REPERTORIO AMERICANO 203 Página lírica de Fernán Silva Valdés Del tomo Poemas Natioos. Rio de la Plata. MCMXXV. Agencia de Libreria y Publicaciones. Montevideo, Buenos Aires. Al Sr. Silva Valdés damos las gracias por el el honor y el deleite que nos ha dado con el envio del ejemplar que ahora extractemos.
El pago hasta que amanece el dia en el canto de los pájaros. al amanecer parece que en las cosas aleteara el afán de agradar al Creador: y así el ceibal florido tiene el color del vino, y el trigal sazonado tiene el color del pan. Es un rincón de América vigilado por los teruteros.
Tiene un río charrúa con montes siempre verdes e islotes encantados; los indios en su lengua le llamaban el río de los pájaros pintados.
Las olas al correr deletrean su nombre ahuecando las des y puliendo las ies. Cómo endulzan la boca los nombres guaraníes!
Tiene (digo) tenia, una mujer hermosa que lloró al despedirme y a quien nunca más vi; una mujer que les gustaba a todos y sobre todo a mi.
Aunque en el nada ocurre que le interese al mundo, todo allí es comentado como acontecimiento: que han aullado los perros porque anda una «uz mala; que el rio no da paso; que ha cambiado el viento; que murio la calandria guachita que cantaba Quejándose de pobre, quejándose de vieja, alls, de tarde en tarde pasaba una carreta; con sus bueyes guampudos de pinta criolla, y el carrero, jinete en caballo maceta, alegrando el camino con la picana al brazo, con un canto en la boca y una flor colorada en la oreja.
En sus campos verdes, en sus campos oros, cuando los dias caen sangrando su color, ante el horizonte los cuernos de los toros le improvisan paréntesis al sol.
Es un rincón de América vigilado por los teruteros.
Está como embrujado por cuentos y leyendas; por un cerro encantado que clarea de ánimas; y una novia con túnica blanca que se asoma al sendero cuando mengua la luna en domingo y al jinete que pasa se le sienta en el anca del pingo.
Está como embrujado por cuentos y leyendas: en la gran cocina, cerca del fogón, algún gaucho viejo relataba sucesos de un tiempo mejor; cuando aquel caudillo en tal revolución desafio al contrario y se atropellaron bien montados los dos; y habiendo mojado por igual las chuzas, uno cayó hacia un lado, otro hacia atrás cayo; y heridos y de a pie siguieron todavía la pelea facon.
unos dicen que ganó el colorado y otros que el blanco ganó.
Así iban pasando pedazos de historia por la voz erizada de lanzas del viejo narrador.
el tala.
Es un rincón de América vigilado por los teruteros, Alli los hombres son todavía románticos; hasta el mozo crudo en la mala fortuna suele amenguar sus cuitas cantando en la guitarra estilos y vidalitas, En los meses de otoño se siembran los trigos, se hace en el verano la recolección, y allá, de tiempo en tiempo se va a alguna fiesta al trote chasquero del pingo mejor.
Es un rincón de América vigilada por los teruteros.
En sus días de fuego, cuando la sombra se hace densa y menor, la chicharra invisible, patrona de la siesta, hace dormir los árboles con su agreste arrorro.
En sus tardes serenas vienen bajando al llano, como por escalones de cerros y colinas, las notas alargadas que suenan los cencerros. colgados al pescuezo de las yeguas madrinas. veces, por la noche, un jinete emponchado galopa pitando su pucho de chala, y a la noche oscura le va dando estrellas en cada pitada.
Luego un silencio noble se extiende por el campo; los ranchos apagan su ojo iluminado; y la noche se scuesta sobre el ponche del pasto, Paisajes, canciones, labores; flores, y al linde: el cementerio sin cura ni ciprés donde se piensa en serio por la primera vez.
El clarin Viejo clarin de las revoluciones, cuando dabas tu toque de carga eras un espolin hincándose en las almas. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica