Repeitorio Americano 279 El catálogo de André Gide de Juan Vicente, como tienen hoy cl de Garcia Moreno, al Sobre tales principios descansa la justificación del escritor.
Monstruo que martirizó a! Ecuador.
Recordad que André Gide es de los espíritus que más influenJosé VASCONCELOS cia han ejercido en las nuevas generaciones literarias de Paris.
Ha contado, en su vida inquieta y vagabunda, a más de un (De La Antorcha, México, marzo, 1925. amigo célebre, cuya gloria ha llegado a nosotros como una leyenda prohibida. En aquellas horas en que «el espíritu» languidece en la tibieza de un arte demasiado realista, el sabor de su prosa y de sus ideologias desconcertantes se insinuo en forma que pareció, desde un principio, paradójica. La moralidad se herrumbró en los labios de este clergyman de la XISTE el genio del escándalo. En su intimidad está viviendo literatura: un temblor de espanto corrió por las venas de una belleza que buscaba oponerse a lo natural, desnaturalizando y de hastio, sobre cuyo rodaje cinico viene a fracasar la el mundo y dándole al hombre un lugar preponderante, no sensibilidad, tan cerca de la naturaleza. hemos de destruir como entidad teológica, sino como idea sometida al secreto la sensibilidad para crearnos otra cosa más cerca de nosotros de lo sexual. La tristeza del hastío, un cierto bovarysmo en Inismos. El primer paso es aquel que una literatura ortodoja.
que la sensibilidad era la sola patente de corso en un mar llamaría las acciones inmorales. El caso de André Gide, el de negaciones graciosas y de afirmaciones demasiado graves, maestro de perversidades y de inquietudes, es el más inmi fueron las consecuencias de tal actitud. La sombra del ado.
nente de todos. Oponemos a su inmoralidad de talento la más lescente inevitable, con algo de pentagrama virgen en el fondo cruel y la más honda la inmoralidad de lo sensible, en cuyas de sus frivolidades, atravesó el paisaje descarnado y emotivo amarguras se encerró el egoismo de Maurice Barrés. Fuera de aquella decadencia. Era la época del dandismo ingles por de estas dos posibilidades de la vida, el resto de lo humano lo tanto oculto y serio de Walter Pater, aprendido en las es un juego de cobardias y de traiciones a la movilidad del recetas irónicas de Oscar Wilde, y era el tiempo del Enemigo espíritu.
de las Leyes. Pero el hombre sombrío de Barrég tenia el ¡El catálogo de André Gide! Esto suena como el titulo de pecado, apenas naciente, de la sumisión a los muertos. Enuna novela inacabada de Oscar Wilde, o de un panfleto de tonces, en una tarde de otoño perverso y confidencial, el alma Chesterton. Pero es un hecho, un hecho real que ha conse embarcó en una intención de desplazamiento que debía movido el corazón mismo de París. No busquéis la paradoja, ni ser eterna. hacia las orillas en donde todo lo humano era el capricho, ni ese sentimiento de sequedad del autor de artificial. Sobre ese artificialismo descansa la psicologia de Inmoraliste, según el cual todo dandismo del alma está hecho monedero falso de André Gide, dentro de la cual se salva a base de miseria y de limitación como en el más bajo fondo solamente un adınirable sentido de la crítica.
de un «ghetto» judio, excusad todo movimiento de su inte Vedlo hoy improvisar un nuevo juego de valores. Pero los ligencia, porque este hombre busca limitar, dentro de su mali hombres de carne y hueso, los hombres categóricos, están cia equivoca, las cosas que hubieran conmovido, con lágrimas allí para oponerse a toda ficción ética: que la verdad los es. en los ojos, a cualquier otro espíritu pegado a la tierra. Declaro. panta más que el error. No ha sido por otra cosa que los.
mi antipatía por esta mentalidad mezquina y sin embargo, tan más opuestos tipos de Paris se han dado cita en la venta de clara. Me duele en el alma tener entre mis deyociones el esta biblioteca: la curiosidad de ellos mismos los ha reunido.
anor a muchas de sus páginas e ideologías, agrias y dulces a porque son muy pocos los que perdonan el talento y los un tiempo. Pero no siempre el dolor anduvo cerca del corazón. ensueños que traten de aguzar los que otras generaciones nos André Gide acaba de vender gran parte de su biblioteca han legado, la acción de este espíritu casi ha entumecido en una de las salas del Hotel Drouot. Nąda tiene de impor hasta la misma frialdad de las matemáticas. Han sido los inatancia este hecho. Lo que más interesa en esa venta, a la nuscritos y las ediciones originales de las obras de André que nuestra curiosidad nos empujó en una tarde color de Gide, las que han alcanzado los más altos precios. Hemos hastío de la primavera de Paris, es que entre la colección de visto a una mujer, en una ola de nervios y sedas, aumentar, papeles se encuentran muchos documentos del mismo Gide, y con el más cínico pudor, los ciertos de francos sobre el valor algunas cartas íntimas de grandes escritores franceses aún nominal de aquellas obras que reviven un pasado ya oscure.
vivos, que fueron amigos del maestro en un tiempo no muy cido. Pero las cosas tienen, en las almas avejentadas por la lejano. He aquí una justificación falsą, ardorosamente falsa, y emoción y el placer, el valor de revivirse castamente y de sin embargo triste: aburrirse con desesperación. Por eso nos entusiasmaba el «No he poseído nunca vivamente el gusto de la propiedad, gesto de esta mujer, que no dudó en dar hasta cinco mil franrios declara en el prólogo del catálogo. Creo que la mayor cos por los Poemas de Lord Alfred Douglas, el amigo tráparte de las posesiones de la tierra existen más bien para gico de Wilde, y otros tantos miles por la edición primitiva aumentar el pesar de tener que dejarlas algún día, que para acre de El Coridón, el tratado de Gide sobre la homosexualidad.
centar nuestra alegría. Además, poco cuidadoso como soy, tengo Ea! que la locura suba de precio, que los caprichos se paguen siempre el temor de que los objetos que poseo se maltraten caro, porque el mundo no es sino un aprendizaje del bien por la acción del tiempo; que ello no suceda, si yéndome en vivir para el bien morir. Sobre aquel papel viejo, amarillo, viaje, tengo que abandonarlos por largo tiempo. Proyectando rotulado, que es el manuscrito de los recuerdos de Gide sobre una larga ausencia, he decidido separarme de los libros que Oscar Wilde, muchas congojas deben de haber llovido, para adquirí en un tiempo en que era menos cuerdo, y que no madurar Juego en el más perverso tratado de cinismo que conservaba sino por lujo; y de otros, en fin, que me han sido hombre alguno haya podido mezclar a la ternura y al recuerdo amables cuando despertaban en mí el recuerdo de alguna de horas que se vivieron intensamente, más allá de toda amistad. Agrego los ejemplares que poseo de mis primeros intimidad.
libros, cuyas ediciones originales son raras hoy. Para qué Es este un catálogo de crueldades, de amistades reveladas, conservarlos en un armario de donde nunca habré de sacarlos? de secretos descarnados que se ofrecen hoy a la curiosidad Podrán divertir a algunos bibliófilos, más capacitados que yo del público para divertirlo una vez más, después de aquellas para apreciarlos, intimidades que todo París conoce y odia, con una discreta Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica