282 Repertorio Americano Lira chilena contemporánea Maria Magdalena hacia la amarga luz del firmamento. Nadie estará de Dios nunca más cerca!
Maria Magdalena, entre los esplendores del Gólgota, tu yergues tu pagana hermosura.
Tu cabellera rubia es un río de amores que se ha volcado sobre la Sagrada Escritura.
De sangre celeste y melodiosa brotó la luz y apareció el Mesías que volaba como una mariposa sobre la santa hoguera de Isaías. Sí, le amaste, le amaste! En vano la Sagrada Escritura lo calla. Tu amor, ensueño blondo, torrente derramado, ansiosa llamarada, no cabe en el silencio; es más ancho, más hondo!
Santo del muladar, lepra que canta.
hacia los siglos como un bosque eterno!
Fué toda melodía tu garganta.
Aún la oye Luzbel en el infierno!
ANGEL CRUCHAGA SANTA MARÍA Lo sabían las rosas, el viento lo sabía; la noche en sus rumores inmensos lo cantaba Era suyo. decía con voz de luz el dia.
La roca sin entrañas, gemia. Era su esclava!
Santiago, Chile.
Barco bohemio Nadie lo adivinaba, nadie lo comprendía, iy esos ojos azules que lo adoraron tanto. después de veinte siglos, lo gritan todavía al través de la pena, del silencio y del llanto!
Hazte a la mar, buen marinero, y clava en el palo mayor, como bandera del velero, todo en llamas, mi corazón.
amaste, si, le amaste. La suave Palestina sintió pasar tu humilde sandalia en busca de El. por ese amor mudo, para ti, cada espina fué rosa, cada injuria breve sorbo de miel.
Suelta las velas a la brisa salobre y al beso del sol.
Como en el viento la ceniza, se irá el velero mecedor.
Anior montaña; amor que nunca hubiera sido capaz de resistirlo el corazón del hombre; amor que iba hacia el cielo. Oh, quien hubiera oído tu fina voz hebrea pronunciando su nombre!
Más allá del cielo que abarca tu ojo de lobo escrutador, a mujeres de otra cortarca daré este vino de mi barca, generoso vino de amor Tu amor ardió en la sombra de un silencio siniestro.
Tus besos no alcanzaron a restallar bravios, y al morir te llevaste la imagen del Maestro clavada allá en el fondo de tus ojos judíos!
Hacia los puertos, marinero, de blancas mujeres en flor.
que están aguardando el velero en un anhelo sufridor!
DANIEL DE LA VEGA Santiago, Chile.
La evocación de Job Hacia los puertos lujuriosos en que la vida es tentación, y se dan, rubios y carnosos, los frutos de la perdición!
Santo del muladar, terrible santo, tu alarido de piedra hacia el Eterno es una torre trémula de espanto. Con tu cilicio se aromó el infierno!
Hazte a la mar, lobo marino, y clava en el palo mayor mi corazón de peregrino.
En cada puerto del camino alguien sabrá de dónde vino este velero del Amor.
Santo de Hus: tus llagas y tus manos fecundaron las rosas.
Diste un rayo de luz a los gusanos.
y hablaste del Mesías a las cosas.
CARLOS PRÉNDEZ SALDIAS Santiago, Chile, Inefable profeta de Iduinea, Padre del mundo, de la muerte abuelo, tu azul desgarramiento fué una tea sumergida en la noche y en el cielo. Oh milenario surco del tormento, tu voz se alzó como una espina terca Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica