: 176 Repertorio Americano Calpe. Madrid. nado al padre Samamé, cuya vida era tan licenciosa. Eso les dije? Pues, señor cura, ime los volví a que casi siempre estaba preso en la cárcel del con mamar!
vento y suspenso en el ejercicio de sus funciones colorín, colorado, aquí el cuento ha terminado.
sacerdotales. El padre Samamé tenía fama demolondro y, no embargante ser de la orden de prediRICARDO PALMA.
cadores, jamás había subido al púlpito. Pero si no (Tradiciones peruanas.
entendia jota de lugares teológicos ni de oratoria sagrada, era en cambio eximio catador de licores, y váyase lo uno por lo otro.
Abocóse con el comisionado, lo contrató entre Drama nocturno.
copa y copa, y sin darle tiempo para retractarse lo El niño duerme y en su frente pura hizo cabalgar, y sirviéndole él mismo de guía y acompañante salieron ambos caminito de Chancay.
son los bucles de humo vagoroso y dorado, y en la mano de rosas asegura Llegados a Huacho, alborotóse el vecindario con el sonajero de reir cansado.
la noticia de que iba a haber sermón de tres, horas, En la alcoba infantil, como en un nido, y predicado por un fraile de muchas campanillas, y traído al propósito de Lima. Así es que el Viernes cubierta con el ala la pensativa frente, el Angel de la Guarda. se ha dormido; Santo no quedó en Lauriama, Huaura y demás pueblos de cinco leguas la redonda bicho viviente que mas la luz de sus ojos dulcemente. no se trasladara a Huacho para oír a aquel pico de atraviesa los párpados y el ala.
oro de la comunidad dominica. El pabre Samamé subió al sagrado púlpito; in En la estancia contigua, Como un río de seda el silencio resbala.
vocó como pudo al Espíritu Santo, y se despachó como sabe que nadie puede oirlo como a Dios plugo ayudarle.
Al ocuparse de aquellas palabras de Cristo, hoy canción que en Nurenberg cantaba un mirlo.
el cucú del reloj canta la antigua serás conmigo en el paraiso, dijo su reverencia, sobre poco más o menos: Dimas, el buen ladrón, lo salvó su fe; pero a Gestas, el mal ladrón, lo perdió De pronto salta un duende por la abierta ventana y trota hacia el espejo con trote. de ratón, su falta de fe. Mucho me temo, queridos huachanos tiene los pies de lana y oyentes míos, que os condenéis por malos ladrones.
y en la mano un pedazo de carbón.
Un sordo rumor de protesta levantóse en el católico auditorio. Los huachanos se ofendieron, y con Adopta una postura lo más ceremoniosa ante el espejo, luego se hace un guiño justicia, de oírse llamar malos ladrones. Lo de ladroy. rie con su risa feliz de anciano niño nes, por sí solo, era una injuria, aunque podía pasar que le llena de oyuelos las mejillas de rosa.
como floreo de retórica; pero aquel apéndice, aquel Después en la pared más ancha de la alcoba calificativo de malos, era para sublevar el amor procon el trazo infantil de su carbon dibuja pio de cualquiera.
El reverendo, que notó la fatal impresión que sus una imponente bruja.
cabalgando en su escoba.
palabras habían producido, se apresuró a rectificar Una bruja que tiene feas patas de cabra Pero Dios es grande, omnipotente y misericordioso, y un mochuelo posado sobre el hombro; hijos mios, y en él espero que con su ayuda soberana. y, ríe locamente pensando en el asombro y vuestras felices disposiciones, llegaréis a tener fe que va a tener el niño cuando los ojos abra. y a ser todos, sin excepción, buenos, muy buenos ladrones.
Mas ya despertó el Angel y en vuelo de paloma. no estar en el templo, el auditoțio habría pal ha llegado hasta el duende que asustado lo mira; moteado; pero tuvo que limitarse a manifestar su con sus dedos de plata por el cuello lo toma contento con una oleada que parecía un aplauso: y sobre el césped del jardín lo tira. quella dedada de miel fué muy al gusto de todos sonrien sus labios con sonrisa indulgente, los paladares.
mirando huir al duende con la mano en la gorra.
Entretanto, el cura estaba en la sacristía echando Entorna la ventana, suspira dulcemente, chispas, y esperando que descendiese el predicador y con el ala blanca la bruja negra borra.
para reconvenirlo por la insolencia con que había tratado a sus feligreses.
CONRADO NALÉ ROXLO Es mucha desvergüenza, reverendo padre, decirles en su cara lo que les ha dicho. Rep. Argentina. qué les dije? preguntó el fraile sin inmutarse. Que eran malos ladrones. Eso les dije? Pues, señor cura, ime los mamel. Gracias a que después tuvo su paternidad el tino suficiente para dorarles la píldora. qué les dije. Que andando los tiempos, y Dios mediante, serían buenos ladrones.
Imprenta y Libreria Alsina San José de Costa Rica Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica