Repertorio Americano 2001 345 Seda ta nuestra ENERACIÓN desventuraDe súbito, en el silenApeuas si abría el pecio y la tenebrosidad del cho a la esperanza, la fanfatidico horizonte, resons tasía a la ilusión y los ojos una voz potente, ora ca.
al panorama, para otros ririciosa como un halago sueño, de la vida, cuando materno, ora sacudiente encontró que el suelo trecomo una descarga elécpitaba bajo sus plantas, y trica, ora rugiente como una tempestad de fuego fiera herida, ora tonanazotaba sus sienes, y el te como rayo vengador; vaho satánico de la muervoz demoledora del cadute aleteaba sobre sus homco edificio resquebrajado, condenatoria de los yebros, y acababa, en torno rros y vicios pretéritos, siiyo, por desplomarse to do, todo lo existente.
pregonadora de una nne.
Avanzó la infeliz, tova vida; eco sacro de reforma y de castigo, que, peteando como un ciego, llamando esa desorientada por entre los deshechos y el polvo de las ruinas, juventud a la confianza, a la venganza y a la achasta caer sobre las osamentas de la ruta, y sentir.
ción, infundió en su sér, enrojecida, lagrimeante, el prematuramente agotado, el fresco tónico del ideal pie del invasor sorpresivo y el calor de una fe que y aleve, encaramado soella misma juzgó para bre la orgullosa cerviz.
siempre ahogada y ex¿Quién, más que esa juventud, en mala hora surtinguida. alzóse esa generagida a la existencia, sación desventurada, y reboreó con más desencancobró el mayor de los to, con más desesperación, bienes la esperanza Y, la vergüenza y la humiLázaro gentil tocado de llación del vecimiento?
resurrección, voló resigVíctima de inveterados nada, si 110 gozosa, a lleerrores, holocausto inonar, en torno del vate, cente, y hasta ignorante, de ajenos desvios, comdel apóstol, del vidente, su fatal misión de repoprendióse condenada, dessición infatigable, de rede el amanecer de sus construcción pertinaz, de días primaverales, a bre.
rencor reconfortante, y gar y a sufrir, y aceptó trágico papel de expiación, preparación paciente de las futuras sanciones y de miseria, de reconstrucdesquites.
ción y resurgimiento, que así discerniale una fata¿Quién el vate, el após.
tol, el vidente?
lidad tan injusta como El gran escritor en la intimidad: González Prada.
cruel e ininteligible, y alista la goma de pegar los recortes de sus articulos.
penetró cabizbaja en su senda de abrojos, y perEs en un modesto, pero diose, trémula y vacilante, por entre la negra fumarola del fulgurante albergue, alto y extremo de la calle de Villegas (1. general incendio, en que, ante su mirada, ávida e interroga fraternalmente ofrendado por su dueño, el rútilo y verboso dorada, ofrecíase envuelto el incierto porvenir.
Carlos Rey de Castro, donde se celebran los cenáculos de Sin brújula, sin experiencia, sin rumbo visible, sin norte aquel apostolado cuasi infantil, treintena selecta de almas nuedefinido y seguro; sin un astro amigo y luminoso que orientase vas, que acude a escuchar y beber de los labios del maestro su laboriosa jornada, sentose al cabo, fatigada y meditabunda, el evangelio de la regeneración social; la oración dominica de abandonada y sola, como el Romano sobre los despojos de la la abnegación y del deber, y el santo credo de la retaliación Cartago derruida, en pleno desfallecimiento de ánimo, en esa y del patriotismo.
gélida orfandad de quienes, sin familia y sin patria, abruma Allí, la ardiente triade de los Amézaga Jorge, Carlos y dos por la lucha tenaz, tan larga como inútil, evocan la muerte Emilio vertiendo los dos primeros el chispeante venero de para término de su desdicha.
su palabra y de su pluma, y el último el torrente de sus Exangüe el organismo social, aplanado y como muerto el inspiradas armonías; alli el displicente, aunque benévolo Patrón, espiritu público por la magnitud y la extensión del repentino erudito gigantesco, mnemonico prodigio azote instantáneo, derrumbe, descalificados todos los grandes corifeos, por tierra rigido, implacable de los extremos alardes en que reboza a que.
todas las celebridades, humo vano todos los prestigios. a dónde Ila turba de «imberbes palabreros y vacíos. allí Alberto Quimni a quien volver los ojos en pos de consuelo, de vigor, de simpatía. 1) Angulo a esquina Villegas Pilitricas. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica