Repertorio Americano 61 Grandes de España Grandmontagne y de Maeztu YA A es una insigne fortuna pasar las horas en San Sebastián, a la sombra del monte Urgull. Pues qué diremos si al encanto de la belleza del lugar se añade el regalo de la buena compañía? Dos escritores, oriundos del pais vasco y bien conocidos y justamente admirados del lector argentino. Francisco Grandmontagne y Ramiro de Maeztu fuéronme el regalo que digo. Otros muchos veraneaban por vecinas playas, pero la suerte no nos puso en la misma senda y así pasamos sin vernos. Cierto que pude ir a ellos y sé cómo me hubieran recibido; que son españoles. Pero por un sentimiento supersticioso, si queréis de la dignidad profesional aunque sin asomo de terquedad ni menos, Dios mío, de vanidosa presunción no he querido forzar el encuentro de nadie. Nada pido, ni siquiera un desocupado adjetivo, y no deseo que se me confunda. O, por mejor decir, y para decirlo todo, si algo busco siempre, en la patria o fuera de ella, es la riqueza de la buena amistad. así, en lugar de ir alargando las manos, premiosas por tales tesoros, nrás bien dudo, como parece lo justo, si serán para mí.
En todo caso, no habrá quien se queje de falta de cordialidad por los caminos de España. Aun el que no la busca la encuentra, y un argentino a cada vuelta y recodo.
Hablemos de los amigos. Un episodio reciente presentó a De Maeztu y Grandmontagne unidos en una misma adhesión. No obstante que cada cual ha explicado los particulares motivos de su actitud, pondré por mi parte que uno y otro representan caracteres de una vigorosa independencia, y que, por lo demás, aunque se les haya visto en el campo de una lente misma, con semejanza de gesto, es seguro que pocos hombres andarán por el mundo de tan diferente perfil y aun de tan opuestas tendencias como De Maeztu Grandmontagne. Si no fuera que el cariño los vinculó desde temprano, mucho tiempo hace que ideas y pareceres divergentes los hubieran colocado, acaso, en campamentos separados ja enemigos.
Grandmontagne no vive en Madrid; tiene su casa una casa con dos hijos que cuidar en este blando seno donostiarra, y apenas si va a la corte (es decir, a la villa, que a la corte no irá nunca. cuando los aguaceros de la costa, que caen por semanas y meses, sin escampar un solo instante, amenazan volverle la sangre de agua; lo ha referido ya con la debida gracia. Entonces baja a secarse a Madrid, capital solar ciertamente; posa su ojo zahori sobre todas las cosas; escudriña los problemas de la hora; escruta el horizonte de los días por venir, y retorna, cargado de asuntos, a su mesa de colaborador de El Sol y de Caras y Caretas y de La Prensa, repartida su atención entre España y la Argentina. cómo se le quiere en Madrid!
Alli fué donde (en la posada de San Pedro) se sirvió gran banquete en su honor. ungido de las letras, embajador hispano. según el verso con que lo despidiera Antonio Machado, poeta de los mayores de la peninsula. Enrique de Mesa, Azorín, Jerónimo Villalba y Ramón Pérez de Ayala firmaban la «cédula del convite. En él querían celebrar (copiaremos hermosas palabras. ingenio felicísimo que ha conducido al habla castellana a términos de afluenGRANDMONTAGNE cia, vigor, galanura y donaire, dificultosos de emular, espíritu diDE MAEZTU serto, que ha sabido elucidar los más contrapuestos negocios con (Vistos por Bagaría. doctrina suasoria y nada árida; inventiva y arte maestra en obras de imaginación, sutilidad y fino concepto en obras de costumbres; fecundidad jamás fatigada ni fatigosa, del numen, desparramado en gacetas y hojas cotidianas; y en fin, la edificación en la persona y el dechado en la trayectoria de tal vida, siempre adelante desde el Viejo al Nuevo Mundo. Todo esto festejaron y celebraron los artistas españoles en quien como Hernando Cortés «conquistó tierras conquistando voluntades y supo ganar amigos sin buscar agradecidos. Infiérase de la donosura de la cédulas las bellas y preclaras cosas que en la posada se pasaron. la Argentina se iba el agaY Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica