Repertorio Americano 95 Glosas.
las instituciones y las leyes sociales de cada país para adap pudiera llamarse de innovación interior en esa reforma vino tarlas al propio, adaptación que lleva en sí un germen fe con El Sol. Recientemente, cuando tuve en suerte una oporcundo de fraternidad internacional.
tunidad honrosa, desde la reivindicadora tribuna del «Casino Español. ensayé la caracterización del aporte hecho por aquel (Tomado de Patria, Bogotá. gran diario al periodismo de España. Aporte de juventud. pareciame a mí. añadí. La prensa era algo estrecho, anodino y flácido un organismo encani.
jado que se alimentaba, pese a la renovación intelectual operada en los demás sectores de la ideologia española, de conceptos prehechos y anticuados principios. Había, pues, que abrir la prensa a los cuatro vientos del espíritu. Había que solearla con la lumbre de las modernas ideas y de las moLa Revista de Occidente dernas responsabilidades. Había que liberalizarla. trayéndola a la discusión y a la elucidación definitivas de los viejos proRORO OR mediació del Buen Librero de «La Minerva. ese blemas que hasta entonces se habían comentado sólo en voz comercio cenáculo que se viene haciendo, al remate de la baja. Había que ponerla a tono con la nueva cerebralización calle Obispo, una suerte de clearing house de dimes y diretes de las letras de España, con la nueva situación y el nuevo literarios. me acaba de llegar de Madrid el sexto número de prestigio político resultados de la guerra, con el anhelo de la Revista de Occidente, que en aquella villa fundo ha poco. espontaneidad y de emoción característico del espíritu moJosé Ortega y Gasset.
derno. En una palabra: había que ajustarla a las necesidades Con la venia del lector, propongome comentar cada mes espirituales de la nueva España, de la España joven. más este dechado de publicaci3n. Mas, por lo pronto, sólo he de abajo. En realidad, así como alguien dijo no sé si Luis cumplir la intención, ya una vez esbozada, de caracterizar Morote que el periodismo contemporáneo español se dividía ampliamente la nobilísima revista, cuya génesis ha constituído en dos períodos. antes y después de las primeras letras; es un verdadero acontecimiento.
decir, antes y después del B C; así pudiera decirse hoy, pero con mejor razón, que la Prensa española ha conocido dos edades: la Edad de la Nebulosa y la Edad de El Sol.
También lo fué la aparición de la Esfera, hace dos lustros.
Ya veremos mañarfa cómo la Revista de Occidente ha El periodismo hebdomadario español en aquella época era venido a cerrar esta evolución, aunque desvinculada, en la (como acontece de ordinario en todo tiempo y en todo paraje) apariencia y en la práctica, de esos dos antecedentes neceíndice fidelísimo del estado a que había llegado el ánimo de sarios.
la tierra. Algunas revistas ilustradas que aún medran y cuya mención no es de menester, daban la impresión exacta del vivir nacional, en lo que tenía de consciente: crónicas pesimistas de «Andrenio. esfuerzos espirituales algo densos de Zozaya, Ortega y Gasset y su revista conatos humorísticos de Bonnat, historietas obvias de Xaudaró, Con la aparición de la Revista de Occidente decía ayerorlas o ilustraciones muertas de Medina Vera y Regidor; ha venido a culminar aquella pausada evolución del periodis«actualidades gráficas» con chisteras, casullas y galones; toda mo hispánico que tuvo su orto en lo gráfico con La Esfera y una plana taurina y en la portada, el retrato de una tonadi sus incipientes fulgores intelectuales en el diarismo amplio, llera de género chico.
ponderado y abierto de El Sol.
Grande es la tentación a decir que la luminosa revista de Ortega y Gasset marca el punto de elevación meridiana en La Esfera inició la renovación por el lado más inmediataesa evolución. Pero sería abusar el tropo. En el fondo, emmente susceptible de ella: por el lado más fácil: por lo conpero, no es todo lo arbitraria que parece esta declaración de creto. Su aporte capital fué un aporte gráfico. Surgieron de afinidad entre elementos periodísticos tan disimiles en lo inrepente, a la espectacularidad de los quioscos fatigados de vulgaridad, el amplio formato de álbum, la rica policromia intención, de singular espíritu, de pareja audacia renovadora trinseco. Por muy diversa que sea su indole, un nezo de común expresiva de un lienzo de Van der Goes o de Pradilla y. el precio de «Una peseta. Hasta entonces, España era, para enlaza históricamente esas publicaciones. Si la recia contextura intelectual de la revista gassetiana dista mucho de la ponerlo en fórmula pintoresca, eso: una nación que no tenía tenuidad efímera con que se nos impusieron las páginas de una revista popular de a peseta. Pero la reforma de La Esfera, que tanto auguraba, quedó Verdugo Landi, cierto es que con estas empezó la gimnasia de la iniciativa en ejercicios de publicación periódica.
sólo en ese primer avance estético un poco de sensibilidad, una cierta afición arqueológica y exótica, cierta displicencia de gabinete hacia las inmediaciones cotidianas y hacia los Apenas es posible, sin embargo, desvincular la Revista de problemas. En lo espiritual, nada muy tónico ni muy irritante. Occidente de la personalidad fecunda de su creador. De pies La Esfera conquisto pronto, con su alarde de presentación, el a cabeza, de portada a colofón, se le parece la criatura hasta gusto de los cultos (a falta de pan, tortas) y la vanidad o en los lunares. Decir la una es implicar al otro; hojear la secreta afición de lujo que los demás llevamos dentro, acre. publicación es ver afacetarse en sus láginas, aún cuando no centada a veces en la expatriación con la morriña naciona siempre se asome a ellas por modo muy enfático, la diáfana lista. Pero como los empeños de pura forma, subisten eficaz. prestancia de ese cerebro español riquisimo en luces y quilates.
mente, poco a poco en fuerza de ñoñerías y de transigencias ¿Quién pretenderá esbozar siquiera, en líneas tan breves con la curiosidad banal o plebeya la gran revista hebdoma y fugaces, el cariz ideológico de Ortega y Gasset? Si ello daria se ha convertido en un opulento ataúd.
pudiera hacerse con una sola frase indice, buscarlala yo en la Seríamos injustos, empero, si no advirtiésemos la efecti enseñanza misma del maestro, citando, como clave de su acvidad de aquel primer jalón, donde se inicia en España la titud filosófica, aquella frase en que nos dice de su afición reforma del periodismo. El segundo momento, la fase que a «la supremo pedagogía de las cosas. Porque Ortega y Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica