Repertorio Americano 333.
evitar que una tradición se suicide, que se ciegue pero que no proporcionan, al que a ellas se dedica, una de las pocas fuentes de belleza espontánea que el bienestar seguro y menos aun, la riqueza. cómo siguen fluyendo en el mundoOnelli fué en esta iba a lograrla quien, como Onelli, vivió siempre conocasión el que yo esperaba. Conocía ya la nueva, sagrado a satisfacer su curiosidad de estudioso y de participaba de la alarma, se había adelantado al de escritor y sólo se preocupaba en popularizar el resignio. Se habia adelantado a persuadir a los inte sultado de su estudio y su observación? Había traresados y al Gobierno de que el remedio de la crisis bajado mucho y había recorrido los largos itinerarios, estaba, no en sucumbir ante la vulgaridad cosmo los rincones desconocidos, los lugares remotos. En polita, repitiendo en Patagonia mal lo que en París esa constante, peregrinación de explorador, de sabio y en Düsseldorff se hace mejor, sino, al contrario, y de artista, pues de tan diversos aspectos se foren aferrarse con pureza a los estilos tradicionales, maba su modalidad, acumuló objetos interesantes y luchando por imponerlos prestigiosamente en los bellos recuerdos de nuestro pasado. Los que solían mercados.
visitarlo en el Jardín Zoológico, los han visto, tanto no sé cómo se las arregló pero el caso es que en su casa particular como en un pequeño recinto, pronto unos obreros patagones trabajaban en unos escondido entre los árboles. Eran obras de arte de talleres de tapicería indígena, ya montados en el la época colonial. Imágenes talladas por los indios, mismo Zoológico. Aquel hijo de Roma no podia ver tapices de dibujo primitivo, utensilios de culto labraa un hermoso primitivo sin meterle en un taller, a dos en un estilo rudo, vestuarios en que se revelaba falta de meterle en una vitrina. En el corazón ya le el ingenio indígena en su primer contacto con la tenía, desde el punto de verlo. civilización europea. Las telas, cuyos temas utilizó en sus alfombras, las tablas, los lienzos, cubrían las pa.
Una máxima de Joubert redes, y Onelli se complacía en explicarlos con su Por aquellos mismos días andaban algo preocupalabra sabrosa, con sus anécdotas personales, vinculando su hallazgo y su adquisición a momentos pados aquellos amigos míos porteños que me acompintorescos de su existencia. Es lo que dejó al morir.
pañaron al Zoo; por averiguar si otro amigo mío Constituía esto su único bien, lo único que no se de España, y muy ilustre. era o no un filósofos.
llevaron sus iniciativas generosas, y eso mismo acaba Yo les decia. He aquí una cuestión que yo ni siquiera ende tener un destino, por disposición de la señora de Onelli que tiene el valor de una hermosa actitud, y tiendo. a veces imagino que se suscita sobre un hombre precisamente para evitarse el trabajo de esque, sin duda, interpreta con profunda ternura el pensamiento del admirable compañero de sus días.
tudiar y de revisar lo que el hombre dice. De este La señora de Onelli no tenia más que eso, y que que les ocupa. vale la lección la pena de recogerse. Les enseña a ustedes algo substantivo, les trae algún además de su positiva importancia evocaba con intima y triste dulzura la convivencia de tantos años.
presente espiritual. Se entusiasman, además, en ella; Lo donó al Museo Histórico de Luján, que Onelli sienten el propio ritmo vital acrecido en su compa. amaba, porque en sus salas reviven las costumbres ñía y contacto. Para qué, entonces, andarse en mezargentinas de otro tiempo.
quindades clasificadoras. Para qué fingirle un grifo Es éste un ejemplo que debemos señalar. Los do profesional patentado al manantial en que apagaron nativos no abundan entre nosotros. Son pocos los la sed y se regalaron, por añadidura?
Acabaron por decir, aliviando las proporciones de la que piensan, no obstante poder hacerlo, en las instituciones culturales, en el museo, en la escuela o en cuestión, que de lo que se trataba, sobre todo, era de la Universidad. Todavía no hemos aprendido la libesaber que calificación preferir en las alusiones o citas.
ralidad del dinero que se practica en Europa y que. Ah. No es más que eso. Pues recurran al en Estados Unidos se ha erigido en un deber de consejo de Joseph Joubert. Joseph Joubert ha sido acaso el reaccionario más fino de todo el siglo xix.
utilidad social. es por eso que el gesto de la seAmigo de Chateaubriand, me atreveré a decir si simpatía en los que profesaban a su esposo el afecto ñora de Onelli provocará un movimiento unánime de guiendo los procedimientos de estimación cuantitativa, popular que conquistó con su obra y con su conduta.
caros a cierto condiscípulo de Pio Baroja que Jou El Gobierno de la Provincia podria, sin aminorar la bert resulta un 40 por 100 más interesante que Chabelleza de esa resolución, reflexionar al respecto. La teaubriand. Pues Joseph Joubert es quien decía en señora de Onelli tributa, desde luego, un homenaje sus máximas. Si tu amigo tiene dos nombres, dale conmovedor a la memoria de aquel a quien no se siempre el más bello y el más sonoro. Por lo que toca a Onelli, no creo que se le pue justo en adquirir lo que se le regala, ya que se trata olvidará; mas el Gobierno provincial estaria en lo de dar nombre más bello y más sonoro que el de «sabio. así, como su interés por los tapices trende una persona que realiza un esfuerzo que, espezados me ganó la amistad, he escrito de él que era rémoslo, sea un estímulo para los indiferentes.
una manera de sabio. Basta. La Nación, Buenos Aires. EUGENIO ORS (A. Núm. del 26 de novbre, də 1924, Madrid. La herencia del maestro Onelli Don Clemente Onelli no ha dejado fortuna. Trabajó toda su vida en cosas del espíritu, en cosas que halagan a la inteligencia y, a la sensibilidad, Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica