186 REPERTORIO AMERICANO en la mano. Descuide, señora, que no la María. Llámalos como gustes; pero Pe ANTOÑONA. Bueno va!
rozaré. Me iré bien pronto. Pepita Jiménez, pita, con sus hechizos de mujer, apartó de SOTILEZA. Pero quien da lo que tiene.
hija de un rey de reyes, señor de los se la senda de luz que yo sigo a un hombre Cuando me enteré de la fiesta, no pude ñores, gala de tu tierra y del mundo, yo a quien el Señor conducía por ella.
contener el mi deseo de venir con mis flosoy Marianela. Se hinca de rodillas. PEPITA. El propio Niño Jesús me ayu res. Lo consulté con el pae Polinar y me Pepita. Marianela. El cielo te bendiga! dó a desviarle. Yo se lo pedí con fervor dijo que bien hacía. desde la tierruca ¡Levántate, muchacha!
aquella inolvidable noche de San Juan. vengo. Me llaman Sotileza. ANTOÑONA. No la toques!
no debía de hacerle mucha falta mi Don PEPITA. Ya, ya. Sólo tú podrias venir de PEPITA. Te quieres callar, Antoñona? Luis cuando fácilmente me le cedió. ha tan lejos limpia y pulida como si salieras Levántate, criatura.
ciendo que todo nos empujase a ambos en del tocador.
MARIANELA (levantándose. Gracias, se la caida. La mutua atracción que nos acer SOTILEZA. Es. que yo de mi natural soy ñorita.
caba; la luna, que entraba por mi ventana asi, señora.
Pepita (contemplandola. Marianela. encantando el lugar con su luz; el olor de Pepita. Bien lo dice el tío Mechelin: que MARIANELA. La huérfana de las minas de las flores que llenaba el ambiente; el rumor ni pisas ni manchas; que vas y vienes como Socartes; la vagabunda, la infeliz; el laza de la fuente del jardincillo. y hasta el eco la pluma mesma por los aires.
rillo de Pablo el ciego. Yo estoy enamo de las picantes coplas de mis criados, que SOTILEZA. No quita el ser pobretuca para rada de mi señorito, y él de mí, porque no nos arrullaban desde lejos. Todo, como te ser limpia como una plata.
puede verme. Si llegasen a ver sus ojos, digo, parecía conjurarse para que Don Luis PEPITA, Eso pregona tu señorio.
como dicen, yo me moriría de dolor. Yo le y yo fuésemos débiles y pecadores. SOTILEZA. Soy callealtera.
cuento a él todas las maravillas de la tierra ahora somos dichosos. Dios nos ha pre PEPITA. Callealtera eres, y en todo punto y del cielo, y de los campos y del mar, y miado con un hijo. Tú, en cambio, María, acreditas tu finura nativa. Yo vivo en casa él me habla de las historias que le lee su dejaste enamorado marqués de Peñalta principal; tú en una bodega de pescadores; padre. La otra noche me dijo. Mariquilla: sollozando delante de un retrato tuyo. pero con el mismo amor dora el sol mis vas a llegarte a los Jardines de Don Juan Marta (suspirando con intimo gozo. Ay! estrados que alumbra el atalaje de tu cuary vas a llevarle a Pepita Jiménez unas flo ANTOÑONA ¡A su merced le gusta el mar tuco. a su luż lo mismo parecen.
recillas de los prados de Aldealcorba de qués, como si lo viera!
Sotileza. Alli vivo sin pesadumbres ni Suso y de los bosques de Saldeoro. MARTA. Sí; pero el marqués, embaucado envidia de nada; limpia de conciencia tamaquí las tienes.
por esta santita, no se ha dado cuenta hasta bién y sin ambición de cosa alguna que no PEPITA. Ponlas tú misma por tu mano con ahora!
sea de mi parigual. Si algo valen las flores esas otras. Alguna cogeré yo luego y se la PEPITA. Ya se la dará, si está de Dios, y que ahora te muestro es porque vienen con ofreceré a mi Niño Jesús.
serás tan feliz a su lado como yo lo soy al aire de no ser sino lo que son; nacieron (Marianela deja también sus flores al pie de mi fracasado. curita.
vecinas de las duras peñas, donde se esdel busto de Don Juan, como en adelante MARTA. Pues ojalá no tarde mucho! Por trella el mar bravío, azote de los pescalas demás figuras que irán saliendo, todas que esto de querer y callar jhace sufrir dores. Tómalas. Pepita las toma y las pone las cuales quedarán asimismo junto a él. tanto. con las demás. Entretanto llega Fortunata ANTOÑONA. Virgen. Ahora una monja y MARÍA. Lo que sea será por la voluntad con unos geranios. una señoritingal ¡Esto es el Arca de Noé. del que todo lo rige y gobierna; de Aquel FORTUNATA. Pues los Madriles no han de (En el fondo han aparecido Marta y Ma para quien yo vivo y por quien muero. faltar tampoco en esta verbena de tanto ria, las célebres heroinas de la novela de rumbo!
Mil gracias derramando Palacio Valdés así titulada. Maria viene de ANTOÑONA. Anda. Una chula!
pasó por estos sotos con presura, monja. Marta, con un trajecillo modesto. FOETUNATA. Una chula, sí. Qué hay con y yéndolos erirando, eso, Fortuna? Una chula. Qué ocurre?
María. Pastores, los que fuer des con sola su misura PEPITA. Fortunata!
allá por las majadas al otero, vestidos los dejó de sil hermosura.
FORTUNATA. Fortunata, sí; la Pitusa. Qué si por ventura vierdes PEPITA. Perdona lo que te dije de mis hay?
aquel que yo más quiero, escrúpulos. Quizá no he debido sentirlos. Pepita. Que bien vengas, mujer. Eres ja: decidle que adolezco, pero y muero.
Acepta ahora estas azucenas que te traigo simpatia en persona.
Buscando mis amores del jardín de las monjas Bernardas de Nieve; FORTUNATA. Soy lo que soy, y no sé si iré por esos montes y riberas, se las ofrezco en ti a tu padre y señor; al caigo bien o caigo mal; pero vengo porque ni cogere las floresta que supo penetrar en los más sutiles y os me lo dita el corazón. Antoñona. No ni temeré las fieras, curos arcanos del amor divino, y convertir gruña usté, señora mía, que tos somos hijos y pasaré los fuertes y fronteras.
a lo hunfano sus mieles, y extraer de ellos de Dios y ca uno habla como puede. Pa MARTA. María. Por los clavos de Cristo, savia para alimentar las flores de un tan chasco!
vuelve en ti! Deja un instantē ahora a tu noble amor terrenal.
ANTOÑONA. Pa chasco!
Amado del cielo, que venimos a honrar a MARTA. Estas que yo te ofrezco son de FORTUNATA. iPa chasco, sí. Oh. Miá esta!
un principe de los ingenios de la tierrae No la huerta de mi padre. Hay, como verás, de Si le paece más fino. Ten ahí tú, Pepita confundas ni mezcles las cosas.
todo lo que da la tierra. Las corté yo misma, Jiménez, este recuerdo de las verbenas de Pepita. Quiénes sois, que creo recordalos Madriles de mi alma. Bien comprendo con la intención de traértelas de todos coros. Es la primera vez que os veo?
lores. Te iba a traer también unos dulces que tú vas por un camino y yo por otro; MARÍA. Somos Marta y María.
hechos por mis manos. Yo soy muy casera pero en una cosa asi me da a mi el coraPEPITA. Ah. Ya decía yo! Bien venidas zón que siempre habemos de encontrary muy aficionada a cocinar. Pero hoy cuaseáis. Os esperaba.
dran aquí más bien flores que dulces, y nos. Tú eres señorío y yo soy pueblo.
MARÍA. Pues yo he de confesarte que he además hubiera sido atrevimiento brindár¡Pueblo! No tengo compostura. Ni ganas.
sentido escrúpulos de venir. Si no es por selos a quien hace los mejores pestiños, Ni entiendo de tiologias tampoco. Ni falta acompañar a Martita.
alfajores y piñonates conocidos.
que me hace. Pero sé que mi historia anda PEPITA. Qué escrúpulos han sido los ya escrita y que en la primera hoja de ella (Inopinadamente ha salido por la izquierda tuyos?
se nombra pa honrarlo al talento que te del jardin Sotileza con unas florecillas tamMaria. Ningunos que puedan empañar en trajo al mundo. por eso, y porque yo no el pensamiento de nadie la gloria que hoy bién; la cual, atreviéndose a hablar, animada pienso las cosas, sino que me llevo de mi por la familiaridad de Martita, dice. disfrutas: sentir, está aquí Fortunata.
Marta. Escrúpulos de monja son los de SOTILEZA. Avergonzada me siento yo de PEPITA. yo te veo con misma alemi hermana.
traer esta pobreza.
gría qne a todas las he visto. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica