SO EEPERTORIO AMERICANO La hortaliza Cálidamente rojos como unos corazones, isalud! Ya están maduros los pimientos morrones.
Sus grandes hojas grises endurece el repollo escondiendo la tierna palidez del cogollo.
alabados por los hombres, merecen la aprobación de Dios. El niño dijo entonces. Puedo yo empezar ahora a recoger esta clase de riquezas o he de esperar para ello que crezca y llegue a ser hombre. La madre le puso las manos en la cabeza y dijo. Hoy mismo, si oyes la voz del Señor que promete que hallarán lo que busquen quienes buscan temprano. el niño dijo seriamente. Dime cómo puedo llegar a ser rico a los ojos de Dios. Entonces ella le miró con ternura y dijo. Arrodillate cada noche y cada mañana, y ruega que resida en tu corazón el amor de Dios; obedece sus preceptos, y trata todos los días de tu vida de ser bueno y de hacer bien a todo el mundo. Así, si eres pobre de bienes en la tierra, serás rico de fé y heredarás el reino de los cielos.
Su blanca cabeza ácida entierra la cebolla; mas ya los pobres echan de su hoja verde a la olla. las crespas lechugas tendrán quien las consagre pronto con el aceite, con la sal y el vinagre.
Mi tierna azúcar roja, dice la remolacha, sabe a choclo, a sandía y a boca de muchacha.
El culantro levanta su umbela; el perejil la suya; son parientes en más de un don sutil. Contudo por Luis MANTILLA Educación Infantil en los Jardines de Ninos. Nueva York, 1956. En su piel grana el rábano picante evita el sol, y el tomate al sol lustra su dorado arrebol.
Soldado Como en los viejos días en que eras noble emblema, job, apio, con tus gajos, corona mi poema!
Luis Franco Buenos Aires. Rep. Argentina.
Los tesoros esenciales Un niñito estaba sentado al lado de su madre y miraba silencioso el fuego del hogar. De repente, como si se viera libre de un triste pensainiento, con ojos alegres dijo a su madre. Mamá, yo quiero ser rico. Por qué quieres ser rico, hijo mío. el niño contestó: Todo el mundo alaba al rico; todos le buscan. El forastero que comió con nosotros. ayer, preguntó quién era el más rico del pueblo. En la es. cuela hay un niño modorro, que jamás se sabe la lección, y a veces dice malas palabras, y. sin embargo, los demás no se lo llevan a mal porque dicen que es rico. Entendió la madre que su hijo corría peligro de creer que las riquezas podían suplir el lugar de la bondad, o servir de disculpa a la indolencia, o prestar honra a los que se portan mal, y entonces dijo. Qué quiere decir ser rico. y el niño contestó. No lo sé, pero dime lo que debo hacer para llegar a ser rico a fin de que todo el mundo me busque y me celebre. La madre replicó. Llegar a ser rico significa llegar a tener dinero, y para conseguir esto debes esperar que seas hombre. Pusose el niño triste y dijo. no habrá medio de que yo desde ahora empiece a ser rico. Ella contestó. El dinero no es la única ni la verdadera riqueza; el fuego puede quemarle, el agua y el viento arrebatarlo, el orín le gasta y el ladrón se apodera de él. Agóbianse los hombres de trabajo para obtenerlo, pero no se lo llevan consigo al morir. El alma del más opulento principe sale sin ropaje como la del mendigo que pedía linosna en los caminos reales. Hay otra clase de riquezas que no se guarda en bolsa sino en el corazón, y los que las poseen, si no ¡Soldado!
Tu sable y tu escopeta; tu ros y tu caballo. Soldado!
Huestes imaginarias siguen tu voz de mando. Soldado!
Frunces el ceño y huyen dispersos los contrarios.
iSoldado!
Toda la casa llena de estrépito tu paso.
Bien lo adivinas, hijo. quién te hizo adivinarlo?
Si eres como yo quiero tendrás que ser soldadio.
Soldado, aunque no quieras, pero soldado raso, sin galones ni estrellas, en combate diario.
Soldado, aunque no quieras, sólo con que hablé alto tu corazón y escuche lo que hablan tus hermanos. Soldado!
Firme sin juramentos y sin hazañas bravo. Soldado!
Soldado a todas horas, alerta y arma al brazo. Soldado!
Contra el odio y la guerra, contra todo lo falso, contra todo lo impuro. Soldado!
ENRIQUE Diez CANEDO (Algunos ersos, Madrid. 1924. Imprenta y Libreria Alsina San José de Costa Rica Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica