270 Repertorio Americano.
glaterra nos recuerda los viejos tiempos, puesta su armadura estatua, me olvidaba decirlo, es una de las más preciosas y en la mano su espada tremenda. Un Robespierre, más o de la sección griega. menos auténtico, está no lejos de un Francisco I, mientras no creáis que viene a destiempo esta cita helena. Aqui que algunos Papas miran a ambos con igual mirada indesci tenéis, con toda su mutilada belleza, la Victoria de Samotracia, frable, como pensando que, realistas o republicanos, los hijos sobre su esquife, al que sus alas servirán de velas. Ya lo de Francia no serán en el futuro sumisos corderos de la dijo un escritor: esta escultura es eterna, por la fascinación apostólica grey. Unas imágenes yacentes, de antiguos duques de lo desconocido. El misterio de su cuerpo decapitado abre germanos, desdicen la humildad aparente de sus vestiduras una interrogación que torna nuestra curiosidad en culto. Pomortuorias franciscanas, con el mármol en que son reprodu nedle brazos a Venus de Milo, y perderá la mitad de su cidas, y los blasones arrogantes de sus escudos.
encanto; dadle su cabeza a la Victoria, y, en vez de un Judith y Holofermes, de Donatello, el famoso Moisés, enigma grato a nuestro afán insaciable por lo ignorado, será de Miguel Angel, una estatua de este mismo, con su cara solamente una obra hermosa del artel griego.
cenuda y su cincel divino, forman otras de las atracciones de luego convenid en el acierto con que se han reunido esta sección.
estas dos cosas caras al espíritu: la Catedral de Nuestra He aquí, salgo diciéndome, qué contrastes: santos y reyes, Señora y el monumento samotracio; es decir, la representafilósofos y papas, todos juntos en la misma galería. El señor ción de la ciudad luz, tras la del pueblo luz.
de Voltaire y Robespierre, Francisco, y Cosme de Médicis. En esta sección, como en casi todas, numerosas y notables Sabe Dios cuántas cosas se dirán en sus interminables horas fotografías complementan las obras exhibidas.
de «soledad en compañía. Pasemos a estas salas, en donde la arquitectura nos preLas otras reproducciones, arquitectonicas, son también de senta sus tesoros: hemos entrado, a lo que parece, en algún gran valor y belleza, pues dan al visitante una cabal idea de regio, alcázar, y no os extrañéis si de pronto aparecen, en vez algunos de los más famosos edificios que haya producido el de estos buenos hombres que cuidan, algún grave caballero hombre, verdadera expresión de las épocas en que fueron o gentil duquesa. Tengo para mí, que el de Alba, cuyo realzados.
trato miráis en la armería, o los Médicis, cuyos bustos no Se encuentran en amplio hall que ocupa el centro del quedan lejos, han de venir a descansar aqui de la curiosidad edificio, y que tiene unos frisos griegos de tamaño enorme, de los visitantes.
que ya le dan cierto aspecto de templo.
Imaginad todo lo que el arte de la Europa del Renacimiento, Un púlpito de la Catedral de Siena, una miniatura del que laboró estas cosas, y el oro de Pierpont Morgan, que templo de Karnak, otra del Arco de Constantino en Roma, el se las trajo para acá, pueden hacer de consuno, y tendréis Panteón. Más allá, el Partenón, todo con una exactitud de una idea de las maravillas que hay en esta galería.
detalles, y una perfección que dan la impresión del mayor Ved el marfil rivalizando con el oro: ved el palacio comrealismo. Hasta pequeñas figurillas, vestidas a la usanza de pitiendo con el templo, los artesonados del techo suntuoso con la época, trajinan bajo las columnas, como con la inquietud, los de la capilla sacra. Ved estos muebles de los Luises, y en esta última copia, del ateniense siempre pronto a discutir estos retablos de puro sabor antiguo. Vírgenes, sillerías de o celebrar el genio.
coro, un altar notable, de la escuela catalana, siglo quince, Sinembargo, el trabajo más hermoso es tal vez la repro procedente de Zaragoza; esculturas en madera, de Santa Bár.
ducción minuciosamente detallada de la Catedral de Nuestra bara, con su torre, San José con su dragón, San Pedro y San Señora de París, como de unos dos metros de frente por Pablo, gravemente apostólicos, y San Martín, a caballo, parcuatro de fondo, poco más o menos.
tiendo con su espada el sayo para dar la mitad al pobre que No podéis imaginaros hasta qué punto se siente el hechizo será el propio Jesús. Ved la fe medioeval, rindiendo culto de su visión, y cómo la mente se aleja internándose en la estas imágenes un tanto ingenuas, pero graciosas en su senpenumbra sagrada de sus bóvedas, hasta los siglos lejanos, cillez.
envueltos en la melancolía del pasado.
Más allá, contemplad el arte bizantino, en el que el crisVed: en esta evocación, aparecen los Príncipes de Valois, tianismo tiene cierto sabor pagano que me complace, porque enfermizos y buenos católicos, y pasan las sombras de los presta la seducción de oriente al culto de Roma. luego, Guisas y de Catalina de Médicis. Aquí han venido, estoy estas vidrieras que adornaron las viejas ventanas ojivales, en cierto de ello, a pedirle a Dios que la degollina de hugonotes las cuales la luz se tamiza y descompone, arrojando una con salga del todo bien; aun cuando ya sabéis que la famosa no fusión de colores sobre los altares, volviendo más cárdeno el che de San Bartolomé no impidió que el gentil Navarro, este lívido cuerpo del Crucificado, más amarillo el oro de las cusbuen Rey Enrique IV, de quien Dumas nos hace partidarios todias, más misteriosa la luz de los candelabros, más sutil la con la magia de su pluma, se instalase después en el trono llama perenne de las lámparas votivas.
de San Luis, y aunque fuése a misa, es dudosa su fe. Ved, Se comprende que al influjo de este ambiente, los hombres las sombras de los. Cardenales Mazarino y Richelieu, que se volviesen santos, místicos locos. Tiene una tan suave conocen mejor el gobierno del estado que el de la grey de seducción sobre el espíritu, con su silencio contemplativo, con Cristo, y la de Madame Pompadour, que se me antoja, aun sus remembranzas divinas. Oh, no conocéis que poder fascicuando no sea una traducción, sino una definición arbitraria, nador tienen estas cristalerias, verdes, azules, rojas, violeta, verdadera «pompa de oro» de aquella edad dorada.
en que el rayo del sol, como a través de un maravilloso filVed estas torres graciosas, en donde la silueta extravagante tro, se descompone en haz multicolor que reviste todas las del jorobado campanero parece escapar de las páginas del cosas de un encanto nuevo y subyugante, propicio para el gran Hugo y asomarse cautelosa tras las ojivas.
éxtasis.
Todo París, galante y caballeresco, pasa al pie de Nuestra Nunca, como en este caso, ha estado tan bien empleado el Señora, y aún entra, y dobla la rodilla, cortesano como es, oro prosaico de Mr. Morgan.
junto al altar, desde donde el Padre Celestial habrá de per Para terminar, anoto dos grupos escultóricos notables: donarle, como a la Magdalena, porque si peca mucho es por Piedad, y El Descendimiento, representando a la Virgen María que ama mucho. Oh, dulce poder del alado Eros, cuya con Cristo, trabajo hecho por desconocido artista para la ca Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica