: 364 Repertorio Americano Página lírica de Enrique Banchs LA ESPERA Nada reprocho, nada digo, vuelvo a la altura la mirada: lejos, muy alto, están conmigo el cielo, azul; la nube, blanca.
Yo bien sabía que no duran las cosas nuestras: son palabras. Calla. no sientes cómo curan el cielo, azul; la nube, blanca?
Un gran perdón, y un gran consuelo como en un sueño lavan mi alma. Oh, qué piadoso sueño el cielo, el cielo, azul; la nube, blanca. Tuve algún día, de algún modo, una amargura, una esperanza. Oh, qué me importa! Alli está todo: el cielo, azul; la nube, bļanca. SONETOS Poco tengo preparado para el viaje sin retorno; miro lo que tengo en torno y me digo: no es bastante.
Falta, puro, algún diamante para el alma, un pensamiento que se lleve como el viento vanas obras y quimeras de otros tiempos. Oh, de veras poco tengo preparado!
Siempre hay algo que me advierte lo inseguro del camino.
Yo me digo: es mi destino divagar con el acaso, ir sin rumbo, dar un paso sin saber qué cosa quiero y creer que nada espero si no es lo cotidiano. Mas, que todo eso es vano siempre hay algo que me advierte ¿A qué sirve estar soñando sin ver nunca yivo un sueño?
Desear cosas sin ser dueño de poderlas conseguir, anhelar justicia e ir silencioso lejos della, en la nada ver la estrella, sin amar hablar de amar y ser pronto en olvidar. qué sirve estar soñando?
Pero ¿esperará mi suerte que cambie mi corazón?
Que enderece mi atención a la obra duradera, que acabe esta vaga espera de cosa que nunca viene que el alma se me serene y vea esa bruma enorme de la muerte al fin conforme.
Pero ¿esperará mi syerte?
Mira el símbolo grave de la puerta por la cual se da al mundo la morada: en las horas del día siempre abierta y en la tétrica noche bien cerrada.
Porque una sola no custodia nada, con la otra una hoja se concierta: se apartan cuando el dia azul despierta, pero se juntan en la noche helada.
Somos así. No te amo a toda hora.
De ti me aparto en la tranquila aurora y separado estoy mientras hay calma.
Pero llega el dolor, y al punto acudo, y cual hoja con hoja, alma con alma, somos, contra la Noche, un solo escudo. CIELO AZUL Es una clara noche de verano y canciones de niños se levantan. ahora, ahora que los niños cantan sientes lo que has vivido mal y en vano.
Voces tan puras de algo tan lejano de hondo remordimiento te quebrantan: como ángeles son que se adelantan velándose los ojos con la mano.
Un niño fuiste, tú también, un día, y esta misma canción de ti ascendia y era tu labio puro e inocente, y clara era la noche, estrelas todo, claro tu corazóm. Después, el lodo. Era mejor morir tempranamente!
Con repentino sobresalto. iqué solo estoy. no tengo nada.
vuelvo los ojos a lo alto: el cielo, azul; la nube, blanca.
Qué solo estoy, solo y perdido, rota en pedazos la esperanza.
Pero me entrego al hondo olvido del cielo, azul; la nube, blanca. Oh, cuántos trágicos afanes ceniza son, ceniza amarga.
Calla. no hables. no profanes el cielo, azul; la nube, blanca. Oh, pobres, pobres, lamentables cosas. Llenas de eternidad y son de un día. Oh, ciegas, que no saben todavía lo que duran las rosas. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica