AnarchismBolshevism

Zig Zag Repertorio Americano 227 no quisiéramos terminar este breve comentario sin me había emborrachado por primera vez. Qué frio mencionar la conquista de las rutas oceánicas, senti al ser abrazado! Ni juntando todas las noches publicado en la Biblioteca Histórica Iberoamericana, heladas que he pasado en el mar con todos los cierque ha fundado y que dirige, y su Historia de la zos que me agrietaron la piel, se recogería el frío América española, obra en ocho gruesos tomos (los de los brazos del Ankou. IMe ahogaba! Pero escapé.
dos últimos están en prensa. que resulta un verda. Por algo tenía diez y seis años. Por algo habia dero monumento del genio hispano, y una afirmación doblado velas de bergantin dentro de fuertes vientos.
del porvenir esplendoroso que se abre para las Un mordisco hondo en el pecho hueco del Ankou nuevas Repúblicas, llenas de potencialidad.
me liberto del abrazo mortal. Su hoz no se dobló ANDRES REVESZ.
en mi cuerpo. Se doblaron sus brazos. El fresco chorro de mi risa burlona mezclóse al ronco grito (De Madrid. de su rabia. la juventud sana, musculada, fuerte y ágil del marinero bretón, Janick, se irguió a nuestro lado.
Dietario en Vimos su llama en lo oscuro. Sentimos su primavera enroscarse a él como la seda de las banderas se enrosca a las astas. Hubiéramos querido fijarnos en Marinero bretón sus blancos dientes de lobo, en sus rojos labios quemantes, en su reir triunfal. Se sentia bellamente ame des matelots est sueur de la mer pále.
fuerte en la sombra el marinero.
ANATOLE. LE BRAZ. a qué sabía el Ankou? preguntamos a Janick. Qué sabor dejó la muerte entre tus dientes EN alta mar, y en noche de oleaje y de negruras, y en tus labios?
marinero de Port Blanc, tierra de la Bretaña, nos Un sabor a niebla, a niebla acenizada como la contaste la balada del Ankou.
que el vapor, atravesará mañana. Muérdala, señor y Nos acordamos. Tu nombre era Janick. Y, sentado me dirá. El sabor del Ankou nunca puede olvidarse.
a nuestra vera, felino, lleno de mar, pudimos tomarte Oscuridad. Noche. Mar.
por el marinero joven que sirvió de modelo a Henri ¿Podía ser que aquella juventud tan joven recorMatisse.
dara a la Muerte?
El Ankou es el obrero de la muerte. Narrabas En la tierra firme, caían las doce de los campade noche bajo un marino cielo largo Tu adoles narios.
cencia rubia, tu fuerza probada en los vientos, tu color de pan cariñosamente horneado, repelían las Er diálogo de Riabinin y de Dedoff imágenes de la muerte que evocabas y hacías plástica con una voz sin matiz y con un gesto errante. Garscin Vsevolod fué un bolchevique del pre bol. Después del angelus nocturno, a fin de luz, cheviquismo; un novelista lleno de mistico ardor de por los caminos de mi tierra, vaga el Ankou. Alto, destrucción.
descarnado, con flácida melena que se desborda del Como Andreieff, como Anoutchine, como Boretzky, inmenso sombrero de fieltro que le cubre la cabeza, como Vladimiroff, como Krouprine, como Artzybacon saco holgado, colgante por la espalda curva sheff, como Dostoievsky, y como tantos otros, creo y por los brazos estirados, oliendo a moho y a des un tipo de excepción sacándolo de un medio copiado composición de tumba, sale a otear los campos, las y con una base de verdad. La Rusja de las inmencasas, las veredas, mientras su cabeza gira en re sas divisiones, que engendró con sus despóticos condondo, como sobre un eje, para que nada y. nadie servatismos las grandes anarquias, se los daba.
le escape.
Vidas de embriaguez y de riqueza inclemente, de ¡Qué terror al percibirlo en la hora baja! Parpadea espasmo doloroso y de agonia inacabable, agotaban la luz angustiosa de dos candelas blancas en el con un sadismo refinado todas las delicias y todos fondo negro de las cuencas vacías del Ankou. Rie los tormentos del mundo. Escritores y poetas se tinieblas su desgarrada boca. Acompaña su paso el abrazaron al pueblo por un sentimiento de piedad chirriar de la hoz que afila a seguido sobre huesos humana y literaria, sentimiento que, lógicamente, humanos.
debia engendrar, contra los altos, otro sentimiento Cnando la hoz se tuerce adolorido de segar de odio, humano también y también literario.
busca para enderezarla al obrero que tiene encen. Había de apóstoles y de guías en ellos. Habia dido el hornal en hora de misa. Cuando se destro de redentores y de místicos que esperaban sincssus zapatos hartos de caminos busca para perar y creían sin creer en una liberación y en un componerlos al zapatero que clavetea suelas malas. mañana. El hospital, el manicomio, los prostíbulos, Cuando se le seca la boca amarga de noches la guerra, las tabernas, los cuarteles, los barrios busca en la taberna para beber, al marinero que por bajos, abastecían su romántica sed de dolor. Todo primera vez se emborracha.
era un verdugo; todo ladrón justificaba sus Un crepúsculo.
actos; toda prostituta era una mujer que fatalmente (Mar borrascoso. Oscuridad. El alto mástil hunde ocupaba su necesaria plaza.
en lo negro su farol que parece una estrella que Garscin Vsevolod fué víctima de él mismo y de sangra. su época. Murió de «parálisis de la voluntad. una Un crepúsculo Janick, el marinero bretón sigue enfermedad que debió nacer expresamente en Rusia hablando el Ankou me estrechó entre sus brazos. y expresamente para matar al escritor. En la taberna de las luces rojas, junto al puerto, Sus críticos, Voljsky y Uscinosky, nos hablan de zan amo Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica