286 Repertorio Americano Savitri Episodio del MAHABHÁRATA Versión castellana del Dr. M, FREUNDLICH, profesor de lingüistica en la Universidlud Nacional de Córdoba (Rep. Arcentina. Concluye. Véanse las entregas anteriores: 14, 15 y 16. les concedió el permiso, ellos también se sentaron.
Al hijo, ahora, llenos de curiosidad, preguntaron los ermitajos. Por qué no volviste antes, tú mismo y Savitrí. Por qué volviste ya tarde en la noche. Qué te ha impedido?
Padre y madre sufrieron angustia y penas, como nosotros. Lo que te detuvo, no lo sabemos; decirnoslo debes.
SATYAVAXT Previo permiso del padre, me ausenté con Savitri.
Mientras partía leña, sentí dolores en la cabeza, y adolorido me venció el sueño, que mucho tiempo duró.
Nunca, hasta aqui, he dormido tan largo tieinpo.
Ahora, desterrad la pena por mí, oh venerados; no por otra causa atrasose el. nocturno regreso.
Canto VI UN DISCIPULO Mientras tanto, Dyumatsena, el fuerto, Viviendo está Satyavant, ya que la boca de mi inaesti o recuperó la vista, y la mirada despejada notaba todo.
tan sólo pronuncia palabras que libret están de todo engaño.
Con la esposa, entonces, se trasladó a todas las chozas, Los SABIOS profundamente apenado por su hijo. JunSatyavant vive, tan de veras, como que to a ríos y estanques buscáronlo los dos en esta noche, en los signos felices en Savitri se reunen, de que no llegará. bosques y ermitas.
ella a ser viuda.
Cuando oían algún ruido, llevantaban la cabeza esperanzados, BHARADHVATSUA diciendo. Ellos serán, nuestro hijo y Satyavant vive, tan de seguro, conio de su esposa!
Vagando anduvieron con la mente exti la ceguera se apartó, traviada, los pies lastimados, y como cumplió su promesa Savitri, absteniéndose del alimento.
y herido el cuerpo por hierbas cortantes y espinas.
NANDAVYA Todos los bracinanes allí rodearon a los Satyavant vive; lo dicen los hechos de esposos y hablaron que en la dirección que la felicidad palabras consoladoras, conduciéndolos predice, de vuelta a su morada.
ahora las aves gritan, y tú, vuelto a la Distrájolos por el momento el relato de luz del día, caminas.
sorprendentes hazañas de antiguos monarcas; mas, cuando en DHAUNYA la infancia del hijo Satyavant vive, tan de veras, como lo pensaban, ahora que no lo veian, ay, adornan las virtudes entonces se renovaba todas, y los signos de que vivirá largo en ellos su ansia y pena, y exclamaban, tiempo el favorito de los hombres. vencidos de su preocupación: Hijo. dónde estás? tú. dónde estás, Así lo consolaron los ermitaños, haexcelente esposa?
blando verdades, y apreciando todo esto, recuperó su comEL PRACMAX SUVARTSHAS postura y tranquilidad.
De repente, en plena noche, entró soSatvayant vive, tan de veras como Sa lennenente Savitri con su esposo.
vitrí adornada está de buena conducta, de abriegación y del Los BRACMAXES dorninio de sí misma. Necesitaremos indagar por tu felicidad, oh dueño de tierras?
GAUTAMA Ya te contemplamos viendo y reunido con el hijo. duras disciplinas me le, sometido; he ¡Qué goce! El hijo volvió, y con él la leído los Veda esposa, y los Anga; bajo privaciones he vivido y la facultad de ver has recuperado!
mi juventud; he alegrado a mis maestros y cuidado. Todo se ha cumplido, lo que te predijimos, del fuego sagrado; con espíritu pío he cumplido todas las y mayor felicidad aún gozarás dentro promesas; he ayunado también, viviendo tan sólo los bracmanes avivaron el fuego y se del viento según la prescripción; sentaron todos dado me es conocer, por mi vida pasada; alrededor del rey; a su lado paráronse cuál es el futuro de otros.
la esposa del monarca, Esta verdad escucla de iní: Viviendo con el hijo y el lazo. Mas, cuando la está tu hijo. pía reunión GAUTAJA Dyumatsena, de répente recuperó la facultad de ver; tú ignoras la causa de este milagro.
Mas tú, Savitrí. sabes, cual la Diosa Savitrí misma, como una cosa con ofix siempre entrelazada está. De lo que aquí ha ocurrido, conoces, de seguro, la causa. De tideseamos oírlo, entero y conforme a la verdad, si ningún secreto te liga. SAVITRI Es, como tú piensas. Es justo vuestro deseo, y ningún secreto me cierra la boca; escuchad, pues, la verdad: Narada me dijo en otro tiempo, cuando debía morir mi esposo.
Ese día fue hoy; por ello no quise abandonarlo.
Mientras dormía, vino Yama solo yo lo ví con mis ojoslo ató y fué con él hacia el país de los Padres.
Mas, yo alabé al Dios con palabras, cual lo merecía, y; satisfecho, él me acordó cinco gracias; escuchad, cuales son: mi suegro devolvió la vista y el reino; a mi padre y a mí, cien hijos a cada uno; además, a mí, de nuevo al esposo, para que viVamos cuatrocientos años.
Librarlo de la muerte quise también con mi solemne promesa.
de poco. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica