismo la bondad y la buena voluntad por la humildad entera. Cesará de odiar a sus opresores, y hasta, incapaz de resistir a su usurpación, tendrá piedad do su arrogancia y de su fiera actitud. Bendita seas, Prakriti, porque, aunque pertenczcas a la casta matanga, tú serás un modelo para las grandes y nobles damas. Eres de casta inferior, pero los brahmanes reciben de ti una lección. No te apartes del camino de la justicia y de la rectitud y tú resplandecerás la gloria real de las reinas sobre su trono. EL PERRO HAMBRIENTO Annabhara, esclavo de Sumana, fué a segar hierba al prado, cuando vió un sramana que mendigaba su comida con un cuenco en la mano; entonces, arrojando al suelo su gavilla de hierba, corrió a su casa y volvió trayendo el arroz que le habían clado para su alimento, El sramana comió el arroz, y animó a Annabhara con palabras de exhortación religiosa.
El hijo de Sumana, que vió la escena por una ventana, grito. Bien, Annabhara; eso está bien hecho. Ya habiendo oído estas palabras Sumana, preguntó que querían decir, e informado de la devoción de Annabhara y de las palabras de exhortación que había recibido del sramana, fué hacia su esclavo y le ofreció dinero para participar de la bendición, recompensa de la ofrenda. Mi amo, dijo Annabhara, permitidme interrogar antes a ese venerable religioso. acercándose al sramana le dijo. Mi amo me pide que divida con él la bendición de la ofrenda que os he hecho al daros mi ración de arroz. Es conveniente que la divida con él?
El sramana contestó por medio de una parábola diciendo. En una aldea de cien casas había sólo una luz encendida. Fué entonces un vecino y encendió su lámpara, y del mismo modo la luz fué comunicada de casa en casa, acrecentándose la luz en la aldea. Así también la luz de la religión puede extenderse sin que pierda nada el que la comunica. Extiende, pues, la bendición de tu ofrenda. Compártela. Annabhara volvió a casa de su amo y le dijo. Te ofrezco, señor, una parte de la bendición de mi ofrenda. Dígnate aceptarla. Sumana la aceptó y quiso dar a su esclavo una cantidad de iner pero Annabhara respondió. Señor, si aceptara dinero, parecería que te vendía mi parte. Una bendición no puede venderse; yo te ruego que la aceptes como un don. el amo dijo. Hermano Annabhara, desde este dia eres libre. Mírame como un amigo y acepta este presente como una señal de mi amistad. Hubo una vez un rey que oprimía a su pueblo y que era odiado de sus súbditos; sin einbargo, cuando el Tathagata fué a su reino, el rey deseo vivamente verle; de suerte que fué donde el Bienaventurado estaba sentado, y le dijo. Oh Sakyanuni. puedes predicar al rey un sermón que a la vez que alegre su espíritu le sea provechoso? el Bienaventurado dijo. Voy a contarte la parábola del perro hambriento: Había una vez un tirano cruelísimo. El dios Indra, bajo la forma de un cazador, descendió a la tierra con el demonio Matali; éste, afectando la forma de un perrazo terrible. El cazador y el perro entraron en el palacio, en el cual el perro se puso a aullar lastimosamente, que edificio, a su voz, se conmovía hasta sus cimientos, El tirano hizo conducir hasta su trono al cazador, y le preguntó la causa de tan terrible ladrido. El cazador dijo. Ese perro tiene hambre. En seguida, asustado el rey, ordenó que le diesen de comer, Toda la comida preparada para el festin real desapareció rápidamente en las quijadas del perro, que aullaba siempre de una manera terrible Se. buscó más comida, y todos los graneros reales estaban vacios. Desesperado el tirano, entonces preguntó. No hay nada que pueda satisfacer el apetito de esta horrible bestia. Nada, respondió el cazador, como no sea la carne de todos sus enemigos. quiénes son sus enemigos. preguntó con angustia el rey. El cazador respondió: El perro ladrará mientras haya hambientos en el reino; sus enemigos son esos que ejercen la injusticia y oprimen a los pobres. El opresor del pueblo, acordándose de sus malas acciones, sintió remordimientos, y por primera vez en su vida comenzó a escuchar las lecciones de la justicia.
LA MUJER DEL Pozo Ananda, el discípulo preferido del Buda, yendo de misión por mandato del Señor, acertó a pasar cerca de uno de los pozos de una aldea, y viendo a Prakriti, una joven de la casta matanga, le pidió de beber.
Prakriti dijo. Oh bralıman. yo soy muy humildc y muy despreciable para darte de beber; no pidas ningún servicio de mí, no vaya a manchar tu santidad, porque soy de baja casta. Ananda respondió. Yo no te pido tu casta. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica