REPERTORIO AMERICANO 221 Puntos de vista Sibi, rey de Usinara, era recto, leal y generoso para con todo sér viviente. Narra el Libro, que un día los dioses le pusieron a prueba cuando, exhausto de ayunar y velar, su holocausto ofrecía. fué el caso que el dios Agni, con sesgo vuelo azorado en figura de una oscura corneja seguida de un halcón de ancha garra bermejapidióle amparo al rey y el rey calmó su anhelo. El rapaz no era otro que Indra, un dios del Cielo. Libre de su enemigo, la corneja temblaba mirándolo. El halcón le dijo al rey. Entrega oh, rey equitativo, esa ave que es tan mía: vuélvemela al momento, pues de lo alto venía predestinada para servirme de alimento. Sibi, por salvar la indefensa criatura, abogó en su favor con prodiga dulzura. Entonces, el halcón apelo al justiciero espíritu de Sibi, y le puso el dilema. o nie entregas al punto la corneja o me das su peso en carne tuya: lo que te guste más. Sonriendo el buen rey, permitió se cortara.
tanto para el rapaz cuanto el ave pesara.
Y, trozo a trozo, fué cayendo en el platillo carne desgarrada de Sibi, sin que fiel equilibrase nunca la balanza crüel: faltaba siempre peso al tributo doliente del buen Sibi. Oh misterio!
Aquel rey inocente se dejó desollar, sin gemir ni una queja, por librar de un halcon una simple corneja, y concluyó, a la postre, por sentarse en el plato y dar todo su sér por otro. Su arrebato de amor claman los dioses y su noble abandono le han conquistado, en medio de nuestra corte, un trono. Hé aqui el episodio, tal como lo relata la edición de Calcuta, del santo Mahabharata, dijo Shib Junder Bose al joven deportista que con el estudiaba el sánscrito. No inquieta a usted el alma tierna de aquel raro monarca, su heroico sacrificio, su amor y cuanto abarca en proyección moral esa alma de poeta. el discípulo dijo. Maestro, en ese asunto nada de amor, ni de ética, ni de ilusión barrunto.
Para mí fue aquel caso un caso de escopeta: que pase la corneja, sigue el halcón, yo apunto y él baja hecho un ovillo (con plomo o a saeta. Sálvase la corneja y aún vive el rey, pregunto?
Mi solución no amengua la luz del Mahabharata, aunque si es más inglesa y un poco más barata. GUILLERMO VALENCIA Bogotá, noviembre de 1925. El Tiempo, Bogota. como aquello era ya en la Comentario mismo Agni (el fuego. a quien el esquina de Arrancaplumas, me bajé maestro Valencia pone como encardel tranvía, para ir a comentar con nado en la corneja, y a quien Sita, un amigo la última producción literala noble esposa de Rama, no pudo ria del maestro Guillermo Valencia, guno, pensando a la vez en esa convencer a que la recibiese en su titulada Puntos de Vista.
literatura hindú, que tan bien sabe seno. Qué crees tú que quiera decir interpretar Valencia, pero que no Esos dioses, que a la hora del el maestro en esos versos tan bellos? quiere aplicar en los asuntos que se Yo relei: relacionan con nuestras luchas potriunfo solamente sabían responder líticas. No recuerda el maestro ada quienes les decían que hicieran. Aquel rey inocente mirable y admirado aquella bella leuso de la potestad que les daba el se dejó desollar, sin gemir ni una quejar yenda que se llama el Megadula o poder después de la victoria, así: por librar de un halcón una simple corneja. nube mensajera. Nosotros no queremos que mueUn dios de esos tan buenos como ra nadie, y pedimos la resurrección Luego, poniéndome el dedo índice Sibi, le dió a cuidar a, uno de sus para todos nuestros enemigos y que sobre el entrecejo; y para que mi súbditos el estanque donde florecen vivan mientras la tierra exista, teamigo me siga teniendo por érudito, los lotos de oro.
niendo al alcance de su mano ríos le dije con toda suficiencia: El hombre, enamorado de una chan de todos los líquidos que les sean El inaestro está torturado por dala, abandonó una noche su pues agradables y frutos de todos los todo lo que le han dicho con motivo to para ir a pasar unas horas del árboles, aun en el tiempo en que no de su actitud en el asunto de la plenilunio en unión de su compa sea la estación propicia.
pena de muerte. El ha querido en ñera.
Asi termina por lo menos el Raesta admirable composición, hacer su. Cuando volvió a despuntar el día, mayana, que para mí es tan bello pintura. Es el buen rey Sibi, que encontró que los elefantes blancos, como el Mahabharata, del cual sacó entrega sus carnes a la inclemente a quienes nadie osa contrariar, se su admirabte motivo el maestro Guilaceración, para salvar del halcón, habian bañado en el estanque y llermo Valencia.
que, en este caso es el delito, a la habían destruído los lotos. de oro.
infeliz corneja, que debe ser la so El dios le dijo: JOAQUÍN QUIJANO MANTILLA ciedad, Has cometido la falta más grave Si, señor, me dijo mi amigo, que un sieryo mio puede cometer. Noviembre, 1925.
dando un golpe con las manos, y Én castigo dejarás de ver durante!
despidiéndose apresuradamente, para un año los ojos de tu amada, pero (De El Tiempo, Bogotá. ir a echar a los cuatro vientos esa te dejo las nubes para que le envies interpretación, que a él, como con mensajes de cariño con ellas.
servador, le pareció admirable.
Así practicaban entonces su justi Suscríbase al REPERTORIO AMERICANO Yo seguí mi camino sin rumbo al cia esos dioses benévolos. Aun el y recomiéndelo a sus amigos. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica