52 REPERTORIO AMERICANO La presencia de algo inconfesable entre ese momento que con anticipación había la mirada de sus ojos parecis alejarse; su ellos, llenábalos de una emoción creciente. vivido tanto, eno iba a traerle más que una semblante se hizo más mudo aún. Se preDivina sentia, hasta la angustia, el males. horrible decepción?
sentaron algunos partidos, pero ella los retar que esto le causaba, y su alma latia bajo Mauricio tomó esa pequeña mano, y en la chazó a todos, experimentando una acre sael velo de sus largos párpados. Para librar presión amistosamente indiferente de sus tisfacción al ver hundirse su vida en un se, fué hacia el piano abierto y se puso dedos, dejó ver bien que no recordaba el callejón sin salida, como si 110 habiendo a tocar. Mauricio se acercó. El corazón le pasado. Divina, alterada al principio, pro nacido para la alegria, encontrase por fin palpitaba tanto, que Divina escuchó sus curo, en los días que siguieron, recobrar su su camino en la tristeza.
grandes latidos, irregulares y sordos. De sangre fría. Después de todo, Mauricio era Las excursiones, las trivialidades y morepente, sintió dos labios ardientes, secos libre y bien podía obrar como tal si verdanótonas distracciones de la vida provinciana de fiebre, posarse en su cuello.
deramente nada de ella quedaba en su comenzaron a pesarle. todo preferia «su Pero habíase incorporado ya, pálida como corazón; pero cada vez que ahondaba este soledad. y, como sucede a los seres cuya una muerta. Igual que un agua súbitamente pensamiento se lielaba toda su sangre, y vida reconcentrada aviva la imaginación, turbada, sus ojos. habianse vuelto negros; veia con una espantosa precisión que moella veía en estas palabras, bien al fondo fijó sobre Mauricio una mirada loca, y antes riria antes de despegar los labios.
de sí misma, una especie de jardin oculto, que éste pudiera hacer un gesto, se preci Dos semanas pasó asi, sacudida hasta lo un jardin plantado bajo un apagado cielo pitó fuera del salón.
más hondo por crisis convulsivas que la otoñal, de una flora sombría y muy fragante Todo su sér hallábase en una inexplicable llevaban sucesivamente a las más contra yerba y boj donde ella se paseaba luenconfusión, y le fué preciso largas horas para dictorias resoluciones. Recogia todo su co gas horas con su pensamiento.
recuperar un poco la calma. Era el escozor raje, confortabase con ciertos indicios favoCinco años habían transcurrido, cuando de una insoportable quemadura en lo más rables, una palabra o una sonrisa en que bruscamente, en menos de diez días, Lidia sensible de su alma. Toda la dulce sombra hallaba otra vez un poco de la antigua dulfué llevada por una neumonia aguda, y en que se envolvía había sido brutalmente zura. Mas un instante después, retrocedia Mauricio quedó viudo con un nene de. cuaviolada y sentia la imposibilidad de hallarse azorada ante la invencible repulsión de traide nuevo ante Mauricio. Por otra parte, cionar siquiera por un gesto el pensamiento tro años. El dolor del pobre muchacho fué inmenso; él amaba a su mujer con toda la las vacaciones tocaban a su término, y ella que la colmaba.
podria invocar cualquier pretexto. Corazón Entretanto, el padre de una de sus ami nomizada durante el duro período de los fuerza de una juventud de laborioso, ecoingenioso en lacerarse, virginidad tan vo gas, Lidia Morin, dueño de una importante luptuosa, ella pensaba sólo en tejer alrede usiva situada a unas cuantas leguas de alli, egoísta e inefable instinto, vino a refugiarse estrenos. En esta catástrofe, guiado por el dor suyo los mil hilos de una trama espesa invitaba a Mauricio a ir a estudiar ciertos donde presentia que podía ser mejor conpara ocultar en lo más secreto de sí misma mejoramientos. El joven aceptó, permaneció solado. No se engañaba. Divina, acallando la dulzura del estremecimiento que aun la tres meses en el campo, y al retornar estaba las oscuras resistencias que se agitaban toconmovía.
comprometido con Lidia.
davía en ella, asumió este nuevo papel, La mañana de la partida de Mauricio, le Fué para Divina un golpe terrible. Como extendió las manos hacia esta corona de vantada desde el alba, espió desde su vent sucede a menudo, ella había considerado espinas y la colocó sobre sus cabellos. Destania el paso del joven. Sólo separábalos la todas las eventualidades sin imaginar prefragilidad de una cortina de muselina que cisamente la más dolorosa. Algunos días pués, poco a poco, gradualmente, mezclando la muerte a la vida en un trabajo de una temblaba en sus manos. Mauricio levantó la después, una tarde, en la alcoba, como ella trama complicada y de una delicadeza macabeza y acortó el paso; pero ella perma. arreglase sus cabellos para la noche, presa ravillosa, supo atenuar el horror de lo irreneció Inmóvil, el alma temblorosa y crispa de repente de una laxitud infinita en todos parable y traer de nuevo la paz cotidiana da; y mucho después estaba aún alli, con sus miembros, fué a la ventana y acodada al corazón desolado de Mauricio.
grandes lágrimas que 110 caian, en el ángulo allí, respiró hondamente la frescura nocturde sus ojos.
na. Era en la primavera. Había caído una Así, y por un encadenamiento natural de tormenta por la tarde; aquí y allá, en las las cosas, fué como este último, un año y Mauricio solo volvió años más tarde. Oh!
medio más tarde, penso en pedirla por esposa.
depresiones del suelo, lucían algwios charqué de veces Divina descontó la emociones cos; subía un olor penetrante de tierra mo El ensueño de su juventud terminaba, de este retorno! En provincia más que en jada y verdores refrescados, y por monien pues, en este afligente epilogo. Ah, ciertaninguna otra parte, en la inmutable monotonia tos pasaban algunas brisas tan dulces que mente, no fué sin una dolorosa ironía como cotidiana, la vida interior asume en los seres hacían cerrar los ojos. Divina permanecia vistió, casi a los treinta años, el traje blanpropensos a ella una extraordinaria intensi alli, nmóvil, con la pesada cabellera caida co de las desposadas. y ya en la iglesia, dad. Alli se elaboran esos destinos solita hacia un lado; sentía en su corazón y en algo de sacrificado y de extático se traslurios, monumentos de un alma grandiosa o su carne un desaliento sin limites. De pronto, ció en ella, tan visiblemente, que hasta los melancólica, elevados piedra a piedra y dia sobre la ancha acera de la avenida, frente concurrentes menos advertidos lo notaron.
a dia en gloria de un sentimiento único. a ella, distinguió a Lidia y a Mauricio que En esta nueva morada donde ella venia Asi durante estos lentos años, Divina había volvian juntos de cierta fiesta de familia. a «sustituir a la desaparecida, encontró lo.
concentrado toda su actividad sentimental Caminaban lentamente, con el paso de los que había previsto: un afecto leal, un hogar en el recuerdo de los dos meses pasados enamorados, y en el silencio del barrio de melancólico, y la calma. Sin einbargo, dos con Mauricio. Ni un solo día cesó de pensierto el ruido de sus voces era casi per cosas sangraban todavía en ella. Sucedia sar en ello. En el fondo de su alma había ceptible. Divina habiase inclinado; los seguia a menudo que Mauricio tomaba al pequeño edificado una especie de oratorio confiden con la mirada perdida y fija, y cuando ellos René era el nombre del niño y sin decir cial, en el cual se encerraba largas horas, entraron en la sombra más espesa de los nada le miraba con los ojos nublados: y entregada a los extenuantes goces de la árboles, se dejó caer de rodillas, el corazón Divina, adelantándose ella misma al sufriesperanza. Nadie sospechaba este misterio desgarrado fibra por fibra por una congoja miento, decía. Cómo se parece a Lidia. de ternura que ella guardaba celosamente, atroz, y sin una queja, se desvaneció. no es cierto, amigo inio. Que no pudiera y era esto una delectación cuyo anormal Después del casamiento de Lidia, que en ese momento llorar ella también las tirefinamiento su corazón, al crecer, gustaba siguió, Divina vivió sobre los despojos de bias lágrimas que Mauricio dejaba correr cada vez más.
su sueño. En torno suyo, ninguno sabia nada sin enjugarlas por su barba! No obstante.
Cuando de nuevo se encontró frente a del drama que había trastornado su cora una gran dicha que no esperaba le llegó.
frente con el joven, sintió hasta el corazón zón. Perdió el color; la onda de sangre Sintió que iba a ser madre, y este pensaun frio de parálisis y sólo le tendió una luminosa y clara que la esperanza había miento reabrió en ella las fuentes agotadas manita inerte y descolorida de muerta. Ay. llevado a la superficie se retiró al interior; y fué como un agua que salta, que fluye. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica