José Carlos Mariátegui

Tomo XI REPERTORIO AMERICANO Núm. San José, Costa Rica 1925 Lunes de Octubre SEMANARIO DE CULTURA HISPÁNICA CONV COSTA Biblioteca SUMARIO: Los paises del Plata, por Alberto Gerchunoff. La América Latina, por Leopoldo Lugones. El Ministro organizador de la abunduncia. La palmera, por Horacio Quiroga. La cueva de la raposa, por Alberto Masferrer. Del árbol. caido. por Pallais. El partido politico que hace falta, por Luis Araquistain. William Bryan, por José Carlos Mariátegui. René Quinton, por Sanin Cano. Sonetos, por Arturo Torres Rioseco. Tablero. Oshidori, por Lafcadio Hearn. En la orilla, por Pedro Henriquez Urena. La politica, por Ricardo Sáenz Hayes. La Edad de Oro. Con los autores, por gm. 269 Los países del Plata.
CAD Por ADA vez que una República de un cimiento ostensible, en uno de América celebra un hecho cardiesos pilares ficticios que se considenal de su historia, se advierte en la ALBERTO GERCHUNOFF ran sólidos porque son en el instante adhesión de los pueblos vecinos, un lo que se estima útil, como lo es un movimiento de simpatía que rebalsa convenio o una alianza. Reposa en los límites del protocolarismo oficial la seguridad de su dominio expan un sentimiento, esto es, en una iluy cobra el aspecto de algo más sig sivo. La Europa, que ha contradicho sión que lleva en sí la potencia disnificativo, de algo más hondo y que esas ideas, que, sin embargo, las ha tante de lo que será, que no se aisla viene de la raiz misma de la colec forjado trabajosamente con su filoso en una demostración, que no se cifra tividad. Las fiestas de Chile, las fies. fia, con la conducta sus hombres en la materialidad de la prueba. Pero tas del Brasil, del Perú, de Bolivia, mejores, y que las convirtió en un su expresión es, no obstante eso, evituvieron entre nosotros la repercu impulso de sus actividades democrá dente y los que se desvelan por des.
sión de un acontecimiento familiar. En ticas, se empeña ahora en desvir cubrir en la vida de relación de las nuestras escuelas, los maestros expli tuarlas con una antitesis supina. Ha Naciones el oculto y permanente fondo caron, con espíritu de sencilla cor esbozado en la práctica de su agita de egoísmo y las líneas generadoras dialidad, el origen y el carácter de ción diaria un antihumanitarismo que de la agresión y de la hostilidad, esos sucesos, y en actos en que se se sumerge en la negación. Sabemos tienen que reconocer que esos fer notaba la vibración popular, el home que eso no será duradero porque la mentos se esconden, cuando menos, naje argentino reflejaba en su am historia no es pesimista. La historia, en los grupos americanos y únicaplitud un regocijo intimo. Ello nos que es la realidad sucesiva, confirmente aparece en la superficie colecrevela que el viejo sentido de la her ma, a pesar de los que la hacen, el tiva el deseo de esa armonía que se mandad americana, sin limitación de sueño de los que creen en la fatali profesa públicamente y representa ya idiomas o de diferenciaciones raciales, dad benévola del destino humano y una tradición secular. No es prudente, subsiste y se vigoriza en la concien el valor de América consiste precisa nos dicen, creer en el derecho intercia continental. El florecimiento ais mente en la fuerza cohesiva de esa nacional, poner la fe en una política lado de las patrias distintas no se credulidad. Es así como honra el es sistemática de concordia, de colaboreflexivo de la an píritu de la civilización europea, aun ración, de compenetración. En efecto, plia concepción humana con que se que intente reproducir sus defectos esa teoria negativa se funda en la fueron perfilando en su lento proceso y se ensaye, a veces, en el traslado experiencia de los pueblos inavenihistórico las entidades nacionales de ingenuo de lo que allí es el vestigio bles de Europa, y, en cambio, en América. Aquel idealismo que en los de sedimentos antiguos y tiene su América, existe una experiencia difedías penosos del génesis dió unidad germen en causas lejanas que aqui rente. Las Repúblicas americanas han, en la acción a los grupos embriona no logramos comprender sin esfuerzo. recurrido pocas veces a la fuerza rios de las nacionalidades, les da hoy, América es fiel a los principios que después de su organización; las veces con una visión todavía más definida le comunicaron un alma común y en que se han apartado de la prudel futuro, una fisonomía moral igualrealiza gradualmente esas aspiracio dencia conciliadora lo han pagado mente precisa. es un fenómeno nes generosas. Es una continuación de con el arrepentimiento, y aun en la que ha de provocar el sereno interés la buena Europa que hemos apren agria separación nacida de esos condido a amar en sus concreciones más flictos del pasado se percibe un matiz actuales y saben deducir de la trama bellas y de las que no abdicaremos, espiritual, un tono psicológico que se compleja de los acontecimientos una por nosotros, los americanos. y por aleja del encono casi imborrable que tesis que vaya más allá de lo que los europeos.
individualiza a los Estados nutridores es inmediatamente visible. Esas prue Ha de tener, pues, para el que conde la cultura. Es así como se ha bas de convivencia tranquila de Na templa el panorama de la actualidad, transformado en América el arbitraciones contrastan, desde luego, con la la firme consistencia del espíritu ame mento de la justicia, de la noción del crisis aparente, es decir, momentánea, ricano la significación de un contraste derecho, en un método y es por ello en que se encuentran las ideas que fortificador. Cuál es la base de ese que estos pueblos se sienten, por ofrecieron, en el curso del siglo xix, espíritu? No reposa, desde luego, en encima de los obscurecimientos tranopone al Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica