Civil War

Repertorio Americano 173 Ganivet en España Los libros son pocos, lo cual más favorece que perjudica, si ofrecen variedad de géneros, como ocurre en este caso, Andan ya por el mundo, con vida propia, las ideas de Ganivet, Al llegar los restos y las creaciones de Pio Cid. Tienen una simpatía y una fuerL alcalde de Granada, la bella, ha rogado al de Irún. que za de atracción singulares, que nace de ellos mismos, pero también de la extraña y enigmática personalidad de su autor bre de aquel Ayuntamiento. No era hombre de prejuicios, y de sus misteriosa muerte. Qué dice aquel pavoroso testaGanivet; las cenizas, ceniza son. Si él puede verlas. llegar a mento que sus deudos y amigos no se atrevieron a publicar?
la Aduana y detenerse en la frontera como una mercancía. Cuál fué la razón de su locura?
quizá facilite la tarea del delegado oficial, ayudándole a busLos libros y el espíritu cruzarán toda España al mismo car la correspondiente casilla del Arancel. Su espíritu estaba tiempo que sus restos. No se esfuma tan fácilmente como una bien familiarizado con estos trámites y con estas gestiones.
sombra pasiva y dócil, este español del siglo xix, que tuvo Pero el alcalde de Granada avisa un poco tarde. Será grandes ambiciones de gloria y presenció la ruina de todos todavía tiempo para que vaya alguien más que el funcionario sus sueños. Para los que no podemos leerlos sin evocar senirunés encargado de cumplimentar el ruego? Ahora sabemos timientos de la juventud, los libros bastan. En Granada o en que los restos fueron expedidos de Riga a mediados de febrero.
Riga, Ganivet descansa en paz. Para mí, que no puedo des.
Llegaban al Havre hace una semana. Acaso están ya en la prender la historia de hoy de la fecha en que Ganivet puso estación de Irún. Con la sencillez y modestia que uso en vida, fin a su vida, el paso de sus restos me parece continuación Ganivet habrá vuelto de incógnito a esta España que tanto de aquella dolorosa faena con que la España del 98 liquido amó. Si todavía es tiempo, vaya, por lo menos, a recibirle su destino. Ganivet vuelve. Es el último repatriado.
alguien que comparta con el pueblo granadino ese deber, en LUIS BELLO nombre de sus compañeros y de su España, que es la nuestra. De El Sol, Madrid. Hay en Madrid a pesar de todo un Ateneo. Puede abrirse tregua para que al pasar las cenizas de Ganivet, recordemos su obra. Será preciso improvisar una vez más, después de haber esperado el cuarto de siglo, y esto tampoco le sorEl personaje del drama prendería al espíritu creador de Pio Cid, que conocía tanto a su patria.
Primacía de Ganivet Igual está que estaba podrá decir, España es la misma del 98. Por más de un concepto, vale la pena de volver sobre Tremos todos, con los estudiantes, a recibir a Ganivet. Esta esta afirmación, y demostrarla; pero hoy nos detendríamos, efusión mostrada por escolares, universitarios, encierra un ſnevitablemente, a comparar el Ganivet dei 98 con el Ganivet símbolo feliz. El autor del Idearlum español era, al morir, de hoy. Es su propia figura la que nos interesa. Figura un un estudiante. El estudiante no ha tomado partido. Trabaja, poco ruda y bronca. Traída a nuestra convivencia social, den estudia. Su acción, puramente intelectual, puede darle un critro de nuestras, tertulias, comercios y amistades, destacaría terio para llegar a la otra acción; pero no será ya como escon demasiada personalidad y no tardaría en salirse, deján tudiante, sino comd ciudadano, como soldado que entra en donos la impresión de habernos codeado con una estatua. fuego si el deber le obliga. De aquí la extraña impresión que Tampoco era blanda cera la complexión de otro hombre del 98: nos causa ver cómo se organizan grupos futuros fascios de Costa; nt Miguel de Unamuno se diferencia mucho de ellos. estudiantes católicos. y la resignación con que aceptamos el ¡Mal modelo de cortesanos! Aristas rígidas, hirientes; maneras avance de otros grupos de «estudiantes liberales. Ganivet, francas, pero no efusivas, ni íntimas; pensamientos personales, que estudio siempre; hombre de libros, de ideas, intelectual, no por regla general intrasferibles. La España de esa época va hubiera militado en ninguno de esos grupos. Si ahora le redibujándose ya como fondo de las tres siluetas. Las demás se clamamos nosotros, y si los de enfrente quieren recortarle las borran o fueron siempre borrosas e indecisas. y sólo hay alas para meterle en su corral, es porque hemos vuelto a otra que se acusa cada vez con más energía: la silueta en apasionarnos en una lucha que nos divide. Con estar, en el hiesta de Ramón del Valle Inclán. Costa, Ganivet, Unamu tiempo, tan cerca de nosotros, ocurre con Ganivet lo que con no, Valle Inclán: éstos son los hombres que no crearon el 98, los Santos Padres: todos los predicadores podemos separar pero lo previeron o lo enjuiciaron. Su obra está impregnada en su obra ideas útiles para nuestro sermón.
de la sal amarga de esa fecha, y aunque, por valoración lite Se olvida que Angel Ganivet, español de una pieza, lleraría, cada cual tendrá su lugar separado, una razón histórica vaba dentro de sí mismo toda la guerra civil; como en el es.
los unirá siempre.
píritu libre de Quevedo iba, larvada, toda la guerra religiosa.
Siento haberme dejado llevar, sin necesidad y contra mi Su españolismo fué, quizá, demasiado rudo en la expresión y propósito, del criterio, que ya tengo formado de antemano. en el acento, lo cual puede haberle dado apariencia tosca para Otros juicios interesarán más. Al llegar los restos de Ganivet, algunos intelectuales de hoy que estiman con exceso el puliserán muchos los españoles que lean por primera vez el mento y el bruñido en la mano de obra. Le faltó el arte de Ideario, las Cartas, las novelas. Otros volverán a buscarlas la composición. Fué, ante todo, exuberancia, fuerza, espontapara refrescar lecturas no muy lejanas. habrá también quien neidad. Así como se trata de clasificarle en uno u otro hemisle someta a la terrible revisión que cae fatalmente sobre los ferio político, puede también confinársele al otro lado del 1900, prestigios mejor fundados. El público ha seguido respetando con Valera y Clarín, con Pereda, Alarcón y Galdós. Pero eso.
la fama de Angel Ganivet, pues sus libros se venden hoy más ¿sería justo?
que cuando murió. Pero leído ahora, en frío, con intención No. Conviene impedir tales abusos de arbitrariedad, y, en crítica, cha ganado. ha perdido. Qué resta hoy en pie del este caso, los libros defenderán su causa. No una frase, ni un Ideario de Ganivet? Yo espero, confiado, que con ocasión del párrafo, ni una página bastarán a darnos todo el espíritu conhomenaje, su personalidad literario crecerá, Esta confianza es tradictorio de Ganivet. Su ideario, muchas veces, no es tanto fundada, y no faltará ocasión de verlo. Hoy empieza, en rea suyo como de España. Son ideas del pueblo, y por conocer lidad, ese trabajo de revisión que han de hacerlo otros. su fuerza, las debe aceptar. Además, un hombre de ideas no Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica